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Investigador Imhay es convocado por la OMS para crear guía escolar de salud

Doctor Jorge Gaete, académico de la Universidad de los Andes e Investigador Asociado de nuestro Núcleo Milenio, es uno de los reclutados a nivel mundial para trabajar en panel de expertos.

Desde Ginebra, el Jefe de Departamento de Salud Pública y Epidemiología de la UAndes e Investigador Imhay, doctor Jorge Gaete, analiza y profundiza de la importancia de pertenecer a una convocatoria realizada por la Organización Mundial de la Salud.

El doctor Gaete es parte una comitiva compuesta por expertos provenientes de países de África, Asia, también como Canadá y Estados Unidos, donde desarrollan las guías para los servicios escolares de salud, que regularmente deberían implementarse en las escuelas y que estarían a cargo de algún profesional relacionado con la salud. Esto determinaría cuáles son las recomendaciones que se darían a los servicios de salud escolar.

“Ha sido una reunión muy grata, cada uno discutiendo y aportando activamente desde su experiencia. He aprendido muchísimo de los profesionales de otros países y sobre la metodología que se implementa para el desarrollo de estas guías”, indicó el doctor Jorge Gaete.  

Asegura que ha sido un trabajo intenso, pero con muchas satisfacciones, que después deberá ser transmitido a expertos en todo el mundo.  “Trabajamos en el desarrollo de un cuestionario que serán enviado a otros expertos del mundo. Idealmente queremos alcanzar a un grupo entre quinientos y mil expertos, relacionados con la salud escolar, de tal forma de tener su apreciación y opinión acerca de cuáles son las intervenciones que esencialmente se podrían implementar en la escuela para temas de salud, ya sea de promoción, prevención o de algún manejo de casos que se pueda implementar a través de los colegios”, argumentó el académico.

Un trabajo que durará por lo menos dos años, pero que ven con muy buenas expectativas estos profesionales convocados por la OMS.

Fuente: Helen González, Comunicaciones UAndes.

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Nuevos centros de investigación contribuirán a la generación de políticas públicas en salud y educación

El Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) y el Núcleo Milenio en Desarrollo Social (Desoc), ambos financiados por el programa Iniciativa Científica Milenio, dieron inicio oficial a sus actividades de investigación.

En la actualidad, salud y educación figuran entre los temas más relevantes del debate político nacional y de la discusión de las políticas públicas. En este contexto nacen los Núcleos Milenio Imhay Desoc, dos de los nueve centros en ciencias sociales adjudicados en el último y competitivo concurso de la Iniciativa Científica Milenio, programa del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, encargado de fomentar el desarrollo de centros de investigación de excelencia en el país.

Caracterizados por estar compuesto por un grupo multidisciplinario de profesionales provenientes de distintos planteles universitarios, ambos Núcleos Milenio realizarán, durante tres años, investigación de frontera ligada a la salud, salud mental y educación.

Su líneas de trabajo, objetivos a desarrollar y desafíos de sus investigaciones fueron presentados en la Casa Central de la Universidad de Chile este martes 30 de abril, ante autoridades, profesionales de la salud y la educación e investigadores de diversos ámbitos científicos.

En el caso del Núcleo Milenio Imhay, dirigido por la académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Vania Martínez, el equipo de profesionales está integrado por investigadores de las Universidades Austral, de Talca y de los Andes. Todos ellos buscarán generar evidencia sobre intervenciones para mejorar la salud mental de adolescentes y jóvenes con el propósito de aportar en la creación y fortalecimiento de políticas públicas a través del trabajo en cuatro áreas investigación: educación y sensibilización; promoción y prevención universal; prevención focalizada y tratamiento precoz; y aspectos sociales y políticas públicas.

“Un elemento a destacar de nuestro trabajo científico es el diseño participativo, que significa que trabajaremos con los jóvenes y quienes están más cerca de ellos para que las intervenciones que nosotros diseñemos les hagan sentido y sean culturalmente competentes. Y otro elemento relevante es el uso de las tecnologías de la información y comunicación, porque nos pueden servir de apoyo para el trabajo con este grupo etario, dado su grado de cercanía y familiarización con lo digital”, señaló la profesora Martínez.

Por su parte, el Núcleo Milenio en Desoc, liderado por el académico de la Facultad de Economía y Negocios, Fabián Duarte, está compuesto por docentes de la Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica y Universidad Alberto Hurtado. Sus áreas de especialización se centran en economía de la salud, economía de la educación y formación laboral. A través de estas materias y con un enfoque transversal de género abordarán una diversidad de temas que van desde primera infancia a educación financiera, pasando por adultos mayores, salud mental, educación técnica, empleo, entre otros.

«Nuestros objetivos tienen que ver con conocimientos, investigación de alta calidad y políticas sociales que contribuya al desarrollo social y bienestar humano. En nuestro Núcleo nos concentramos en las áreas de la salud y educación, y un área que será transversal es la economía de género y a partir de allí nos motiva investigar temas como la salud mental, la educación financiera, empleo juvenil, entre otros. Queremos ver cómo podemos resolver las desigualdades de género existentes en estas temáticas desde el punto de vista de la economía y de otras ciencias sociales”, explicó el profesor Duarte.

Trabajo colaborativo al servicio del país

El Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, subrayó el espíritu transdiciplinario de ambos proyectos y celebró la participación de diversos planteles universitarios en su trabajo científico. “Para nosotros es realmente grato y emocionante que ambas iniciativas congreguen a muchas universidades. Nosotros por mucho tiempo hemos dicho que pensar que las universidades van a ser mejor como producto de una competencia entre ellas es un error y que la ciencia, el conocimiento y sobre todo, el afán de servir al país y a la sociedad se consigue con universidades que trabajen colaborativa y complementariamente”, enfatizó.

María Jesús Jaqueih, subdirectora nacional del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), quien participó en la ceremonia, destacó la existencia de ambos centros de investigación y los instó a trabajar en conjunto con esta repartición del Estado con el fin de concretar el trabajo en políticas públicas que beneficien a las y los jóvenes del país. “El lanzamiento de estos dos centros de investigación son una gran noticia para el Injuv porque pueden generar evidencia con el propósito de contar con datos y estadísticas suficientes para tomar decisiones. Y en nuestro rol como referente técnico, será importante retroalimentarnos de la información que va a emanar de estos dos Núcleos, y así facilitar la incidencia de las propuestas que ustedes hagan en espacios concretos para la ejecución de políticas públicas”, comentó la autoridad.

