Estigmas asociados a ‘lo masculino’ y falta de contención adecuada los predisponen a regular sus emociones mediante autolesiones.
Valeria Brito obtuvo el grado de Magíster en Clínica Infanto Juvenil de la Universidad de Chile con la tesis titulada: “Narrativas de malestar masculinas de conductas autolesivas no suicidas en jóvenes universitarios”, la que fue guiada por la directora de Imhay, Dra. Vania Martínez.
La literatura científica reconoce que por cada cuatro mujeres que presentan autolesiones no suicidas, hay tres varones que siguen la misma conducta, motivados por las mismas razones: no poder regular adecuadamente sus emociones displacenteras. Y, sin embargo, las investigaciones se han centrado tradicionalmente en el campo femenino.
“Eso se explica por varias razones, por ejemplo, influyen las barreras que tienen los hombres para consultar en salud mental”, explica la psicóloga e investigadora de postgrado de Imhay, Valeria Brito. “Las mujeres presentan menos barreras para consultar, son quienes más asisten a los servicios de salud, y la mayoría de los estudios se hacen con muestras clínicas. Entonces, como los hombres consultan menos, se sabe menos sobre ellos”.
Por esta razón, la profesional abordó el tema de las autolesiones en varones jóvenes para su tesis de Magíster en Psicología Clínica de la Universidad de Chile, que aprobó exitosamente bajo la tutoría de la directora del Núcleo Milenio Imhay y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Dra. Vania Martínez.
Con la ayuda del también investigador de Imhay, Dr. Álvaro Jiménez, y basándose en datos del Estudio Longitudinal de Salud Mental en Estudiantes Universitarios (ELSAM) aplicado a estudiantes de educación universitaria de primer año -uno de cuyos ítems se refiere específicamente a conductas autolesivas no suicidas- Valeria Brito contactó a un grupo de once varones que cumplían con los requisitos de su investigación: tener entre 18 y 19 años, haber presentado autolesiones en el último año, e identidad de género masculina “porque nosotros lo que queríamos era estudiar justamente masculinidades, conocer cómo estas autolesiones ocurrían en la población masculina”, dice la psicóloga.
Masculinidad y represión de emociones
Históricamente los hombres han cargado con un mandato de masculinidad que les lleva a reprimir su sentir. Entonces, ante la presencia de emociones displacenteras, la autolesión cumple un rol regulador, comenta la psicóloga.
El enfoque de la investigación de Valeria Brito fue de tipo cualitativo, con un análisis narrativo, ya que se basó en los relatos que los once jóvenes fueron entregándole. De dichas entrevistas, la psicóloga comenta que pudo identificar que algunos de los factores de riesgo de presentar autolesiones provienen de “experiencias tempranas muy complejas, relacionadas con el haber sido víctimas de abuso sexual, maltrato o acoso escolar. Éstas van gatillando un malestar en la persona y condicionan el momento que están viviendo. De esta manera, se manifiestan, por ejemplo, en una autoestima baja; también una autoexigencia académica que les produce alto nivel de estrés y ansiedad; mucho rechazo con su propio cuerpo y experiencias previas de conducta suicida”.
Son esas tensiones, sensaciones displacenteras y acumulación de malestar las que sitúan al joven en un escenario donde se ve sin herramientas para regular sus emociones. “Y aquí entramos en el tema de la masculinidad”, explica la investigadora.
“En la literatura se habla de que los hombres cargan con un mandato de masculinidad que les indica que tienen que reprimir sus emociones desde muy pequeños. Entonces, ante estas emociones displacenteras, están desprovistos de herramientas de regulación emocional, y ahí aparece la autolesión cumpliendo un rol regulador. O sea, ante esta acumulación de tensión por estas circunstancias de vida que están experimentando, encuentran en la autolesión una descarga, mayor calma y tranquilidad. Sin embargo, su efecto es de muy corto plazo y muchas veces está acompañado de mucha culpa”, añade Valeria.
De la investigación se desprende que, a diferencia de las mujeres -que generalmente recurren a autolesionarse con cortes superficiales en la piel-, los varones se provocan quemaduras, heridas, golpean objetos o a sí mismos. “Es una forma desadaptativa de regulación emocional, porque se provocan daño físico y psicológico”, indica Valeria Brito.
Según indica la psicóloga, las mujeres tendrían una mayor capacidad para hablar de lo que les pasa y así regular sus emociones. Sin embargo, los hombres que participaron del estudio indicaron que a ellos no se les permitiría verbalizar lo que les sucede “porque el día en que vayan a hablar con sus papás los van a juzgar, van a pasar vergüenza, los amigos jamás van a aceptar que se hable de emociones. Y ahí está el por qué estudiamos masculinidades: porque vemos diferencias de género”, relata Valeria.
Barreras para el apoyo profesional
De los once participantes en el estudio, cinco habían recibido algún tipo de atención profesional en salud mental, que reconocían como un factor importante para que disminuyeran sus conductas autolesivas. Pero los otros siete, no.
