La Dra. Vania Martínez, directora del Núcleo Milenio Imhay y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile fue entrevistada por el canal DNews, para conversar sobre los índices de la salud mental en Chile de adolescentes y jóvenes, reconocer las señales de alerta y cómo acompañarlos a solicitar ayuda profesional.
En la entrevista, la académica destacó que «con la pandemia hemos hecho algunas investigaciones que no son de toda la población pero por ejemplo, de cinco universidades de Chile y hemos encontrado como 1 de cada 3 personas tiene síntomas de ansiedad y depresión clínicamente relevantes, lo cual nos alerta y nos preocupa».
«Yo creo ha costado bastante retornar la rutina posterior a pandemia, no sé si es generalizado, pero en los espacios en los que me toca estar, ha costado mucho más que antes el poder organizarse y dejar tiempo para trabajo, estudio, tiempo para compartir con otras personas, tiempo para uno mismo, para dormir, para alimentarse bien que también es algo muy relevante, o hacer actividad física. Entonces cómo metemos eso en los casilleros, es algo que nos está costando a todos pero en adolescentes y niños requieren también desde el mundo adulto, de las personas que están al cuidado de ellos, poder apoyar esa organización», agregó.
Escucha la entrevista completa, a continuación:
María Belén Aburto Ponce, investigadora joven del Núcleo Milenio Imhay actualmente se encuentra trabajando, en calidad de postdoctorante, en el Nathan Kline Institute for Psychiatric Research de Nueva York, donde está estudiando los mecanismos alterados de la percepción sensorial que explicarían algunos síntomas de esta enfermedad mental.
La Dra. M. Belén Aburto Ponce se encuentra trabajando como investigadora postdoctoral en el Nathan Kline Institute for Psychiatric Research de Nueva York.
Se sabe que del total de pacientes diagnosticados con algún Estado Mental de Alto Riesgo (EMAR), alrededor de un 30 por ciento desarrolla esquizofrenia en un par de años. Otro porcentaje deriva en otra enfermedad mental, pero en algunos casos, los síntomas desaparecen y no se llega a presentar ningún trastorno.
El desafío para los/as profesionales de salud mental es saber por qué en ciertas personas se desarrolla una enfermedad permanente como la esquizofrenia y en otras no, y qué intervenciones se pueden realizar para frenar la evolución de esta afección mental. Una joven científica chilena forma parte de un equipo que está avanzando en el estudio de este tema.
Se trata de María Belén Aburto Ponce, bióloga, Magíster en Ciencias Biológicas y Doctora en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile, quien se ha dedicado a investigar el procesamiento neuronal de estos/as pacientes, como parte del equipo del Laboratorio de Psiquiatría Traslacional de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile (Psiquislab) que dirige la Dra. Rocío Mayol, también investigadora joven de Imhay.
En específico, la Dra. Aburto estudia la forma sobre cómo las personas con EMAR perciben sonidos con contenido emocional. Su objetivo es identificar indicadores de la gravedad de los cuadros y eventualmente poder predecir quiénes van a desarrollar una enfermedad. Algunos resultados de los estudios en que participa muestran que efectivamente en aquellas personas que presentan esquizofrenia hay una correlación entre sus síntomas y la manera diferente en cómo procesan los sonidos neutrales, los tristes o los alegres.
Avanzando hacia un tratamiento
El equipo del NKI donde trabaja M. Belén Aburto, logró mejorar la capacidad de los/as pacientes para reconocer emociones mediante estimulación transcraneal.
Para profundizar en este campo y avanzar hacia la identificación de síntomas y procesamiento sensorial en etapas tardías de la enfermedad, el año 2022 la investigadora joven de Imhay llegó hasta la Universidad de Columbia, en Nueva York, a realizar un postdoctorado con la connotada científica Antígona Martínez del Nathan Kline Institute for Psychiatric Research (NKI), dependiente de la Oficina de Salud Mental del Estado de Nueva York, quien encabeza uno de los laboratorios dedicados a estudiar la dinámica espacio-temporal de las deficiencias del procesamiento visual en la esquizofrenia.
“Una de las hipótesis es que los síntomas de la esquizofrenia pueden ser explicados, en parte, por alteraciones en el procesamiento sensorial”, cuenta María Belén Aburto desde Estados Unidos. “Básicamente, estos/as pacientes tienen dificultades, por ejemplo, para percibir o reconocer las emociones en las caras de las personas porque ellos/as no están mirando la parte de la cara que deberían ver para poder definir la emoción en ese rostro”, agrega la investigadora.