“Actualmente la ciencia de frontera se construye con equipos multi e interdisciplinarios de profesionales de ciencias sociales y naturales trabajando en conjunto, colaborando entre grupos, entre centros, entre universidades y entre países en pos de construir un futuro basado en el conocimiento que apoye el desarrollo económico y principalmente el bienestar humano”, destacó Nicole Ehrenfeld, directora ejecutiva de la Iniciativa Científica Milenio.

La ceremonia de lanzamiento finalizó con la participación de la economista, Andrea Repetto, presidenta de la Fundación para la Superación de la Pobreza y directora del centro de estudios Espacio Público quien dictó la conferencia “Jóvenes en Chile: Vulnerabilidad y Oportunidades”. 

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Primer encuentro de Núcleos Milenio en Ciencias Sociales

Se trató de una instancia de diálogo fructífera y animada donde los representantes de los Centros Milenio dieron a conocer sus trabajos de investigación y las estrategias con las que proyectan la producción de conocimiento al medio externo.

El jueves 28 de marzo se realizó el primer encuentro de Núcleos Milenio en Ciencias Sociales de la Iniciativa Científica Milenio, La iniciativa, organizada por los directores del Centro Núcleo Autoridad y Asimetrías de Poder, Kathya Araujo y Antonio Stecher, contó con la presencia de representantes de los ocho de los nueve Centros Núcleo Milenio en Ciencias Sociales.  También participaron la Directora Ejecutiva de la Iniciativa Científica Milenio, Nicole Ehrenfeld, y la Encargada de Gestión y Finanzas, Evelyn Millar.

El encuentro fue una instancia de diálogo fructífera y animada donde los representantes de los Centros Milenio dieron a conocer sus trabajos de investigación y las estrategias con las que proyectan la producción de conocimiento al medio externo. Los desafíos establecidos fueron establecer trabajos de colaboración para fortalecer la formación de capital humano avanzado; alianzas para generar instancias de difusión colectivas, tanto para la sociedad civil como para la comunidad científica; generar vínculos y diálogos relativos a la producción de conocimiento y participar activamente en la discusión sobre políticas nacionales para el impulso de las ciencias sociales.

Este encuentro se realizó en la casa central de la Universidad Diego Portales y participaron también Estebas Puentes, Director Alterno del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC); Óscar Melo, Investigador Asociado del Núcleo Milenio para el Impacto Socioeconómico de las políticas Ambientales (CESIEP); Paola Jirón y Walter Imilan, Directora y Director alterno del Núcleo Milenio Movilidades y Territorio (Movyt); Vania Martínez, Directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (IMHAY); Tomás Ariztía, Director del Núcleo Milenio de Investigación sobre Energía y Sociedad (Niumes); Viviana Salinas, Directora del Núcleo Milenio para el Estudio del Curso de la Vida y la Vulnerabilidad (MLIV), y María José Cot, Investigadora Asociada del Núcleo Milenio Arte, Performatividad y Activismo (NMAPA).

Fuente: Iniciativa Científica Milenio

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Invitación a ceremonia de lanzamiento de los Centros de Excelencia Núcleos Milenio Imhay y Desoc

El Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) y el Núcleo Milenio en Desarrollo Social (Desoc), centros de investigación de excelencia de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Economía Fomento y Turismo, lo invitan a participar en su ceremonia de inauguración, instancia que dará inicio oficial a sus actividades científicas.

La conferencia central estará a cargo de la destacada economista, Dra. Andrea Repetto, quien es experta en estudios sobre la interacción entre economía y psicología, economía de la educación y economía del trabajo. Su presentación se denominará «Jóvenes en Chile: Vulnerabilidad y Oportunidades».

Andrea Repetto, quien  fue reconocida por sus pares como la Economista del Año 2018, es académica, investigadora y directora del Máster en Economía en la Escuela de Gobierno de la UAI. En materia de política pública, participó en la Comisión para la Medición de la Pobreza, el Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional, en el Consejo Asesor Presidencial de Trabajo y Equidad Social y en el Consejo Asesor Presidencial contra los conflictos de interés, el tráfico de influencias y la corrupción, entre otras instancias. Actualmente preside la Fundación para la Superación de la Pobreza y es directora del centro de estudios Espacio Público.

Núcleo Milenio Imhay

Es un centro científico de excelencia integrado por un equipo multidisciplinario de investigadores provenientes de los ámbitos de salud, ciencias sociales y neurociencias, quienes unen su experiencia para generar evidencia sobre intervenciones para mejorar la salud mental de adolescentes y jóvenes con el propósito de aportar en la creación y fortalecimiento de políticas públicas.

Núcleo Milenio Desoc

Educación y salud son temas que siempre están en el debate político y en la discusión de políticas públicas. Por otra parte, la inclusión social, la construcción de mejoras sociales y el cambio de las instituciones apuntan al desarrollo social. Estos son los pilares del Núcleo Milenio Desoc que busca contribuir a la evaluación, formulación y discusión de políticas sociales en educación y salud con un enfoque transversal de género, con el fin de generar conocimiento que contribuya al desarrollo social y al bienestar humano.

DATOS DE LA CEREMONIA

Fecha: Martes 30 de abril, 2019.
Hora: 18 horas.
Lugar: Sala Eloísa Díaz, Casa Central, Universidad de Chile.
Inscripciones: https://bit.ly/2v73RS4 
Actividad gratuita | Cupos limitados

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Investigadoras Imhay participan en conferencia del Instituto Nacional de Salud Mental de USA

Sobre uso de la tecnología en salud mental en la atención primaria, las académicas Vania Martínez y Graciela Rojas, presentaron en la conferencia de esta prestigiosa institución, la cual reunió a cientos  de profesionales de diversas partes del mundo, quienes discutieron respecto a las últimas investigaciones en el área con el fin de abordar los grandes desafíos de la salud mental global.