“Eso ya es un indicador importante, porque hablamos de casos que presentan una conducta desadaptativa grave en su integridad física y psicológica. Están sufriendo situaciones de gran riesgo y no han pedido ayuda profesional por el estigma y las barreras asociadas a la vergüenza que significa en los hombres los temas de salud mental”, plantea la investigadora.
Y agrega que “tenemos que promover una disminución en este estigma. En la medida en que los hombres puedan hablar más acerca de su salud mental y de sus emociones, van a tener una mayor predisposición a acceder a atención en salud mental y a recibir ayuda. Ellos viven muy solos sus problemas de salud mental, y lo que tenemos que buscar es todo lo contrario: que puedan apoyarse en las estrategias que se sabe que funcionan y a cargo de profesionales”.
Todo un desafío, dice la psicóloga, porque implica promover redes de apoyo, de amistades y generar espacios donde las personas puedan verbalizar sus emociones. Y por otro lado, generar cambios institucionales, tanto en los servicios de salud -para aprender a pesquisar las autolesiones en varones y derivar adecuadamente-, como en las instituciones de educación, para comprender que dentro del estudiantado masculino también hay conductas autolesivas no suicidas que expresan un sufrimiento oculto.
¿Dónde pedir ayuda?
Pueden contactarse al fono Salud Responde: 600 360 7777 o a Prevención del Suicidio: *4141.
Consultados por el diario El Mercurio, especialistas, entre ellas, la investigadora de Imhay, Dra. Carolina Iturra, señalan que si se opta por utilizarlas, es crucial primero hablar el tema, sobre todo con los adolescentes y los jóvenes veinteañeros, ya que de otra forma se puede minar su autonomía, clave en esas edades.
El atractivo de usar este tipo de aplicaciones, tanto con niños, adolescentes y hasta en jóvenes comenzado sus veinte, recae en que, actualmente, «cómo se comporta la sociedad en el mundo genera que los padres sean más temerosos respecto a la seguridad de sus hijos», dice Carolina Iturra, psicóloga, académica de la U. de Talca e investigadora del Núcleo Milenio Imhay.
Sin embargo, su uso no está exento de riesgos, sobre todo en adolescentes. «Podría ser complejo, porque no dejarían que los hijos fueran capaces de resolver situaciones por sí solos y afectaría la construcción de la identidad. En la adolescencia, los jóvenes están construyendo su identidad, ejerciendo un control sobre ellos mismos y generando un sentido de autoeficacia», indica Iturra.
Así es que utilizar estas aplicaciones «podría implicar que todos estos elementos no se desarrollen apropiadamente, lo que afectaría su bienestar y salud mental», acota.
Por ello, el primer paso, antes de usar estas apps es establecer normas a través del diálogo, como acordar que los hijos llamen cuando lleguen a un lugar o que conversen sobre el contenido web al que acceden.
Si aún así se piensa que es necesario «usar estas aplicaciones, es relevante que exista una conversación y un porqué, que vaya más allá de tratar de manejar la propia ansiedad como padre o el control excesivo», precisa la investigadora de Imhay.
Si los padres de jóvenes en edad universitaria las utilizan con ellos, agrega Iturra, «siempre deberían los jóvenes estar de acuerdo con su uso; de lo contrario, podría hacerlos sentir que no son capaces de regularse a sí mismos y tener efectos en su capacidad de autonomía e independencia».
Lee el artículo publicado por El Mercurio a continuación:
Los trastornos de la conducta alimentaria corresponden a trastornos mentales caracterizados por comportamientos anormales relacionados con la alimentación y que afectan negativamente la salud física y mental de las personas. Las formas más comunes de estos trastornos son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
En el tratamiento por trastorno de la conducta alimentaria se debe incluir a la familia y no se deben buscar culpables, sino que se debe acoger a la persona, apoyarle y mostrarse comprensivo con su situación, recomienda la directora de Imhay, Dra. Vania Martínez.
Cada 2 de junio se conmemora el Día Mundial de Acción por los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) iniciativa creada por la Academia de Trastornos Alimentarios (AED, por sus siglas en inglés) para promover la visibilización de estos problemas de salud, contribuir a su prevención e incentivar a la búsqueda de ayuda para obtener un tratamiento oportuno y adecuado.
Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades que se inician habitualmente en la adolescencia. Es en esta etapa de la vida en que se comienza a lidiar con los cambios corporales, hormonales y se deben enfrentar expectativas y demandas de índole social, intelectual y sexual. Sin embargo, los TCA pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su género, edad o condición social.
No existe una causa única para desarrollar un TCA, sino que hay una serie de variables que pueden influir como, por ejemplo, la predisposición genética, factores ambientales, psicológicos y socioculturales.