Mediante imagenología con resonancia magnética y encefalogramas han logrado medir la actividad neuronal de los/as pacientes cuando les presentan ciertos estímulos, y comprobar que efectivamente hay alteraciones respecto a los mapas de personas neurotípicas (personas que no presentan alteraciones a nivel del neurodesarrollo).
En el laboratorio del NKI, los/as investigadores/as también han dado pasos hacia posibles formas de tratamiento o remediación de los síntomas. Mediante estimulación transcraneal lograron mejorar la capacidad de los/as pacientes para reconocer emociones sobre rostros en movimiento, es decir, mientras cambian los gestos faciales.
“Por ejemplo, cuando una persona empieza a reírse en un video, eso activa una parte del cerebro que es distinta a cuando vemos una foto de alguien riendo. Entonces, hemos visto que esta estimulación hace que las personas aumenten la eficiencia del reconocimiento de emociones”, explica la Dra. Aburto.
Como el proyecto aún está en fase experimental, se han visto los efectos positivos sólo durante la media hora que dura la estimulación transcraneal. Aún está por verse si el realizar sesiones más seguidas o de mayor duración consigue efectos más persistentes.
La evolución cerebral de la esquizofrenia
María Belén Aburto se formó en el campo de las ciencias básicas, pero su tesis doctoral en ciencias biomédicas y sus investigaciones iniciales en el Psiquislab y en la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile le permitieron relacionarse directamente con pacientes y comprender el impacto del trabajo científico en la comunidad.
“Cuando uno ve las etapas avanzadas de la enfermedad también ve qué pasa cuando el tratamiento es más tardío y cuáles son las dificultades que estas personas tienen que enfrentar. Entonces, es muy relevante que los síntomas y los tratamientos se aborden tempranamente”, explica la investigadora joven de Imhay.
Y agrega que la adolescencia es vital para poder detectar síntomas “porque es en esta etapa de la vida en la que las personas aprenden a socializar y a conocer las claves sociales. Pero cuando ciertas enfermedades aíslan, esta enseñanza o este aprendizaje no ocurre y, después, cuando se llega a la adultez, estas actividades se vuelven aún más difíciles”.
Esto sucede en el caso de la esquizofrenia, que es una enfermedad mental grave donde el funcionamiento psicosocial deficiente se asocia con la dificultad de adquirir habilidades sociales, en inferir emociones de expresiones faciales o por inflexión de la voz. Por ello es de relevancia conocer e identificar a tiempo aquellas señales o síntomas iniciales para controlar y/o retrasar el desarrollo de la enfermedad.
El trabajo de investigación en un centro con la capacidad de reclutamiento de pacientes y los recursos tecnológicos y científicos como los que tiene el NKI le han permitido a la Dra. Aburto observar directamente los cambios cerebrales que experimentan los/as pacientes con esquizofrenia y las necesidades particulares de los tratamientos según la edad de cada persona.
“El acercamiento que se hace en personas adultas y en personas jóvenes es distinto, ya que las necesidades y el cómo se dirige la investigación son diferentes y, por ende, los resultados también. Por ejemplo, en algunos casos, he visto que en adolescentes que tienen síntomas más atenuados, existe una hiperactividad en ciertas zonas cerebrales. Y una se pregunta por qué ocurre eso si el rendimiento de la tarea que se le da está bajo o un poco más bajo que el de una persona neurotípica. Entonces, lo que pasa es que quizás el cerebro está ´compensando´ para tratar de mantener el nivel”.
Y agrega que “por otro lado, en la etapa adulta, cuando las personas ya tienen el diagnóstico de esquizofrenia, puedes ver cierta compensación -pero de manera diferente-, en otras partes del cerebro que quizás son más profundas. Entonces, ahí empiezas a ver cómo la enfermedad va avanzando y va cambiando la actividad en distintas partes del cerebro. Es por eso que la aproximación a la enfermedad debe ser distinta de acuerdo al grupo etario, ya que, si se quiere dar un tratamiento, debe ser oportuno pero también adecuado a las necesidades de cada paciente”, comenta la investigadora.
El investigador joven del Núcleo Milenio Imhay y académico de la Universidad San Sebastián, Dr. Álvaro Jiménez, fue entrevistado en el matinal “Una mañana en familia” de ITV Patagonia , donde conversó de salud mental y del curso online “Abordaje del riesgo suicida en adolescentes y jóvenes”.