“Salud Mental Global: Investigación sin Fronteras”, fue el título de la conferencia internacional organizada por el prestigioso Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH, por sus siglas en inglés) y el Grand Challenges Canada, organización dedicada a financiar proyectos innovadores dirigidos a mejorar la calidad de vida de poblaciones vulnerables, tanto en el país norteamericano como en naciones de bajos y medios ingresos.

En este contexto, las psiquiatras, académicas de la Universidad de Chile e investigadoras del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), Vania Martínez y Graciela Rojas, llegaron hasta la ciudad de Washington para presentar algunas de las investigaciones que han desarrollado y que se relacionan con el uso de tecnologías en salud mental en el ámbito de la atención primaria de salud.

Las profesionales, quienes además fueron las únicas presentadoras de Chile en el evento, participaron en el Simposio “Latinoamérica: Integrando la salud mental en la atención primaria con asistencia digital», instancia donde compartieron experiencias de trabajo con los investigadores Ricardo Araya, del King´s College London, quien además es investigador senior del Núcleo Milenio Imhay, y Francisco Diez Canseco, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

Acercando la atención en salud mental a los adolescentes

En Chile, aproximadamente un 8 por ciento de los adolescentes tiene depresión en un año. A pesar de los efectos negativos asociados a esta enfermedad, tales como ideación suicida, bajos niveles de calidad de vida y mal pronóstico de salud mental en la edad adulta, una gran proporción de ellos no recibe tratamiento. De allí que las tecnologías destaquen como una herramienta necesaria para ayudar a disminuir las brechas de acceso a la atención en salud mental en esta población.

Frente a esta necesidad, la Dra. Vania Martínez, académica de Cemera de la Facultad de Medicina y directora del Núcleo Milenio Imhay, viene trabajando hace unos años en la búsqueda de estrategias con asistencia digital para la prevención y tratamiento precoz de los trastornos mentales en adolescentes. Uno de estos proyectos, pionero en Latinoamérica y el cual presentó en el evento del NIMH, tuvo como objetivo comparar la eficacia de la aplicación de una terapia cognitivo conductual asistida por computadora versus la atención habitual para tratar la depresión en adolescentes en centros de salud públicos.

“Este fue uno de los primeros estudios que llevé adelante con uso de tecnologías en salud mental. 
Algunos de los resultados indicaron que los adolescentes del grupo que recibió la terapia con ayuda del computador estaban significativamente más satisfechos con el tratamiento y este programa logró reducir, a corto plazo, la sintomatología depresiva en comparación con la terapia usual”, indica la académica.

“Dar a conocer estas iniciativas de investigación que hemos realizado en Chile en un evento de esta importancia y envergadura es muy positivo, ya que podemos visibilizar los avances que hemos obtenido y también nos permite conocer experiencias interesantes que están siendo aplicadas en otras realidades. Nuestro panel provocó gran interés y se creó un diálogo muy fructífero. Además, nos permitió establecer nuevas redes de contacto con investigadores que tienen iniciativas que van en la misma línea de lo que nosotros estamos investigando en nuestro país”, agrega la Dra. Martínez.

Salud mental y enfermedades crónicas

Si bien el sistema de salud público chileno atiende a casi el 80 por ciento de la población, incluidos casi todos los grupos más vulnerables del país, aún existen marcadas desigualdades socioeconómicas y geográficas en el acceso a servicios de salud especializados, en particular, de salud mental.

Atendiendo a esta realidad y conociendo la alta comorbilidad que existe entre enfermedades no transmisibles, como la diabetes y la hipertensión, y las enfermedades mentales,  la directora del Hospital Clínico de la Universidad de Chile e investigadora asociada del Núcleo Milenio Imhay, Dra. Graciela Rojas, está llevando adelante un estudio que busca comparar la efectividad de un tratamiento psicoeducativo, computarizado y colaborativo para pacientes deprimidos con enfermedades crónicas en centros de atención primaria.

“La depresión es un factor de riesgo para las enfermedades no transmisibles, afecta el pronóstico, el uso de servicios y la adherencia al tratamiento, provocando un mayor riesgo de cronicidad. Por ello, el tratamiento oportuno de la depresión tiene un impacto favorable sobre el control de estas enfermedades y puede reducir los costos de salud”, enfatiza la especialista.

Sobre la oportunidad que tuvo de presentar en el evento desarrollado en Washington, la Dra. Rojas indica que “fue muy importante poder dar a conocer que en Chile estamos estudiando estrategias para abordar la salud mental de la población más vulnerable, ya que estas experiencias pueden servir para ser replicadas en otros países que tengan realidades similares. También es relevante poder compartir iniciativas que nos permitan ir generando redes internacionales sobre el uso de lo digital para abordar patologías de origen mental”.

 

Elisa Barrientos, Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay).

 

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Investigadores Imhay participan en formulación de guía para la prevención del suicidio del MINSAL

La incorporación de una escala de medición del riesgo suicida para ser aplicada en el contexto escolar, fue uno de los aportes realizados por los expertos del Núcleo Milenio Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) a este documento que entrega recomendaciones para desplegar acciones que permitan el desarrollo de una estrategia integral de prevención del suicidio en establecimientos educacionales.

En un escenario donde el suicidio es la segunda causa de muerte en adolescentes, el Ministerio de Salud lanzó hace unos días la guía “Recomendaciones para la prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales”, desarrollada en el marco del Programa Nacional de Suicidio que lleva adelante esta cartera y que contó con la participación, en calidad de expertos, de los investigadores del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), Vania Martínez y Daniel Núñez.

De acuerdo a lo expuesto en el documento, las investigaciones dan cuenta que intervenciones de prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales han probado ser efectivas en el aumento de factores protectores -como el autocontrol, la resolución de problemas y la autoestima-, y en la disminución de factores de riesgo de suicidio. De allí la relevancia de esta publicación como una herramienta práctica para el trabajo en esta área, considerando además, que los colegios son el lugar donde niños y adolescentes pasan gran parte de la jornada y concretan la mayor parte de sus interacciones sociales.