La obsesión con la comida, con la pérdida de peso, con el tamaño y la forma del cuerpo pueden ser algunas señales de la presencia de este tipo de problemas. Generalmente estos trastornos se acompañan de otras enfermedades de salud mental (como depresión, ansiedad o abuso de sustancias), de complicaciones médicas físicas (como desnutrición y daño de órganos) y, en ocasiones, puede llevar a la muerte.
Las formas más comunes de trastornos alimentarios son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Estos trastornos son más frecuentes en mujeres que en hombres, en una razón aproximada de 9 mujeres por cada 1 hombre.
“Los trastornos de la conducta alimentaria son temas tabús que lamentablemente, por los estereotipos de belleza que se consideran correctos, muchas veces pasan desapercibidos. En nuestro país, en general, se discrimina mucho en cuanto al físico. Entonces, todo ello va alimentado la insatisfacción con el cuerpo”, indica la psicóloga e investigadora colaboradora de Imhay, Isidora Paiva.
Por su parte, la directora de Imhay y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Dra. Vania Martínez, señala que: “se debe sospechar de un trastorno de la conducta alimentaria cuando existe una pérdida de peso sin motivo conocido, ausencia de menstruación, detención de crecimiento, restricción alimentaria, vómitos recurrentes, realización de ejercicios intensos y excesiva preocupación con la imagen corporal”. Y agrega que requieren especial atención aquellos adolescentes que inician una dieta o se hacen vegetarianos.
“También son de mayor riesgo adolescentes con patologías crónicas como la diabetes mellitus insulino dependiente, bailarinas, atletas de alto rendimiento, modelos”, comenta la Dra. Martínez.
Acompañamiento y apoyo
Los trastornos de la conducta alimentaria requieren de una atención multidisciplinaria que incluye atención médica, nutricional, psicológica y psiquiátrica, de preferencia por equipos especializados o con alto grado de capacitación en estos trastornos. El objetivo es contar con un equipo de profesionales de diversas especialidades que pueda restaurar en la persona una nutrición adecuada, lograr un peso saludable, reducir el ejercicio excesivo, detener las conductas como la de los atracones y favorecer una adecuada autoestima.
De acuerdo a la directora de Imhay, las restricciones alimentarias y los temores e inseguridades asociados a la figura corporal, si bien son frecuentes en los adolescentes, no necesariamente se constituyen en una patología, “por ello, es necesario explorar los síntomas de los trastornos de la conducta alimentaria en forma cuidadosa y en un clima de confianza sin cuestionamientos ni juicios de valor”, indica.
“En el tratamiento siempre se debe incluir a la familia o cuidadores principales y, lo más importante, no se deben buscar culpables, sino que se debe acoger a la persona, apoyarle y mostrarse comprensivo con su situación”, recomienda la especialista.
A continuación podrás ver un video que desde Imhay, con el apoyo del Programa Hablemos de Todo del Injuv, hemos desarrollado para que conozcas más sobre los trastornos de la conducta alimentaria.
Este video se desarrolló gracias al financiamiento de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación a través de su programa de Proyección al Medio Externo.
En el séptimo capítulo del programa “Hablemos de Chile”, se aborda la salud mental y adolescencia en Chile. Para ello, la periodista Lucía López conversa con la Dra. Vania Martínez, directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes, y Álvaro Jiménez, académico de psicología de UDP y también investigador de Imhay.
Según un estudio reciente del Núcleo Milenio Imhay y la Universidad de Chile, se estima que en el país aproximadamente entre el 20% a 25% de los jóvenes tendrán trastornos de salud mental cada año. El año 2022, una encuesta de la Defensoría de la Niñez reveló que los y las adolescentes reconocieron la ansiedad, la depresión y las autolesiones como los problemas de salud más importantes para sus pares; y que el alto costo de atención así como la escasez de actividades de prevención son barreras que impiden mejorar ese escenario.
Álvaro Jiménez, académico de psicología de UDP, asegura que a pesar de los avances en materia de salud mental «todavía hay grandes brechas. Una de ellas tiene que ver con el presupuesto, ya que destinamos menos del 3% del presupuesto total de salud a salud mental”. Y explica que a “nivel de política pública, Chile ha hecho varios avances desde la década de los noventa en adelante. Si nos comparamos con los países latinoamericanos estamos en un mejor pie».
Además, agrega que “la salud mental no es sólo salud, sino que tiene que ver con relaciones sociales y dinámicas sociales más amplias. Por ejemplo, una muy buena política de salud mental, sin ser una política de salud, fue la reducción de la jornada laboral”.
Por su parte, Vania Martínez, directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes, recalca la importancia también de cuidar la salud mental de profesores, profesoras y las personas que trabajan en colegios. Es necesario que cuenten con buenas condiciones de trabajo y se les valore por el rol que tienen en la sociedad.