En esta iniciativa, desarrollada por el Núcleo Milenio Imhay y que está disponible a través de la plataforma de educación virtual Coursera , quienes se inscriban podrán reconocer la relevancia de abordar el riesgo suicida en adolescentes y jóvenes, y el rol que tenemos todos y todas en su prevención considerando directrices de la Organización Mundial de la Salud, el cuestionamiento a los mitos y creencias erróneas, y el uso de una comunicación segura y responsable.
El investigador destacó que “la inscripción es totalmente gratuita, pueden acceder a todo el contenido del curso, está diseñado no para profesionales, no para especialistas, sino que para un público amplio y adulto”.
Ve la entrevista completa, a continuación:
Ingeniería en información y control de gestión desempeña un papel crucial en el diseño e implementación de intervenciones de salud que impacten positivamente en la sociedad a través del desarrollo de políticas públicas costo-efectivas.
Paola Tapia, académica de la Uchile e investigadora joven del Núcleo Milenio Imhay trabaja para contribuir con criterios técnicos y basados en la evidencia que faciliten la toma de decisiones costo-efectivas en el sector sanitario.
Cuando Paola Tapia tenía 15 años sufrió una complicación médica importante que le hizo vivir experiencias únicas. Fue esta situación que la llevó a comprender, en primera persona, los complejos caminos que transitan las personas en sus procesos de tratamiento. “Esto me llevó a apreciar la importancia del cómo los equipos de salud trabajan en conjunto para lograr que el/la paciente se recupere, cómo influyen en los resultados de salud y cómo pequeñas prácticas en sus procesos se vuelven tan relevantes en la recuperación de una persona”, recuerda.
Tiempo después, ya como Ingeniera en Información y Control de Gestión, y Magíster en Control de Gestión de la Universidad de Chile, decidió profundizar su compromiso con la salud y aportar con sus conocimientos profesionales. Entre 2010 y 2019, realizó investigaciones y asesorías, ocupando cargos ejecutivos en áreas relacionadas con la gestión del desempeño y control de gestión en clínicas y hospitales, tanto públicos como privados.
“Durante este tiempo, desarrollé bastantes competencias en temas de control de gestión, así como en el uso de grandes volúmenes de datos para guiar a gerentes, particularmente a directores/as de salud y directivos, a tomar mejores decisiones estratégicas dadas las restricciones de recursos y presupuestos, y en respuesta a las demandas de salud que provocan las listas de espera y la carga asistencial de la población”, comenta.
Su interés profesional la condujo de vuelta a la investigación, la asesoría en salud para organismos internacionales como la Organización Panamericana de la Salud y la academia. Fue así que regresó a la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile para retomar su carrera académica, impartir clases y guiar las prácticas en la carrera de Ingeniería en Información y Control de Gestión. Además, retomó la colaboración en investigación con la Dra. Alicia Núñez -quien es investigadora principal del Núcleo Milenio para mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes, Imhay-, así como con la Dra. Liliana Neriz, la Dra. Verónica Fuentes y el Dr. Francisco Ramis. Dada la experiencia previa de Paola en temas de salud, su incorporación al, Núcleo Milenio Imhay como investigadora joven fue un paso natural para fortalecer el trabajo que la Dra. Núñez ya hacía, evaluando las intervenciones y proyectos en salud mental del equipo de investigación.
“Quise ser parte del Núcleo Milenio Imhay porque, dentro de las prioridades de salud, la salud mental es un tema relevante ahora y en el futuro, como se evidenció durante la pandemia de COVID-19. Entonces, ¿cómo puedo aportar desde mi perspectiva profesional con el uso de herramientas de gestión al análisis en las investigaciones, políticas, programas e intervenciones en salud mental que se están implementando? Evaluándolas, analizando su desempeño y comprendiendo si los resultados están alineados a un objetivo de país sustentable en el tiempo, acorde a la Agenda de Salud 2030. Eso es lo que me une a Imhay”.
Hacer eficientes las iniciativas
Paola Tapia próximamente comenzará a cursar un doctorado en Estados Unidos, en Health Services Research, gracias a una beca Fulbright. Su objetivo es continuar potenciando su carrera académica y colaborar desde su perspectiva como ingeniera para estudiar y comprender los procesos y factores que influyen en la adopción exitosa y efectiva de políticas, programas e intervenciones de salud, con el propósito de mejorar su implementación y los resultados de estas herramientas.