A juicio de la directora de Imhay y académica del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral de la Adolescencia (Cemera) de la Facultad de Medicina, Dra. Vania Martínez, “los adolescentes pasan mucho tiempo en los establecimientos educacionales, entonces, es una oportunidad para desarrollar programas preventivos y detectar riesgo suicida. Esto, porque los colegios y su personal están en contacto directo con ellos, los conocen mejor y entonces, con ciertas herramientas, podrán fomentar factores protectores, distinguir qué se está escapando de la normalidad de este período e identificar a quienes requieran una ayuda profesional”.

Aportes desde la evidencia científica

En la actualidad, existen varias investigaciones en países desarrollados sobre intervenciones en prevención del suicidio en el contexto escolar, sin embargo, hay dudas de la factibilidad de su aplicabilidad en nuestro país. Ésa fue una de las conclusiones a la que llegó un grupo de profesionales, entre ellos, la Dra. Martínez, luego de realizar una exhaustiva revisión de la evidencia científica disponible. “Con este equipo de trabajo nos dimos cuenta que si bien hay programas exitosos en países desarrollados, en Chile no están dadas las condiciones para implementarlos, ya que están diseñados para una cultura particular y un sistema educativo y de salud diferente, por lo tanto, probablemente no funcionarían de la misma forma en nuestro país”, detalló.

De acuerdo a la psiquiatra, existe un desafío en diseñar o adaptar intervenciones preventivas que consideren la realidad local y evaluar su impacto. En esta tarea se encuentra el programa “Cuida tu Ánimo”, liderado por la directora de Imhay, el que fue destacado en la guía de recomendaciones del MINSAL como ejemplo de una buena iniciativa local en la prevención del suicidio. Este proyecto proporciona información, educación y apoyo para promover un adecuado bienestar emocional, y prevenir e intervenir tempranamente la depresión en adolescentes a través de Internet.

Por otra parte, diferentes instrumentos que permiten evaluar el riesgo suicida, sin embargo, no todos son lo suficientemente sensibles, específicos y predictivos para ser aplicados en el contexto escolar. Frente a la escasez de herramientas concretas para la detección del riesgo, la Dra. Martínez revisó y adaptó la Escala de Severidad Suicida de Columbia, creada por Kelly Posner, investigadora de dicha universidad. Este instrumento busca, a través de diferentes preguntas, evaluar el nivel de riesgo suicida e indicar las acciones a seguir. “Este cuestionario ha sido probado y evaluado científicamente en varios contextos y ha demostrado su utilidad. Es un instrumento cuyo principal valor es que no necesita ser aplicado por un especialista, por tanto, el personal de colegio puede hacer uso de ella”, señaló la académica.

Sobre su aporte en la elaboración de este documento del Ministerio de Salud, la especialista indicóque “es muy importante apoyar a quienes están a cargo de generar y desarrollar políticas públicas en el ámbito de la salud mental. Nosotros desde la Universidad de Chile y desde el Núcleo Milenio Imhay estamos disponibles para aportar con nuestras capacidades y conocimientos desde la evidencia científica. Es muy gratificante ver que finalmente todo el trabajo se plasmó en la creación de una herramienta que permitirá sensibilizar respecto al suicidio en adolescentes y que aportará en su prevención”.

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Opinión: Salud mental de estudiantes universitarios (II): ¿qué pueden hacer las universidades?

La etapa universitaria es un periodo crítico en los problemas de salud mental de los jóvenes. Considerando que las instituciones de educación superior no son comunidades terapéuticas, ¿qué pueden hacer ante este grave problema que nos interpela? Un paso central es acabar con el estigma asociado a la salud mental, el que provoca el silencio de los jóvenes afectados y les impide a muchos acceder a la ayuda que ya existe. Los autores destacan además, que buscar soluciones a este problema no disminuye el nivel de excelencia académica. “Todo lo contrario, una mejor salud mental tiene un impacto significativo en el rendimiento y productividad de los estudiantes”.

“En la semana nos revientan con controles. El fin de semana nos reventamos en los carretes”. Así caracteriza un estudiante los vaivenes de la salud mental universitaria.

Los datos muestran que esa etapa aparecen o se agudizan muchos problemas de salud mental (ver columna anterior). En consecuencia, algunas federaciones estudiantiles han reclamado un aumento de psicólogos y psiquiatras en las unidades de bienestar estudiantil.  Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las universidades son comunidades académicas, no instituciones sanitarias. Aun cuando mejore sustancialmente la oferta asistencial, difícilmente las universidades podrán disminuir las tasas de prevalencia o sustituir la atención que ofrecen los servicios de salud especializados. Por lo tanto, en lugar de intentar remplazar los servicios existentes, resulta más eficaz mejorar los vínculos y la comunicación entre las universidades y los servicios locales, de manera de facilitar la derivación de los casos de mayor complejidad.

¿En qué ámbito pueden avanzar las instituciones de educación superior?

Muchos estudiantes que presentan problemas de salud mental son reacios a divulgarlos y a solicitar ayuda. Una de las razones de ese silencio es el temor a la posible discriminación que pueden sufrir en sus vidas universitarias. Pese a que amplios sectores de la población cargan con estos problemas, aún persiste la idea de que se trata de exageraciones que se podrían resolver con carácter y disciplina, como lo expresó recientemente el Presidente de la República: “Hoy a los niños los mandan al psicólogo, les dan todo tipo de medicamentos… sobre diagnosticados. En mis tiempos, oiga, una patada en el traste y era el mejor y santo remedio. Y, además, gratis”.

En un contexto cultural donde muchas personas piensan de este modo, es necesario comenzar por la puesta en marcha de campañas de sensibilización y actividades que reduzcan el estigma asociado a los problemas de salud mental. Y ello, porque estos prejuicios contribuyen a reforzar las barreras en la búsqueda de ayuda y en el uso de los servicios de salud estudiantiles [ver estudio].

Otro aspecto en el que pueden avanzar las instituciones de educación superior es en el desarrollo de sistemas de detección temprana de casos críticos. Se lleva a cabo mediante un monitoreo automatizado del rendimiento académico, así como fortaleciendo los programas de asesoramiento y apoyo para los estudiantes, como lo están haciendo algunas facultades en la Universidad de Chile [ver estudio].

Respecto a la detección temprana, es posible poner a disposición del personal universitario (académicos, tutores, personal de seguridad) información pertinente en materia de identificación de signos iniciales de problemas de salud mental y detección de conductas de riesgo.