Hablemos de Chile
Es un programa de conversación sobre los grandes desafíos que enfrenta el país. Cada semana voces de la investigación, la experiencia y el territorio se reúnen para analizar las decisiones y los valores que determinarán nuestro futuro. Con la conducción de Lucía López, el programa es una co-producción entre Media UC, la Pontificia Universidad Católica de Chile y Canal 13C
Hablemos de Chile, estrena cada lunes un nuevo capítulo y cuenta con repeticiones los días: Martes: 12:30 hrs.; Jueves: 19:30 hrs.; Sábado: 21:00 hrs. y Domingo: 23:30 hrs.
Ve el programa a continuación:
La iniciativa busca impulsar la conversación entre jóvenes en cuatro temáticas relevantes para este grupo: sustentabilidad, ansiedad, diversidad sexual y mujeres en la ciencia. En este contexto, el lunes 29 de mayo se realizará un conversatorio abierto al público, donde cada tema será liderado por una personalidad relevante en cada área, quienes estarán acompañados por los investigadores de Imhay, Mariel Labra y Marcelo Crockett.
Para fomentar la comunicación entre los jóvenes y abordar temas de importancia para ellos, se realizará un gran conversatorio llamado “Despierta un cambio”, encuentro organizado por Nescafé, el que tendrá lugar el 29 de mayo desde las 17.30 hasta las 21 horas en el teatro Nescafé de las Artes (Manuel Montt 032, Providencia).
“Despierta un cambio”, como fue llamada la campaña comunicacional liderada por la compañía de café, contó con la asesoría científica de Imhay en el desarrollo de los temas de ansiedad y diversidad sexual. Asimismo, los psicólogos e investigadores de Imhay, Mariel Labra y Marcelo Crockett, junto con protagonizar el contenido audiovisual de la campaña, serán los encargados de hablarle a los jóvenes en el conversatorio que se realizará el lunes.
El objetivo de esta iniciativa es impulsar la conversación relevante para los jóvenes, entregando espacios donde se puedan discutir y exponer diversas experiencias y testimonios. Por ello, cada tema será liderado por una personalidad relevante en cada área.
En sustentabilidad, la expositora principal será Bárbara Hernández, conocida como la “Sirena de Hielo”. Ella, dada su cercanía y gusto por las aguas gélidas, nos contará de su cruzada por la protección de la flora y fauna austral. A ella la acompañará la Fundación Lup, dedicada al reciclaje y reutilización del plástico.
El gimnasta y medallista olímpico, Tomás González será quien lidere la conversación sobre ansiedad. Él contará su historia como deportista de alto rendimiento y su estado actual. Junto a él estará Mariel Labra del Núcleo Milenio Imhay.
Marcelo Crockett, también de Imhay, acompañará a Brandon Zúñiga, más conocido como “La reina de Chile” en Tik Tok, quien llevará la conversación sobre diversidad sexual desde su testimonio de vida y cómo ha enfrentado diversos desafíos.
Finalmente, para hablar sobre Mujeres en la Ciencia estarán las representantes de la Fundación Ingeniosas, quienes junto a la “Chica Rosadita”, Valentina Muñoz, nos contarán sobre la realidad de la participación de las mujeres en la ciencia y cómo podemos ir acortando las brechas. Valentina es feminista y defensora de los Derechos Digitales, advocate para Naciones Unidas, divulgadora de temas TIC.
La actividad es abierta a todo público y se puede asistir de manera gratuita inscribiéndote en el sitio web: https://www.nescafe.com/cl/es-cl/despierta-un-cambio
Entre los asistentes a “Despierta un Cambio” se sorteará un año de productos Nescafé Mixes (Cappuccino, Mokas y Lattes) de regalo.
Más información sobre esta campaña AQUÍ
Consultados por el diario El Mercurio, especialistas, entre ellos, el psiquiatra e investigador de Imhay, Dr. Jorge Gaete, señalan que la elección de ropa supone un medio de identificación en la adolescencia. En época de redes sociales y mayor exposición de la imagen, esta cobra aún más importancia.
Jorge Gaete, investigador del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) y director del Centro de Investigación en Salud Mental Estudiantil (ISME) de la Universidad de los Andes, explica que «hay dos elementos que tienen que ver con la expresión personal. Uno es que la ropa o la imagen puede ser utilizada para sentirse parte de un grupo; para el sentido de pertenencia, que es muy importante en los adolescentes y que se va construyendo de a poco a través de códigos explícitos o implícitos, como por ejemplo, que tengamos los mismos gustos o intereses», señala.
Y si bien «una cosa es la expresión de uno en relación al grupo, también está la expresión de uno en relación a la propia búsqueda de identidad. También la ropa o la imagen externa uno la podría utilizar para expresar aquellas emociones y aquellos intereses que de alguna forma me van definiendo como persona. Eso es un proceso de exploración, y durante la adolescencia en particular, es una etapa del desarrollo muy importante, donde se van examinando distintas visiones».
Volviendo al uso o no uso del uniforme escolar, el médico explica que a nivel de investigaciones científicas «es muy difícil plantear una respuesta definitiva de qué es mejor». Porque si bien algunos estudios destacan el que los alumnos se pueden expresar más al no llevarlos, «los detractores del uso libre de vestimenta dicen que empieza una cierta competencia por la apariencia; por las marcas».