“Uno de los temas de investigación en los que he trabajado es con el Costeo ABC, una metodología que ayuda mucho a identificar áreas de mejora y a optimizar los recursos para la toma de decisiones. Mi área de investigación involucra el desarrollo de información oportuna y confiable que contribuya a tomar decisiones que beneficien a las personas y que permitan la implementación de políticas públicas”.
Se trata, entonces, de contribuir con criterios técnicos y basados en la evidencia que faciliten la toma de decisiones costo-efectivas, especialmente vitales en el sector sanitario. Donde, por ejemplo, se realice prevención y promoción de salud con una mirada a largo plazo y evaluando su impacto en la población, aprendiendo de regiones que están logrando los resultados esperados y apoyando a otras que presentan mayores brechas.
Big Data, redes neuronales y escalabilidad
Los aportes de la inteligencia artificial y Big Data también forman parte de las técnicas de investigación utilizadas por la investigadora. A través de indicadores y distintas fuentes de datos, se recopila información acerca de cómo están funcionando los sistemas sanitarios mediante modelos de gestión del desempeño.
“En la gestión del desempeño, se evalúan tanto los resultados financieros como no financieros. Por ejemplo, en el ámbito no financiero se analiza la satisfacción de los/as pacientes, los tiempos de espera, el tiempo de ciclo de los procesos asistenciales, la producción hospitalaria, cobertura, calidad, tasa de utilización de los pabellones quirúrgicos, la tasa de consultas médicas por paciente, indicadores epidemiológicos, entre otros resultados claves de desempeño que van señalizando los avances de los establecimientos. Estos son algunos ejemplos de indicadores que se monitorean en salud para evaluar si la estrategia que se está utilizando es la correcta y se están generando los resultados deseados, tanto en el corto como en el largo plazo”.
Entonces, agrega la investigadora de Imhay, “se mide y se va evaluando si se están logrando los desafíos que se propuso un hospital y también se pueden adaptar estrategias contingentes a cambios del entorno, por ejemplo, una pandemia. Estos modelos de gestión del desempeño contribuyen tanto a organizaciones, ya sean micro, como hospitales, o macro, como un gobierno, y son estos últimos los que finalmente diseñan y ejecutan las políticas públicas”.
¿En temas de salud mental debe ser más necesario todavía demostrar o convencer a tomadores/as de decisiones acerca de la costo-efectividad de ciertas políticas o instrumentos?
– Es relevante instalar la importancia de que las intervenciones en salud sean costo-efectivas. Las políticas públicas tienen que ser financieramente sostenibles y sustentables en el tiempo, no pueden depender de un gobierno, y esto es muy relevante en salud.
Al momento de evaluar la implementación de un programa o intervención en salud, siempre recomiendo comenzar con un modelo piloto y prototipos que permitan evaluar, detectar mejoras y escalar el modelo a un nivel de madurez mayor, que va ligado a la filosofía de mejoramiento continuo. Además, analizo y estudio los facilitadores, las limitaciones, las áreas prioritarias y la identificación de brechas en la intervención, porque se busca que el programa se pueda escalar, mejorar y evolucionar hacia un nivel de madurez mayor. Y eso también está muy relacionado con cómo la información de los sistemas te van permitiendo adaptar las intervenciones de salud a través de evaluar los resultados de la intervención. Uno va evaluando y generando conocimiento que se va expandiendo. Eso es lo que se quiere lograr con estas iniciativas, ya sean de salud mental o de cualquier otra intervención en salud.
Conoce más del trabajo de la Paola Tapia AQUÍ
Cada 30 de marzo se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar. Esta fecha busca sensibilizar a la población sobre esta enfermedad mental que todavía está rodeada de estigma. En Chile, se estima que 2 de cada 100 personas presenta este trastorno.
“En población adolescente, sobre todo cuando uno explora en la evaluación clínica, la familia es un elemento muy importante en el diagnóstico, ya que actúa como informante de los síntomas», indica la investigadora de Imhay, Dra. Francesca Borghero.
El Día Mundial del Trastorno Bipolar se conmemora a partir del natalicio del pintor holandés Vincent Van Gogh, uno de los artistas más influyentes del mundo, quien fue diagnosticado póstumamente con probable trastorno bipolar.
¿El objetivo? Mejorar la conciencia sobre esta enfermedad y reducir el estigma social asociado a su diagnóstico y tratamiento. A través de esta conmemoración se busca proporcionar información sobre este trastorno a la comunidad y comprender la importancia de un diagnóstico oportuno.