Cuando los estudiantes se retiran o son suspendidos de los cursos, como resultado de dificultades de salud mental, se deben hacer todos los esfuerzos para ayudarlos tanto en su transición fuera de la institución como en la reanudación de sus estudios. Es posible desarrollar sistemas de apoyo adicionales para las personas con dificultades de salud mental mediante programas de mentores o apoyo de pares, lo cual ha demostrado ser efectivo en la reducción de síntomas ansiosos y depresivos [ver estudio].

La literatura científica internacional describe distintos programas que han demostrado ser efectivos para reducir el estrés, los síntomas ansioso-depresivos y las dificultades interpersonales [ver estudio]. Estos programas intervienen en distintos niveles: promoción de la salud y la prevención universal (programas que apuntan a crear entornos que propicien comportamientos y estilos de vida saludables, como hábitos de alimentación o higiene del sueño), detección temprana de síntomas, intervenciones para prevenir el uso problemático de alcohol y drogas, e intervenciones focalizadas en grupos de riesgo o en personas que presentan problemas subclínicos.

Entre los programas disponibles, además de las intervenciones presenciales o cara a cara (técnicas de relajación, manejo del estrés, entrenamiento de habilidades socio-emocionales, mejora de la autopercepción, psicoterapia, mindfulness), existen cada vez más intervenciones basadas en tecnología digital (plataformas web o apps que permiten realizar autoevaluaciones y apoyar el trabajo presencial con profesionales de la salud) [ver estudio], un lenguaje indispensable para relacionarse con los jóvenes de hoy.

Las actividades de promoción y prevención en salud mental deben ir más allá del diagnóstico, pero también más allá de la salud mental. Además de fomentar actividades deportivas y espacios de sociabilidad que acompañen las tareas habituales de los estudiantes, es importante implementar “currículos saludables”, logrando una coherencia entre los créditos de los cursos y la carga real que estos tienen.

La experiencia internacional muestra que para lograr efectos sistémicos y sustentables en el tiempo, las estrategias clásicas centradas en el desarrollo de habilidades personales deben combinarse con medidas que impacten sobre el entorno universitario en sus aspectos materiales (entorno construido), organizacionales y académicos. Esto incluye, por ejemplo, cambios en el diseño curricular en términos de carga de trabajo, organización de cursos, sistema de enseñanza y estrategias de evaluación [ver estudio].

De hecho, las intervenciones de promoción de la salud que muestran mayor impacto se relacionan con estrategias en el aula y plan de estudios. Esto incluye la integración de temas de salud y bienestar en los programas académicos con el objetivo de cambiar actitudes y comportamientos o la diversificación de técnicas pedagógicas (aprendizaje basado en problemas, estudio de casos, simulación de escenarios) [ver estudio]. Asimismo, los programas de nivelación académica que ya implementan algunas universidades con sus estudiantes que ingresan mediante cupos de equidad deben continuar y ser reforzados.

Por cierto, estos cambios no se asocian necesariamente a una disminución de los niveles de rendimiento y excelencia académica. Todo lo contrario, una mejor salud mental tiene un impacto significativo en el rendimiento y productividad de los estudiantes [ver estudio].

En Chile podemos aprender bastante de las buenas prácticas que se han desarrollado en el extranjero. Por ejemplo, en el Reino Unido las autoridades universitarias deben consultar y colaborar con los sindicatos de funcionarios y asociaciones de estudiantes al momento de identificar áreas de mejora o aplicar políticas de salud mental. Asimismo, algunas universidades ponen a disposición del personal un programa de formación en diferentes temáticas ligadas a la salud mental, protocolos de acción que definen vías claras de acceso a los servicios para aquellos estudiantes que decidan buscar ayuda, así como protocolos de respuesta frente a situaciones de crisis [ver guía de universidades británicas].

Nuestras universidades deben avanzar en el diseño de intervenciones adaptadas a la realidad local. En ello puede contribuir la evidencia ya generada por investigadores nacionales, pero también es crucial la colaboración de las federaciones de estudiantes. Estas intervenciones deben ser diseñadas según un modelo multinivel de promoción, prevención, detección e intervención. En los casos más severos la oferta de tratamiento debe ser escalonada (organizada por nivel de gravedad) y en coordinación con los equipo de salud general.

Las universidades tienen el desafío y la oportunidad de implementar programas que permitan compatibilizar la formación académica con el bienestar de sus estudiantes. En el actual periodo de inducción a los nuevos alumnos, es posible avanzar en la identificación de las personas en alto riesgo de presentar trastornos mentales para ofrecerles respuestas oportunas al comienzo de sus carreras, así como entregar información sobre los centros de apoyo y acompañamiento institucionales.

Los problemas de salud mental son complejos y multi-causales. Necesitamos la imaginación y compromiso de todas las comunidades universitarias para ofrecer soluciones sustentables.

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Investigadores Imhay capacitaron a cerca de 200 profesionales de servicios públicos del país

El abordaje del trauma y el riesgo suicida en adolescentes, fueron las principales temáticas abordadas en las jornadas de capacitación, realizadas por investigadores del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), en Santiago y Arica. “Es importante un abordaje integral y multidisciplinario del tema y es relevante capacitar a los profesionales que trabajan con estos jóvenes, porque ellos son las personas que podrían darse cuenta de si existe algún riesgo, intervenir a tiempo y comunicarlo al equipo de salud”, afirmó la psiquiatra Vania Martínez, académica de la Facultad de Medicina y directora de Imhay.

En Chile, el suicidio es la primera causa de muerte en personas de 15 a 24 años y si bien en nuestro país la tasa de suicidio infanto adolescente ha disminuido en los últimos años, ubicándonos por debajo del promedio de la OCDE, sigue siendo un tema de cuidado para la autoridades sanitarias, que desde el año 2013 llevan adelante el Programa Nacional de Prevención del Suicidio.

Algunas de las orientaciones de este plan indican la necesidad de actualizar los conocimientos sobre esta temática a los equipos de salud. En este contexto, la psiquiatra y académica de la Facultad de Medicina, Vania Martínez, que dirige el Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay) lideró, junto a investigadores de este centro, una serie de capacitaciones realizadas en las ciudades de Santiago y Arica, y en la que participaron más de 200 profesionales de la salud mental ligados al Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), a la Seremi de Salud de la región de Arica y Parinacota, y a la Municipalidad de Huechuraba.

