Conductas autolesivas no suicidas en hombres jóvenes: expresión de un sufrimiento oculto

PorImhay

Conductas autolesivas no suicidas en hombres jóvenes: expresión de un sufrimiento oculto

Estigmas asociados a ‘lo masculino’ y falta de contención adecuada los predisponen a regular sus emociones mediante autolesiones.

Valeria Brito obtuvo el grado de Magíster en Clínica Infanto Juvenil de la Universidad de Chile con la tesis titulada: “Narrativas de malestar masculinas de conductas autolesivas no suicidas en jóvenes universitarios”, la que fue guiada por la directora de Imhay, Dra. Vania Martínez.

La literatura científica reconoce que por cada cuatro mujeres que presentan autolesiones no suicidas, hay tres varones que siguen la misma conducta, motivados por las mismas razones: no poder regular adecuadamente sus emociones displacenteras. Y, sin embargo, las investigaciones se han centrado tradicionalmente en el campo femenino.

“Eso se explica por varias razones, por ejemplo, influyen las barreras que tienen los hombres para consultar en salud mental”, explica la psicóloga e investigadora de postgrado de Imhay, Valeria Brito. “Las mujeres presentan menos barreras para consultar, son quienes más asisten a los servicios de salud, y la mayoría de los estudios se hacen con muestras clínicas. Entonces, como los hombres consultan menos, se sabe menos sobre ellos”.

Por esta razón, la profesional abordó el tema de las autolesiones en varones jóvenes para su tesis de Magíster en Psicología Clínica de la Universidad de Chile, que aprobó exitosamente bajo la tutoría de la directora del Núcleo Milenio Imhay y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Dra. Vania Martínez.

Con la ayuda del también investigador de Imhay, Dr. Álvaro Jiménez, y basándose en datos del Estudio Longitudinal de Salud Mental en Estudiantes Universitarios (ELSAM) aplicado a estudiantes de educación universitaria de primer año -uno de cuyos ítems se refiere específicamente a conductas autolesivas no suicidas- Valeria Brito contactó a un grupo de once varones que cumplían con los requisitos de su investigación: tener entre 18 y 19 años, haber presentado autolesiones en el último año, e identidad de género masculina “porque nosotros lo que queríamos era estudiar justamente masculinidades, conocer cómo estas autolesiones ocurrían en la población masculina”, dice la psicóloga.

Masculinidad y represión de emociones

Históricamente los hombres han cargado con un mandato de masculinidad que les lleva a reprimir su sentir. Entonces, ante la presencia de emociones displacenteras, la autolesión cumple un rol regulador, comenta la psicóloga.

El enfoque de la investigación de Valeria Brito fue de tipo cualitativo, con un análisis narrativo, ya que se basó en los relatos que los once jóvenes fueron entregándole. De dichas entrevistas, la psicóloga comenta que pudo identificar que algunos de los factores de riesgo de presentar autolesiones provienen de “experiencias tempranas muy complejas, relacionadas con el haber sido víctimas de abuso sexual, maltrato o acoso escolar. Éstas van gatillando un malestar en la persona y condicionan el momento que están viviendo. De esta manera, se manifiestan, por ejemplo, en una autoestima baja; también una autoexigencia académica que les produce alto nivel de estrés y ansiedad; mucho rechazo con su propio cuerpo y experiencias previas de conducta suicida”.

Son esas tensiones, sensaciones displacenteras y acumulación de malestar las que sitúan al joven en un escenario donde se ve sin herramientas para regular sus emociones. “Y aquí entramos en el tema de la masculinidad”, explica la investigadora.

“En la literatura se habla de que los hombres cargan con un mandato de masculinidad que les indica que tienen que reprimir sus emociones desde muy pequeños. Entonces, ante estas emociones displacenteras, están desprovistos de herramientas de regulación emocional, y ahí aparece la autolesión cumpliendo un rol regulador. O sea, ante esta acumulación de tensión por estas circunstancias de vida que están experimentando, encuentran en la autolesión una descarga, mayor calma y tranquilidad. Sin embargo, su efecto es de muy corto plazo y muchas veces está acompañado de mucha culpa”, añade Valeria.

De la investigación se desprende que, a diferencia de las mujeres -que generalmente recurren a autolesionarse con cortes superficiales en la piel-, los varones se provocan quemaduras, heridas, golpean objetos o a sí mismos. “Es una forma desadaptativa de regulación emocional, porque se provocan daño físico y psicológico”, indica Valeria Brito.

Según indica la psicóloga, las mujeres tendrían una mayor capacidad para hablar de lo que les pasa y así regular sus emociones. Sin embargo, los hombres que participaron del estudio indicaron que a ellos no se les permitiría verbalizar lo que les sucede “porque el día en que vayan a hablar con sus papás los van a juzgar, van a pasar vergüenza, los amigos jamás van a aceptar que se hable de emociones. Y ahí está el por qué estudiamos masculinidades: porque vemos diferencias de género”, relata Valeria.

Barreras para el apoyo profesional

De los once participantes en el estudio, cinco habían recibido algún tipo de atención profesional en salud mental, que reconocían como un factor importante para que disminuyeran sus conductas autolesivas. Pero los otros siete, no.

“Eso ya es un indicador importante, porque hablamos de casos que presentan una conducta desadaptativa grave en su integridad física y psicológica. Están sufriendo situaciones de gran riesgo y no han pedido ayuda profesional por el estigma y las barreras asociadas a la vergüenza que significa en los hombres los temas de salud mental”, plantea la investigadora.

Y agrega que “tenemos que promover una disminución en este estigma. En la medida en que los hombres puedan hablar más acerca de su salud mental y de sus emociones, van a tener una mayor predisposición a acceder a atención en salud mental y a recibir ayuda. Ellos viven muy solos sus problemas de salud mental, y lo que tenemos que buscar es todo lo contrario: que puedan apoyarse en las estrategias que se sabe que funcionan y a cargo de profesionales”.

Todo un desafío, dice la psicóloga, porque implica promover redes de apoyo, de amistades y generar espacios donde las personas puedan verbalizar sus emociones. Y por otro lado, generar cambios institucionales, tanto en los servicios de salud -para aprender a pesquisar las autolesiones en varones y derivar adecuadamente-, como en las instituciones de educación, para comprender que dentro del estudiantado masculino también hay conductas autolesivas no suicidas que expresan un sufrimiento oculto.

¿Dónde pedir ayuda?
Pueden contactarse al fono Salud Responde: 600 360 7777 o a Prevención del Suicidio: *4141.

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