El trastorno bipolar, de acuerdo a la definición descrita por el Ministerio de Salud de Chile, es una enfermedad mental grave, crónica, que afecta los mecanismos de regulación del estado del ánimo en el cerebro. “Limita la funcionalidad de los pacientes, implica una enorme carga socioeconómica y está asociada a una alta morbilidad y mortalidad, por lo que es fundamental su diagnóstico y tratamiento precoz”.
Para saber más acerca de esta enfermedad, conversamos con Francesca Borghero, psiquiatra infantil y del adolescente e investigadora joven de Imhay, quien es experta en el tema y una de las autoras de la Guía para Pacientes y Familiares “Conociendo el Trastorno Bipolar”, documento elaborado por el Ministerio de Salud de Chile y la Sociedad Chilena de Trastornos Bipolares (SOCHITAB).
La Dra. Borghero detalla que esta enfermedad se manifiesta con episodios de profunda tristeza, desánimo e infelicidad, denominados fases o episodios depresivos. Estos se alternan con otros episodios muy distintos, como exaltación del estado de ánimo, euforia, energía excesiva, irritabilidad e incluso delirio. A estos se les llama episodios maníacos o hipomaníacos, según su intensidad y duración.
De acuerdo a la OMS, el trastorno bipolar afecta a alrededor de 45 millones de personas en todo el mundo. En el caso de Chile, se estima que se presenta en 2 de cada 100 personas.
De acuerdo con la Guía para Pacientes y Familiares Conociendo el Trastorno Bipolar, “Quienes presentan un trastorno bipolar, experimentan cambios de ánimo poco comunes, estos, por lo general tienen cierta persistencia y duración por varios días, pudiendo acentuarse a tal punto que producen repercusiones negativas y problemas tanto para ellos mismos como para las personas que los rodean”.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), este trastorno afecta a alrededor de 45 millones de personas en todo el mundo. En el caso de Chile, se estima que el trastorno bipolar afecta a 2 de cada 100 personas, y si se considera el espectro de trastornos bipolares, esto puede llegar a 5 de cada 100 personas.
«Estas cifras tienen relación cuando uno mira dentro del espectro en general, que no son criterios tan estrictos como sólo la manía o trastorno bipolar I y II, sino que involucra incluso los trastornos bipolares no especificados y la ciclotimia (donde la persona tiene episodios recurrentes síntomas de hipomanía junto con varios periodos de estado de ánimo), que está también dentro de estas fluctuaciones de ánimo», explicó la Dra. Borghero.
Esta es una condición que afecta por igual a hombres y mujeres, etnias, culturas o nivel socioeconómico. La Dra. Borghero afirmó que, por lo general, el diagnóstico se hace cuando ya hay sintomatología más clara en la adolescencia y en los jóvenes. De hecho, la edad promedio de inicio de esta enfermedad es entre los 18 y los 20 años, y la mayoría de las personas experimentan el primer episodio antes de los 40 años.
“Lo que sí está descrito en la literatura es que, en general, las personas que presentan estos trastornos o esta enfermedad pueden tener entre 5 y 10 años de retraso en el inicio del tratamiento o en el diagnóstico», señala la investigadora.
Red de apoyo
La familia o el entorno de las personas que tienen esta enfermedad son determinantes como red de apoyo. Muchas veces son los que se hacen cargo de sus cuidados y se convierten en los principales agentes de cambio para acompañarlos en el tratamiento y curso de la enfermedad.
La Dra. Borghero indica que este trastorno, por lo general, tiene un componente biológico muy importante, cuyo factor de riesgo principal es tener un familiar directo con esta condición.
“En población adolescente, sobre todo cuando uno explora en la evaluación clínica, la familia es un elemento muy importante en el diagnóstico, ya que actúa como informante de los síntomas. Esto, porque a una persona que está presentando un episodio de manía o hipomanía le es muy difícil tener conciencia de la enfermedad. Pero, por lo general, hay un otro que sí se da cuenta de estos cambios en la persona, por muy sutiles que parezcan”, agregó.
Mitos sobre el trastorno bipolar
1.- “Toda persona con Trastorno Bipolar cambia constantemente entre un estado de manía y uno de depresión”
FALSO: El objetivo del tratamiento apunta a que las personas con Trastorno Bipolar puedan alcanzar un importante periodo de su vida con un ánimo o fase estable, lo que se conoce como eutimia, evitando nuevos episodios de inestabilidad anímica o recaídas.