Salud mental en jóvenes infractores de ley

La primera capacitación dictada por los profesionales de Imhay se realizó a equipos de tratamiento por consumo problemático de drogas de Senda, quienes trabajan con adolescentes infractores de ley. En dicha oportunidad, más de 100 profesionales de todo el país recibieron herramientas para la pesquisa oportuna y la intervención desde el ámbito clínico sobre conducta suicida y trauma.

El investigador asociado de Imhay, Daniel Núñez, fue el encargado de abordar la asociación entre trauma y conducta suicida en jóvenes infractores de ley, instancia en la que señaló que las experiencias traumáticas vividas durante la infancia y sobre todo aquellas asociadas a maltrato y abusos ejercidos por personas que deberían ser protectoras, tienen la capacidad de alterar el normal desarrollo de competencias que, por ejemplo, permiten regular nuestras emociones y resolver distintas tareas ejerciendo roles de manera relativamente adaptativa y funcional.

En este sentido, el experto comentó que “alguien que no logra identificar y regular adecuadamente sus emociones es probable que tenga conductas impulsivas y agresivas, tanto hacia los demás como también hacia sí mismo, cuando enfrenta situaciones conflictivas que amenazan su seguridad física, emocional y psicológica. Es muy probable que este tipo de comportamientos favorezcan cierto rechazo que finalmente aumenta las posibilidades de aislamiento, pérdida de apoyo social e involucramiento en redes y conductas de riesgo, todos factores asociados con conducta suicida”.

Según cifras del Ministerio de Salud, el 97,44 por ciento de los adolescentes infractores de ley ha sufrido maltrato físico y/o psicológico, el 94,85 por ciento ha sido víctima de abandono o negligencia, el 76,9 por ciento ha sido víctima de violencia intrafamiliar y el 57,89 por ciento ha experimentado la indigencia urbana. De allí la relevancia de capacitar a profesionales que trabajan con esta población, dada la alta prevalencia de trastornos mentales existente en estos jóvenes, que es mayor que en la población general de la misma edad. Por ejemplo, este grupo tiene 10 veces mayor riesgo de psicosis, 2 a 4 veces mayor riesgo de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y existe 4 a 5 veces mayor riesgo de depresión en las niñas.

Por su parte, la profesora Vania Martínez, quien enfocó su relatoría en las principales herramientas de evaluación e intervención, y en la generación de protocolos de acción para enfrentar el riesgo suicida, señaló que “este grupo de adolescentes tiene más trastornos del ánimo y estrés postraumático. Además, existe abuso de sustancias y alcohol, y también hay trastornos en la línea del descontrol de impulsos. Por ello es importante un abordaje integral y multidisciplinario del tema y es relevante capacitar a los profesionales que trabajan con estos jóvenes, porque ellos son las personas que podrían darse cuenta de si existe algún riesgo, intervenir a tiempo y comunicarlo al equipo de salud”.

Abordaje en el sistema público de salud

Considerando que el suicidio se trata de un fenómeno complejo y en el que influyen múltiples factores, es que es importante realizar acciones formativas de detección e intervención que permitan actuar de manera oportuna y efectiva. Para ello es de vital importancia que los profesionales de la salud de todos los niveles de atención cuenten con conocimientos actualizados sobre cómo actuar en casos de riesgo.

Considerando este objetivo, es que Vania Martínez y el investigador joven de Imhay, Álvaro Jiménez, llegaron hasta la ciudad de Arica donde, junto a la Seremi de Salud de la región, dictaron una capacitación sobre el tema a profesionales de la red de atención de salud mental de los niveles primario y de especialidad, con el fin de mejorar sus competencias en el abordaje de la conducta suicida en adolescentes.

Andrea Jara Rojas, encargada de salud mental y del programa de prevención del suicidio de la Seremi de Salud de la Región de Arica y Parinacota, valoró la realización de esta capacitación que se alinea con los objetivos del Programa Nacional de Prevención del Suicidio del Ministerio de Salud. “Desde el año 2014 estamos trabajando en la temática, sin embargo, la rotación de profesionales en el sector salud es alta, por tanto, siempre es importante ir capacitando y profundizando en esta importante área. En este sentido, estábamos esperando realizar esta jornada con los profesionales de Imhay dado el trabajo que están realizando en investigación e intervención”, señaló.

“Los participantes de Arica fueron muy activos, aportaron muchas ideas, comentaron las distintas experiencias que han tenido, lo que sin duda enriqueció mucho la jornada. Además, fue muy importante que vinieran desde distintos niveles de atención, porque cada nivel tiene sus particularidades y complejidades específicas que es importante conocer y abordar”, destacó la directora de Imhay.

El ciclo de capacitaciones 2018 sobre abordaje del riesgo y conducta suicida impartido por el Núcleo Milenio Imhay se cerró con una jornada realizada en conjunto con el Departamento de Salud de la Municipalidad de Huechuraba, ocasión en la que asistieron cerca de 50 profesionales médicos, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y técnicos/as sociales que se desempeñan en la Atención Primaria de Salud y COSAM de la comuna.

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Opinión: Problemas de salud mental en estudiantes universitarios (I): ¿consecuencias de la (sobre) carga académica?

Muchos sacrificios familiares se justifican cuando un hijo o una hija llega a la universidad. Pero ese sueño puede verse afectado por el alto riesgo que enfrentan los universitarios de desarrollar problemas de salud mental. En los últimos años, las unidades de bienestar de las universidades chilenas han detectado una demanda de atención creciente en esa área. ¿Qué dicen los datos disponibles?: un 27% de los estudiantes presenta sintomatología depresiva severa, 24% un consumo problemático de alcohol y 15% algún tipo de trastorno de la alimentación. En esta columna se examinan posibles causas de estos problemas. En una segunda entrega se abordarán propuestas de solución.

Un malestar recorre las universidades. La sobrecarga académica, el estrés y los problemas de salud mental se han transformado recientemente en objeto de nuevas demandas de las federaciones universitarias. ¿Cuáles son las raíces de este malestar? Y lo más importante: ¿cómo podemos enfrentarlo?