Lee el artículo publicado por El Mercurio a continuación:
Convenio permitirá fortalecer el trabajo de psicoeducación que hace la Fundación Círculo Polar a la comunidad apoyado en la evidencia científica.
El convenio entre Imhay y la Fundación permitirá, entre otras cosas, intercambiar información, generar espacios de colaboración y capacitar a los profesionales de Círculo Polar en la comprensión y evaluación del riesgo suicida y otros temas relacionados con la salud mental de adolescentes y jóvenes.
Una nueva alianza de cooperación firmó el Núcleo Milenio Imhay con una institución del mundo civil. Se trata de la Fundación Círculo Polar, una ONG creada en 2019 por familias de pacientes con trastorno bipolar, con el fin de dar apoyo, información y psicoeducación a todas las personas que lo necesiten.
De manera informal, profesionales de Imhay apoyaban desde hace un tiempo a la institución, por lo que este convenio, recientemente firmado, viene a formalizar y consolidar el vínculo de colaboración. “Hemos estado colaborando mediante actividades de psicoeducación en temáticas de depresión, de trastorno bipolar y de riesgo suicida. Entonces, tener este convenio nos asegura también un trabajo más allá del corto plazo, donde podemos ir planificando y proyectando a futuro”, explica la directora de Imhay, Dra. Vania Martínez.
El trastorno bipolar es una enfermedad que se caracteriza por cambios extremos en el estado de ánimo. Eso provoca que la persona de pronto se sienta eufórica, con energía desbordante, o una irritabilidad inusual; y en otra fase de la enfermedad, que presente un desánimo, tristeza profunda e infelicidad que puede durar días, semanas o incluso meses. Por lo general, los estados depresivos son tres veces más frecuentes que los de euforia, y el riesgo de suicidio es 15 veces mayor que en una persona sin un trastorno del ánimo.
“No tenemos estudios específicos en los trastornos del espectro bipolar, pero sí investigación relacionada en trastornos del ánimo en general y en riesgo suicida, que se relacionan con esta enfermedad. En este sentido, el trastorno bipolar es parte del interés de Imhay de ir ampliando también nuestra área de trabajo”, puntualiza la directora de Imhay.
Mediante este convenio, el material psicoeducativo que nuestro Núcleo Milenio desarrolla en esta temática va a ser trabajado en conjunto con la Fundación para que sea pertinente y apropiado para el público-objetivo.
“Nosotros hacemos un trabajo de acompañamiento a pacientes que están diagnosticados con algún trastorno anímico, sobre todo el trastorno bipolar, y a familiares”, dice Flávia Gal, presidenta de la Fundación Círculo Polar. “Sabemos que es un acompañamiento muy efectivo, pero siempre queremos estar apoyados por la ciencia, y sabemos que Imhay hace investigaciones cuantitativas y cualitativas. Desde ese punto de vista, ese es nuestro mayor interés”.
El convenio entre Imhay y la Fundación permitirá, entre otras cosas, intercambiar información, generar espacios de colaboración y capacitar a los profesionales de Círculo Polar en la comprensión y evaluación del riesgo suicida y otros temas relacionados con la salud mental de adolescentes y jóvenes.
“Estamos formalizando esa colaboración, estrechando lazos y acercándonos más, porque sabemos que todo lo que practicamos con una buena atención tiene que estar amparado por la ciencia para que tenga validez”, recalca la presidenta de Círculo Polar.
Y agrega que: “la experiencia nos dice que cuando uno debuta con un familiar con un trastorno mental -además con un trastorno anímico severo como fue el caso de mi hijo, que presentó también una ideación suicida- uno no sabe qué hacer, está completamente ignorante porque no había tenido contacto antes con este tipo de problemas. Hay mucha ignorancia, culpa y soledad. Por ello, la psicoeducación nos permite tener conocimiento para lidiar con el asunto, nos permite desplazar la culpa y, en su lugar, poner esperanza en los corazones”.
Si quieres saber más de estos temas y de la colaboración entre Imhay y Círculo Polar, te invitamos a ver los siguientes videos:
La actividad, online y de carácter gratuita, será una instancia única para reunir a diferentes profesionales de países de ingresos bajos y medios, y promover el trabajo en la detección e intervención temprana de Psicosis.
Rocío Mayol, investigadora de Imhay y académica de la Universidad de Chile, lidera el equipo que dictará el curso previo al inicio de 14th International Conference on Early Intervention in Mental Health.
Aproximadamente el 80% de la carga de trastornos psicóticos se encuentra en países de bajos y medios ingresos. La insuficiencia de recursos, el estigma y la falta de políticas públicas de salud mental en estos países son algunos de los problemas que deben enfrentar estos pacientes. Por tanto, la prevención e intervención temprana en salud mental se han convertido actualmente en unos de los principales desafíos en Centro y Sudamérica. Además, en esta región se están adoptando progresivamente los servicios de atención temprana.