2.- “La falta de litio en el cuerpo produce la enfermedad”
FALSO: Este elemento químico no está presente de forma natural en nuestro cuerpo. El litio se utiliza como tratamiento en dosis monitoreadas para ayudar a reforzar los mecanismos para estabilizar el ánimo, protege a las neuronas y disminuye el riesgo suicida. Por lo cual es útil tanto en las fases depresivas, en las de exaltación, como en las fases de estabilidad de la enfermedad.
3.- “Si tiene cambios de ánimo repentinos, es bipolar”
FALSO: El término “bipolar” se ha popularizado en los últimos años en nuestro lenguaje. Es frecuente escucharlo para hacer referencia a alguien que tiene cambios de humor repentinos. Esta acepción poco tiene que ver con el trastorno afectivo bipolar y, en cambio, aumenta el estigma sobre quienes la padecen, dificulta su diagnóstico y tratamiento, al considerarse como algo sin importancia.
4.- “Las personas con trastorno bipolar no pueden llevar una vida normal”
FALSO: Las personas con trastorno bipolar pueden llevar una vida normal si el diagnóstico es oportuno y se vincula con un tratamiento multidisciplinario.
NOTAS:
Las personas con trastorno bipolar pueden acceder al sistema de salud público o privado bajo la modalidad G.E.S.
Si quieres saber más sobre Trastorno Bipolar, te invitamos a conocer la Fundación Círculo Polar, agrupación que promueve el bienestar, la dignidad y el respeto a los pacientes con trastorno bipolar y a sus familias, informando, conteniendo, psicoeducando y promoviendo los recursos necesarios para la integración del paciente en la comunidad.
Si quieres saber más sobre el Trastorno Bipolar, te invitamos a ver la entrevista realizada en nuestro programa «Sintoniza tu Salud Mental», donde la psiquiatra e investigadora de Imhay, Dra. Francesca Borghero y la fundadora y presidenta de la Fundación Círculo Polar, Flavia Gal, conversaron sobre esta enfermedad.
La psicóloga, Doctora en Ciencias Biomédicas y una de las 100 Mujeres Líderes de El Mercurio del año 2022, dedica parte de su trabajo diario a la divulgación y posicionamiento de la labor que realizan las mujeres en la ciencia.
A través de la cuenta de Instagram @cientificamente_mujeres, la Dra. Rocío Mayol, investigadora joven de Imhay, ha buscado democratizar el conocimiento, difundiendo el trabajo de investigadoras chilenas.
El año 2022, el nombre de Rocío Mayol apareció entre connotadas profesionales líderes en sus campos, como rectoras de universidades, abogadas constitucionalistas, ejecutivas de grandes empresas y dirigentas políticas y sociales. ¿Su mérito? Una carrera profesional en ascenso en neurociencias, y un esfuerzo personal de divulgación del trabajo femenino nacional en ciencia, a través de la cuenta de Instagram @cientificamente_mujeres donde ha buscado democratizar el conocimiento y difundir el trabajo de investigadoras que están aportando a nuestro país.
Se trata de un espacio de entrevistas donde la investigadora joven del Núcleo Milenio Imhay, psicóloga, Doctora en Ciencias Biomédicas, directora del Laboratorio de Psiquiatría Traslacional de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile (Psiquislab), profesora adjunta del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y académica de la Universidad Alberto Hurtado, conversa junto a su colega Paulina Segovia con otras científicas chilenas para visibilizarlas “y equilibrar el sesgo de la prensa, que busca generalmente la voz de expertos hombres, cuando en realidad hay muchas científicas trabajando y realizando estudios que aportan significativamente al conocimiento en diversas áreas de las ciencia en nuestro país”.
“En @cientificamente_mujeres buscamos visibilizar y resaltar el trabajo que realizan las científicas en nuestro país. La consigna “No puedes ser lo que no ves” ha sido nuestra brújula puesto que, entre más mujeres vemos en todos los espacios, más modelos de rol encontramos”, agrega la especialista.
Actualmente, la científica lidera el Laboratorio de Psiquiatría Traslacional y Psicopatología (Psiquislab), de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile, donde junto a su equipo colaboran para poder llegar a predecir la aparición de enfermedades psiquiátricas a partir de alteraciones neuronales que puedan ser pesquisadas tempranamente.