El ingreso a la educación superior abre grandes oportunidades, pero también supone sobrellevar los desafíos propios de la transición a la edad adulta. Este periodo de “adultez emergente” (18-28 años) viene acompañado muchas veces por un alejamiento de las familias, migración desde las localidades de origen, la necesidad de equilibrar estudios con empleo, dificultades económicas e incertidumbre respecto al futuro. Muchos jóvenes se deben adaptar además a cambios profundos en los roles sociales, como la transición desde un modelo escolar altamente estructurado y protegido a uno caracterizado por la flexibilidad, autonomía, nuevas exigencias y métodos de aprendizaje. Asimismo, el paso por la universidad se puede asociar a inconsistencias o desajustes entre las altas expectativas (mayores oportunidades laborales e ingresos, movilidad social ascendente) y las oportunidades reales que disponen los estudiantes una vez egresados (alta competencia en el mercado laboral, tensiones asociadas al endeudamiento).

Distintos estudios han demostrado que la obtención de títulos universitarios tiene un efecto protector contra los problemas de salud mental a lo largo de la vida. Sin embargo, el periodo universitario es un momento particular donde los jóvenes presentan una alta prevalencia de problemas de salud mental. Se trata, de hecho, de un periodo que coincide con el inicio de la mayor parte de los trastornos mentales.

Durante los últimos años, las unidades de bienestar de las universidades chilenas han detectado una demanda de atención creciente asociada a problemas de salud mental. En este contexto, ¿qué nos dicen los datos disponibles? Las cifras internacionales permiten estimar que alrededor del 20% de los estudiantes universitarios cumplen con los criterios de depresión mayor.

En Chile algunos estudios indican altas tasas de sintomatología ansiosa y depresiva en esta población, particularmente entre las estudiantes mujeres, siendo incluso superiores al promedio nacional en los grupos de edad correspondientes. Un estudio de prevalenciamuestra que un 27% de los estudiantes universitarios presenta sintomatología depresiva severa. El mismo estudio identifica que un 10% de los estudiantes cumple con los criterios de trastorno bipolar, mientras que el 24% presentaría un consumo problemático de alcohol y el 15% sufriría algún tipo de  trastorno de la alimentación. Asimismo, el 5% de los estudiantes presentaría un riesgo moderado a severo de intento de suicidio. A estas cifras se agrega un uso creciente y desregulado de medicamentos -como metilfenidato o modafinilo- para lograr mayores niveles de concentración y rendimiento en periodos de alta demanda académica.

¿Estamos frente a una de las consecuencias de la (sobre) carga académica? Diversos diagnósticos de la época nos recuerdan que actualmente vivimos en “sociedades del rendimiento”, caracterizadas por un compulsivo exceso de trabajo. En este tipo de sociedades los individuos están en permanente competencia con los demás, pero también consigo mismos. La contracara del rendimiento es la fatiga, el sentimiento de insuficiencia, el desasosiego y la depresión. De este modo, la experiencia de estrés agudo, crónico o burn-outno sería sino la consecuencia de una explotación voluntaria de sí mismo que se hace pasar por libertad, éxito y auto-realización. ¿Se trata también de un problema que afecta a nuestras universidades?

No son pocas las voces que han sostenido que la carga académica, largas horas de estudio y numerosas noches sin dormir serían el principal factor que afecta la salud mental de los estudiantes. Existe un consenso en las unidades de bienestar de las universidades respecto a que los principales motivos de consulta psicológica entre los estudiantes están relacionados con el área académica. Y es que la percepción de estar jugándose el futuro en los exámenes parece impactar significativamente sobre su bienestar emocional.

¿Es la sobrecarga académica la causa del problema? Sería reduccionista pensar que es el único factor. Por un lado, las causas subyacentes varían de persona a persona, no todos los estudiantes responden de igual modo frente a la misma carga y ciertamente no todos sus problemas están relacionados con sus experiencias universitarias. Por otro lado, los estudiantes tienden a buscar ayuda una vez que su rendimiento académico se ve afectado, pero a menudo sus dificultades comienzan mucho antes y se asocian a vulnerabilidades y factores de riesgo que se arrastran desde la adolescencia.

Por lo tanto, para comprender este (¿nuevo?) malestar universitario es necesario interpretarlo en el contexto de los cambios más amplios que se han producido en las dinámicas generacionales y en el sistema de educación superior chileno.

Por una parte, los problemas de salud mental parecen ser cada vez más frecuentes en niños y adolescentes, lo que podría explicar la agudización de estos cuando las nuevas generaciones ingresan al sistema de educación superior. Por otra parte, la profunda diversificación de la matrícula universitaria durante las últimas décadas y los valiosos esfuerzos por reducir las barreras socioeconómicas en el ingreso (por ejemplo, a través de la política de gratuidad y los cupos de equidad) han producido un cambio importante en el perfil sociodemográfico de los estudiantes, permitiendo la incorporación de grupos de personas que presentan un mayor riesgo a desarrollar problemas de salud mental (en particular, mujeres e individuos provenientes de grupos más vulnerables). Estos procesos pueden estar acompañados por la reproducción de experiencias de desigualdad al interior de las instituciones, produciendo dificultades de adaptación de las primeras generaciones de universitarios al nuevo contexto social que representa la vida universitaria.

¿Y si la alta prevalencia global de problemas de salud mental entre los estudiantes universitarios no es sino un síntoma de una crisis de la idea moderna de Universidad? La institución que conocemos como Universidad se ha desarrollado en base a la concepción moderno-industrial de la educación como una cadena de producción y distribución del conocimiento. Esta idea asume el supuesto de que mientras entreguemos a los estudiantes un conjunto de datos y habilidades éstos lograrán crear un relato suficientemente coherente de la realidad para poder transformarla. Sin embargo, la complejidad del mundo de hoy enfrenta a los jóvenes a enormes cantidades de información que resulta difícil asimilar, exigiendo mayor flexibilidad emocional, cognitiva y relacional para adaptarse a cambios acelerados.