En este contexto, y en el marco de la XIV Conferencia Internacional sobre Intervención Temprana en Salud Mental de la IEPA, que se llevará a cabo en la ciudad de Lausana (Suiza), en el mes de julio, la investigadora joven de Imhay, Dra. Rocío Mayol, está liderando la organización del Curso “Intervención Temprana en Riesgo de Psicosis: Habilidades Terapéuticas para América Latina”, cuyo objetivo es que los participantes tengan un acercamiento a las intervenciones e investigaciones que se realizan en las primeras etapas de la Psicosis, con énfasis en América Latina, brindándoles herramientas de intervención en estado de Alto Riesgo Clínico para la psicosis.
La primera parte del curso abordará cómo algunos investigadores de Brasil, Chile y España han logrado avances en la investigación clínica en estados de Alto Riesgo Clínico para la Psicosis y qué desafíos enfrentan. En la parte final, se hablará sobre cómo la terapia cognitivo conductual, el mindfulness y las nuevas tecnologías podrían implementarse en América Central y del Sur como intervenciones tempranas.
La actividad, donde participarán otros investigadores de Imhay, es una instancia única para reunir a diferentes profesionales de países de ingresos bajos y medios y promover el trabajo en la detección e intervención temprana de Psicosis.
Frente a síntomas de inseguridad manifestados por niños y niñas, el investigador de Imhay, Dr. Juan Pablo del Río recomienda que “hay que atreverse a hablar con los hijos de las emociones».
Según Ipsos, Chile está en el primer lugar de los países a los que más preocupación le causa el crimen. Sobre este tema fue consultado el Dr. Juan Pablo del Río, investigador de Imhay, quien indica que “cualquier elemento que cambie un poco la rutina puede ser algo estresante para los niños y niñas”.
La más reciente encuesta Ipsos reveló que Chile está en el primer lugar de los países a los que más preocupación le causa el crimen y la violencia. Estos temas, sin duda, preocupan a los adultos, especialmente por la sobreexposición a este tipo de noticias, pero ¿qué pasa cuando las niñas y niños se enfrentan a este tipo de informaciones o captan la intranquilidad de los adultos?
La psicóloga Marcela Cuevas, docente del Diplomado en Psicoterapia Sistémico Narrativa Infanto-Juvenil de la Universidad de Chile, explica que “los niños y las niñas, desde siempre, desde bebé, son sensibles a su entorno, son sensibles a su ambiente, captan todo. O sea, si hay una experiencia de miedo, de violencia, alguna experiencia traumática que han vivido en sus hogares, en sus familias, sus papás, sus mamás sus hermanos, ellos desde muy pequeñitos captan como la sensación del miedo, la sensación del terror”.
“Yo atiendo pacientes que temen por la vida de sus madres y sus padres, y muchas veces tienen sintomatología de miedo por ese temor a que les pase algo a ellos, a su familia. Entonces, es algo que sin duda les afecta mucho y lo perciben todo el tiempo”, detalla la también coordinadora del equipo Infanto-Juvenil del Centro de Psicología Aplicada (CAPS) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.
Afirma, además, que “por más que los adultos quieran evitárselo a los hijos e hijas, ellos lo perciben todo el tiempo, en el ambiente. Entonces, es inevitable que ellos estén en contacto con esa realidad. Muchas veces los adultos piensan que hablando bajito están evitándole estar en contacto con esa experiencia, pero ellos están todo el tiempo atentos, con la oreja parada escuchando, porque es una realidad muy sensible, una realidad que le genera miedo, que le genera inseguridad”.
En caso de tener que enfrentarse a una situación compleja, como lo ocurrido hace unas semanas por la suspensión de clases debido a un funeral de alto riesgo, la especialista recomienda “hacer el esfuerzo por explicarles en un lenguaje más ad hoc a un niño y a una niña. No tienen que omitir la información o transformarla en un tabú, ni tampoco tienen que dar sobre información, cosas que los niños no puedan manejar, asumiendo que pueden entender más de lo que en realidad pueden entender. Entonces, no hay que darles tanta información ni tanto detalle, hay que darle información de un modo que un niño de distintas edades pueda ir elaborando, entendiendo, de manera que le genere tranquilidad, que le dé calma, que le dé seguridad, por más inseguro que es, en el fondo, el evento”.
“Lo más importante es que se sientan seguros”
El psiquiatra infantil e investigador del Núcleo Milenio Imhay , Juan Pablo del Río, asegura que “cualquier elemento que cambie un poco la rutina, la normalidad de las cosas, puede ser algo estresante para los niños y niñas, especialmente elementos que se asocian a violencia o a factores que pueden desencadenar miedo en ellos, son más estresantes aún”. La primera duda que le puede surgir al niño, agrega, es si está seguro, «y eso yo diría que es el primer factor más importante, cómo damos la posibilidad de que los niños y las niñas se sientan seguros. Ahí el rol que pueden jugar los cuidadores, los profesores, es fundamental, de asegurar que ellos se sientan en un entorno protegido”.