Según menciona, durante los últimos años, se ha observado un cambio significativo en la forma en que se comparte la ciencia. Desde la pandemia, indica la Dra. Mayol, las redes sociales emergieron como una poderosa herramienta de difusión científica, atrayendo la atención de un público ávido de información y demostrando que la divulgación científica puede alcanzar un público masivo de manera eficiente y económica.
“Las redes sociales como escenario para la difusión científica tienen grandes ventajas. Nos ha permitido generar un puente entre el mundo científico y la sociedad, además de la colaboración entre investigadoras. Y que la ciencia esté en la voz de mujeres es un avance, ya que nos ayuda a comprender y encontrar nuevas soluciones a los problemas que, como sociedad, enfrentamos”, señala la científica.
De acuerdo a la Dra. Mayol, en Latinoamérica, estamos presenciando un aumento en la participación de mujeres en la divulgación científica. “Ellas están ocupando un lugar destacado en este escenario, convirtiéndose en figuras prominentes y representando una mayoría en la comunidad de divulgadores. Este cambio refleja una transformación significativa en la percepción de género dentro del ámbito de la ciencia y la comunicación, donde las mujeres han logrado posicionarse como líderes y modelos a seguir en la divulgación científica”, comenta.
El despertar a la ciencia
Rocío es oriunda de El Monte, en las afueras de Santiago. Cuando finalizó su enseñanza media, entró a estudiar psicología en la Universidad Santo Tomás, lugar donde empezó a conectar con lo académico. “Cuando cursaba psicología me di cuenta de que la neurociencia me gustaba. Específicamente mi profesora de psicobiología me marcó, y me dije que quería ser como ella. Cuando terminé la carrera postulé al Magíster en Neurociencias de la Universidad de Chile y ahí mi vida cambió”, recuerda con entusiasmo.
En aquellos primeros pasos, Rocío Mayol se encontró con el Dr. Pablo Gaspar, investigador principal de Imhay, quien también estaba iniciando sus investigaciones, y con el reconocido neurocientífico Dr. Pedro Maldonado. Fue así que bajo la tutoría de ambos completó su Doctorado en Ciencias Biomédicas en la Universidad de Chile.
Lo que más le llamó la atención de las investigaciones que llevaban adelante sus tutores fue “la tremenda complejidad del cerebro humano, que es algo que no dimensionamos”, comenta. “Siempre aparecen más preguntas, y eso es alucinante. Y, por otro lado, cuando vemos que este cerebro se enferma, es más complejo aún, sobre todo en trastornos mentales severos como la esquizofrenia”.
Cuenta que lo primero que le impresionó fue la complejidad de la enfermedad, pero después descubrió la importancia de la prevención y de trabajar para poder intervenir a tiempo en todos estos trastornos. “En períodos críticos como la niñez o la adolescencia la política pública debería poner gran parte de los recursos para no llegar tardíamente a la adultez. En nuestro grupo de trabajo siempre reflexionamos sobre la importancia de la prevención, del desarrollo de intervenciones focalizadas y cómo hacer para no tener una respuesta tardía, cuando ya esté instalada la enfermedad”.
Predecir y prevenir el desarrollo enfermedades mentales severas
Actualmente, Rocío lidera el Laboratorio de Psiquiatría Traslacional y Psicopatología (Psiquislab), de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile, donde trabaja con un grupo compuesto por psiquiatras, psicólogos/as, lingüistas, terapeutas ocupacionales, bioquímicos/as y fonoaudiólogos/as. Todos/as ellos/as, comenta, colaboran para poder llegar a predecir la aparición de enfermedades psiquiátricas a partir de alteraciones neuronales que puedan ser pesquisadas tempranamente, combinando técnicas como detección de actividad eléctrica inusual, neuroimágenes, seguimiento ocular o análisis del discurso.
El objetivo final es poder hacer diagnósticos más tempranos y, con ello, intervenciones preventivas en etapas críticas como la adolescencia o incluso antes, porque hay enfermedades que tendrían su origen a edades muy tempranas, explica la Dra. Mayol.
La investigadora menciona que la esquizofrenia es un trastorno neuropsiquiátrico que involucra una combinación de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales, donde desde la niñez se empiezan a observar ciertos indicadores, siendo la adolescencia una etapa donde se presentan alertas que son importantes detectar para poder realizar una intervención temprana, lo cierto es que mientras antes es el diagnóstico, hay más posibilidades para un mejor pronóstico. “Lo que pasa es que el inicio de la adolescencia genera cambios muy bruscos en las personas, porque hay cambios hormonales, corporales, del volumen y de la actividad cerebral, entonces es un período crítico. Es como construir un edificio: si las bases no son firmes y se le carga mucho peso, se va a desmoronar. Pero si bien es un periodo de vulnerabilidad, también es una etapa de oportunidad, porque se puede intervenir y reforzar esas bases débiles para sostener la estructura cuando venga el desarrollo de la adultez”.