Más allá de estas posibles causas, lo cierto es que los problemas de salud mental pueden afectar a los estudiantes en cualquier momento de su carrera. Sin embargo, las primeras etapas de la vida universitaria tienen el potencial de convertirse en un escenario clave para la prevención, detección y tratamiento temprano de problemas que no solo afectan la vida de hoy, sino que comprometen el bienestar de mañana. Los problemas de salud mental tienen un impacto sustancial en el rendimiento académico, aumentan el riesgo de abandono de las carreras y actúan insidiosamente en la percepción que las personas tienen de sí mismas y en sus relaciones sociales, además de ser fuertes predictores de un menor rendimiento ocupacional y nivel de empleabilidad en el futuro.

La esencia de la existencia de un problema es que tiene solución, pero a condición de responder las preguntas pertinentes. Si ya contamos con algunos diagnósticos generales, ¿qué acciones podemos ahora implementar? Es lo que abordaremos en la próxima columna.

Fuente: ciperchile.cl

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Proyecto Cuida Tu Ánimo: Uso de página web logra reducir sintomatología depresiva en escolares

Casi mil alumnos, entre primero y tercero medio de ocho colegios de la Región Metropolitana, participaron en una investigación realizada por académicos e investigadores de la Facultad de Medicina, quienes utilizaron un programa en línea para la promoción, prevención e intervención de los trastornos del ánimo. Los resultados de este estudio, presentados en Casa Central, fueron auspiciosos y revelaron que los estudiantes que hicieron uso de la plataforma web lograron reducir los síntomas depresivos en comparación al grupo que no tuvo acceso a esta tecnología.

La depresión en adolescentes es una enfermedad altamente prevalente, recurrente y asociada a importantes consecuencias negativas. En nuestro país, un estudio epidemiológico encontró que en Santiago, un 7,8 por ciento de los adolescentes entre 12 y 18 años sufriría de depresión. Además, estudios internacionales muestran que entre un 14 y 25 por ciento experimentan al menos un episodio depresivo antes de llegar a la edad adulta. Por estas razones es de relevancia generar evidencia de intervenciones no sólo para tratar la depresión, sino también para prevenirla e intervenirla precozmente.

Una de las iniciativas que está abordando este fenómeno en los colegios es el proyecto Fondecyt, llamado “Cuida tu ánimo”, liderado por la Dra. Vania Martínez, psiquiatra infantil y del adolescente, académica de CEMERA de la Facultad de Medicina, y directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), quien fue la encargada de presentar los resultados de la investigación en un evento que convocó a más de 150 personas.

«Cuida tu ánimo» es un programa en línea que tiene como objetivos promover el bienestar emocional y prevenir e intervenir tempranamente los problemas del ánimo en adolescentes a través del uso de una página web y fue aplicado a alumnos de ocho colegios del área norte de la Región Metropolitana.

Los requisitos de ingreso al programa fueron que los participantes presentaran sintomatología depresiva leve y moderada de acuerdo al cuestionario de autoreporte Patient Health Questionnaire(PHQ-9), bajo riesgo suicida y que no estuvieran tratamiento psicológico o con fármacos antidepresivos. De acuerdo a estas características, finalmente 947 alumnos, entre primero y tercero medio, formaron parte del estudio: 475 estudiantes lo hicieron en el grupo activo (quienes usaron la página web) y 472 estudiantes en el grupo control (que no utilizó la plataforma).

Los del grupo activo usaron la plataforma durante cinco meses, donde tuvieron acceso a material audiovisual psicoeducativo, a una monitorización de sus síntomas anímicos cada dos semanas y a un chat en línea con psicólogos del equipo de investigación. Luego de finalizado el período de aplicación del estudio, los resultados son alentadores, ya que el programa fue eficaz en reducir la sintomatología depresiva de los participantes en forma estadísticamente significativa en comparación con el grupo control.

“Los beneficios de aplicar un programa basado en internet es que tiene mayor flexibilidad en términos de horario e intensidad que uno presencial, porque si hay un estudiante que requiere más seguimiento o apoyo, se lo podemos ofrecer con mayor facilidad. Además, podemos asegurar que la calidad y la fidelidad de lo que estamos ofreciendo es similar para todos. Y también está el tema de la confidencialidad, porque en las actividades grupales presenciales, a veces es difícil exponer situaciones que son más bien personales, pero con el uso de Internet está la posibilidad de plantear problemas más íntimos”, puntualizó la Dra. Martínez.

“La mayoría de los adolescentes asisten a establecimientos escolares y tienen acceso a Internet, es por eso que este programa puede favorecer el acceso a información y apoyo para estudiantes que lo requieran en la temática de depresión que está muy relacionada al riesgo suicida”, agregó la experta.

La necesidad de detectar tempranamente

La gravedad de los síntomas depresivos entre los adolescentes se asocia a una mayor presencia de ideación y comportamientos suicidas, por ello es importante comenzar a derribar los mitos que giran en torno a las enfermedades mentales. Sin ir más lejos, un 49 por ciento de los participantes de la investigación indicó que la depresión en un signo de debilidad personal.

En este contexto, María Paz Araya, encargada del Programa Nacional para la Prevención del Suicidio del Ministerio de Salud y quien fue invitada a presentar sobre esta temática, señaló la necesidad de comenzar a hablar abiertamente del suicidio y sobre todo, generar formas de ayuda oportunas. De acuerdo a la psicóloga, es fundamental que los equipos de los colegios sean capacitados para detectar a estudiantes en riesgo. «El suicidio se puede prevenir y los establecimientos educacionales juegan un importante rol en la prevención del suicidio, y en conjunto con su red de apoyo, pueden desarrollar acciones protectoras de la salud mental que han demostrado reducir el riesgo de conducta suicida en niños, niñas y adolescentes”, indicó.

Luego de la presentación de resultados del proyecto, un panel compuesto por representantes del Ministerio de Salud, de la Seremi de Salud, el Ministerio de Educación, jóvenes pertenecientes al consejo consultivo del Minsal y el Dr. Ricardo Araya, del King´s College London, comentaron los resultados de la intervención y coincidieron en la necesidad de seguir investigando en este tema, de la importancia que las escuelas tengan un rol activo en la prevención de problemas de salud mental de sus estudiantes y que se continúen explorando nuevas estrategias que incluyan la mirada de los jóvenes en el diseño de las intervenciones y en las mesas de trabajo intersectoriales.