El doctor Del Río plantea que en niños mayores de 10 años es más fácil la manifestación de las emociones por el manejo de lenguaje que existe, pero en niños de 5 o 6 años, “el lenguaje se está desarrollando fuertemente, pero todavía no está todo el vocabulario que se necesita. Entonces, la expresión de la emoción va a ser muy distinta y también sabemos que las crisis de pánico, como las conocemos los adultos, estos síntomas respiratorios, esta sensación de muerte inminente, esta agitación, tampoco la vamos a ver en los más chiquititos bajo 10 a 12 años”.
En estos casos, asegura el especialista, “una de las primeras cosas que se ven es lo que se llama conducta regresiva, o sea que niños y niñas que ya hayan alcanzado ciertos hitos del desarrollo vuelvan hacia atrás. Dentro de las más clásicas, están chicos que ya estaban durmiendo solos en su pieza, que se habían cambiado de cama, pero expresan en el deseo de volver a dormir con los papás”.
Si estos episodios que aumentan la angustia y el estrés ocurren en los colegios, “otra posibilidad es también que empiecen a expresar miedo a ir al colegio, justamente, o al retomar la rutina, y podría llegar al extremo de lo que se llama una fobia escolar, que es que el chico sencillamente no quiera ir al colegio porque no se siente seguro, aunque no lo exprese. Él puede decir que no quiere ir al colegio ‘porque me duele la guatita’ o ‘no quiero ir al colegio porque me duele la cabeza’, sin embargo, esas pueden ser señales de que se siente inseguro, de que está preocupado, solo que no tienen lenguaje como tal”. Lo otro que puede ocurrir, añade, «y que podrían estar dentro de las conductas regresivas, es que haya enuresis, que se orinen en la noche o que se orinen durante el día”.
El investigador del Núcleo Milenio Imhay detalla que estos síntomas de inseguridad también pueden repetirse en un menor que, por ejemplo, sufre bullying en el colegio, y agrega que también pueden mostrar irritabilidad, volverse más reactivos ante algunas situaciones.
Del Río recomienda que “hay que atreverse a hablar con los hijos de las emociones. Muchas veces nos preguntan cómo le explico a mi hijo lo que está pasando sin tampoco sobre reaccionar, y ahí es clave hablar de las emociones y también que los papás y las mamás se atrevan a decirlo: ‘¿sabes qué? estos ruidos a mí también me asustan, pero aquí en la casa vamos a estar bien’. En el fondo, yo me atrevo a abrir mi emoción y después, inmediatamente, doy un mensaje reafirmador”.
Aclara, por último, que “en la consulta al especialista no necesariamente le van a dar un remedio, sino más bien tener la idea de que puede ser algo de precaución o para que otro me ayude a observar ante la duda. ¿Cuándo uno sí debiese consultar, de todas maneras? Lo que nosotros llamamos el criterio de funcionalidad, cuando la persona deja de vivir su día a día pese a las medidas que el adulto tome”.
Fuente: Ma. Fca. Maldonado Wilson, prensa Uchile.
Hablar sobre enfermedades mentales suele todavía ser para muchos un tabú . Aunque hay avances en América Latina, todavía es un tema del que vale la pena hablar. ¿Cómo se pueden combatir estos estereotipos? Sobre este tema fue entrevistada por Deutsche Welle Español la Dra. Vania Martínez, psiquiatra infantil y del adolescente, académica de la Universidad de Chile y directora del Núcleo Milenio Imhay.
“Cuando hablamos de estigma en el tema de salud mental, hablamos de prejuicios o estereotipos que existen, y que muchas veces están basados en creencias erróneas acerca de la salud mental”, señala la directora de Imhay en el medio alemán.
El aumento de suicidios en América Latina muestra que aún es necesario hablar sobre la salud mental. La psiquiatra y directora del Núcleo Milenio para mejorar la salud mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) de Chile, Dra. Vania Martínez, afirma que “gran parte de las muertes por suicidio tienen una relación con problemas de salud mental, aunque no es el único factor que influye”.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la depresión, la ansiedad y los trastornos del dolor son las tres enfermedades más comunes en América Latina y el Caribe. Pero hay otras afectaciones mentales que son importantes, como el consumo de sustancias peligrosas: “Es el verdadero cáncer de la salud mental en América Latina”, dice el Dr. Juan Eduardo Tesone, médico psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). De igual importancia son los trastornos bipolares, alimenticios, de conducta y, en sí, todas las enfermedades mentales.
Para nadie es un secreto que hablar sobre la salud mental sigue siendo para muchos un tabú. Pero ¿por qué y qué podemos hacer para dejar de pensar que los trastornos mentales son sólo cosa de “locos”?
Las barreras del estigma
“Cuando hablamos de estigma en el tema de salud mental, hablamos de prejuicios o estereotipos que existen, y que muchas veces están basados en creencias erróneas acerca de la salud mental”, afirma la directora del Imhay. Por ejemplo, en la sociedad se tiende a creer que las personas que sufren de alguna enfermedad mental son débiles y que sólo necesitan fuerza de voluntad para salir adelante. O que las personas con alguna afección mental están “locas”.
Es así como se crean barreras para su prevención, sobre todo por falta de información y educación: «La gente le tiene muchísimo temor a la enfermedad mental, entre otras cosas por desconocimiento», afirma a DW la directora del Comité Científico de la Asociación Colombiana de Psiquiatría (ACP), la Dra. Marcela Alzate. La enfermedad genera vergüenza a la hora buscar a un psicólogo y por medio del estigma “se rechaza a los pacientes con enfermedad mental, se rechazan los síntomas mentales y se rechaza el equipo de salud», añade la Dra. Alzate. Esto genera exclusión y discriminación.
Como consecuencia, las personas tratan “de solucionar el problema por su propia cuenta”, dice la investigadora Martínez a DW. Pero es importante saber “que una problemática psíquica es una problemática que cualquier persona puede tener en algún momento de su vida y que es bueno pedir una ayuda y poder verbalizar lo que le está ocurriendo, que no es algo que le sea vergonzante, ni que se exija que el sujeto lo resuelva sólo”, afirma el psiquiatra argentino Dr. Tesone.
El machismo influye
El estigma alrededor de la salud mental se da en todo el mundo y «es un fenómeno que no se puede explicar claramente, ni es propio de una cultura», dice la Dra. Alzate, psiquiatra de la ACP.
Sin embargo, la Dra. Martínez resalta que el factor del machismo “puede ser también algo relevante, porque efectivamente eso también se da en todo el mundo, pero particularmente en América Latina”. Según la investigadora chilena, el machismo ha creado estereotipos como “los hombres no lloran” y así se ha dejado poco espacio para que los hombres expresen sus emociones. En el caso de las mujeres, cuando presentan un problema de salud mental, simplemente se afirma que “está con la regla, que son las hormonas, que son muy emocionales”. Todos estos estereotipos avivan los estigmas alrededor de las enfermedades mentales.
Se evidencian algunas mejoras
Un monitoreo sobre la salud global 2022 de Ipsos reveló que en los países latinoamericanos hay diferencias significativas sobre la preocupación en cuanto a salud mental. En Chile, por ejemplo, 62% de los encuestados consideran las enfermedades mentales como un problema de salud principal, mientras que en México sólo un 15%. Aunque los porcentajes se muestren todavía insuficientes, la encuesta mostró un aumento global de cinco puntos porcentuales entre el 2021 y 2022, incluidos los países latinoamericanos.
El aumento lo evidencian también los expertos: El Dr. Tesone afirma que en Argentina se ha normalizado más el ir a visitar al psicólogo, porque la salud mental ha dejado de ser algo íntimo. En Chile “se ve que la generación de las personas más jóvenes está más disponible para hablar del tema de salud mental», dice la Dra. Martínez. Y según la Dra. Alzate, en Colombia también se han hecho campañas para combatir el estigma, como “hablemos de salud mental”. Todo esto muestra que los países de la región están cada vez más dispuestos a hablar sobre el tema.
La inclusión como parte de la solución
Para seguir combatiendo el estigma es necesario que las personas con enfermedades mentales sean incluidas en todos los aspectos: «Por ejemplo, empleadores que puedan atender personas, que puedan tener contratadas personas que tengan alguna forma de enfermedad mental, incluir a los pacientes con enfermedad mental dentro de las familias e incluirlos en los grupos de compañeros del colegio» afirma la directora del Comité Científico ACP.
El Dr. Juan Tesone, de la Universidad de Buenos Aires, afirma también que la educación sanitaria requiere de “políticas públicas de inclusión”, sobre todo en los colegios: “A veces las depresiones se pueden manifestar como un enojo, como desgano o falta de voluntad, y si desde la primaria se les enseña a los chicos a calificar sus emociones, creo que todo puede ser un beneficio para los niños y para cuando sean adultos”.
“Las palabras importan”
El estigma puede ser combatido cambiando la narrativa en torno a las enfermedades mentales. Por ejemplo, los expertos concuerdan en que muchas palabras referentes a trastornos mentales se utilizan como insulto, como: “Deje de ser esquizofrénico”. Aquí juegan los medios de comunicación también un papel importante ya que a veces estigmatizan la salud mental en sus titulares. Por ejemplo: “Vivimos en un país bipolar”. Por eso, la dra. Martínez recomienda que los medios de comunicación, y sobre todo las redes sociales, sean ocupados con narrativas más positivas. Es así como la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), con el respaldo de especialistas latinoamericanos, creó una guía «Las palabras importan» para ayudar a que los medios y las personas sepan de qué manera comunicar los temas de salud mental.
Fuente: Nicole Duarte, DW español
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