Fruto de su trabajo académico y científico, el 2023, la Dra. Rocío Mayol fue invitada a formar parte de la mesa de trabajo «Legislando sobre Inteligencia Artificial», coordinada por la Comisión Desafíos del Futuro del Senado de Chile, que busca conocer el impacto de la IA en el país y analizar la realidad chilena desde múltiples ángulos con el fin de proponer una legislación inicial en el tema.
Conoce más del trabajo de la Dra. Rocío Mayol AQUÍ
En el programa Sana Mente de CNN Chile, el Investigador doctoral del Núcleo Milenio Imhay, Juan Pablo del Río, explicó el concepto de «Ambición Silenciosa», la cuál aborda los cambios en el mercado laboral, que incluyen nuevas prioridades a la hora de elegir un empleo. «Mi propósito, por ejemplo, ya no es escalar en la empresa; mi propósito se puede volver tener una vida familiar más rica”, detalla.
“Uno habla de ambición silenciosa cuando cambia la prioridad que antes era escalar en los puestos laborales, conseguir quizás un mejor sueldo, aumentar la productividad; lo estamos cambiando por priorizar el tiempo con la familia, generar un balance entre la vida personal y la vida laboral, lograr un cierto equilibrio entre estos ámbitos“, explica el investigador.
Escucha la entrevista completa, a continuación:
Es una nueva etapa de la vida que agrupa a personas entre los 18 y 29 años, y que se sitúa entre la adolescencia y la adultez. Se trata de un término que tiene su origen en países desarrollados, siendo su característica distintiva la construcción de la identidad y toma de decisiones en distintos ámbitos: personal, familiar y profesional. A pesar de ofrecer diversas oportunidades, esta etapa también presenta desafíos significativos en cuanto al bienestar emocional. “En Chile, los/as adultos/as emergentes todavía no se ven como una población de riesgo por el sistema de salud público o privado”, señala al respecto la investigadora joven de Imhay, Ana Barrera.
La Dra. Ana Barrera Herrera, académica de la Universidad Católica de Temuco e investigadora joven de Imhay, dedica su trabajo de investigación a identificar aquellos factores que afectan y protegen el estado de salud mental de las personas que componen el grupo etario conocido como «adultez emergente».
Cuando trabajaba en atención clínica de estudiantes universitarios/as, siempre le faltaba disponibilidad de horas para atender a los/as jóvenes, recuerda la psicóloga Ana Barrera. “Empecé a preguntarme qué estaba pasando con los/as estudiantes que presentaban tantos problemas psicológicos. ¿Cuál era su origen? ¿Será que ya venían con dificultades emocionales antes de entrar a la universidad o esto era provocado por su estadía en los centros educativos? Eso me motivó a querer saber más de la etapa de vida en la cual se encontraban los/as jóvenes y a comenzar a realizar estudios de postgrado”.
La profesional hizo un magíster y luego cursó el Doctorado en Psicología en la Universidad de La Frontera. Se dedicó a investigar específicamente la adultez emergente, un concepto acuñado en Estados Unidos para clasificar a jóvenes de entre 18 y 29 años que transitan entre la adolescencia y la adultez, y que comienzan a realizar una serie de cambios en sus vidas: ingresan a la educación superior, cambian de amistades, se van de sus casas, entre otros. En el caso de Chile, señala la profesional, este grupo tiene características especiales, según descubrió en el ‘Estudio Nacional de Prevalencia de Trastornos de Salud Mental y Hábitos de salud, y su relación con dimensiones de la Adultez Emergente en Jóvenes Universitarios Chilenos’, proyecto PAI de inserción a la academia, del que Ana Barrera fue investigadora responsable.
“Nos dimos cuenta de que el componente familiar era altamente valorado en esta etapa, sobre todo para la construcción de la identidad porque -a diferencia de los/as jóvenes estadounidenses, por ejemplo- los/as jóvenes chilenos todavía están con la familia de origen, muchos/as viven y dependen financiera y emocionalmente de ella”, explica la investigadora de Imhay. “También ellos/as valoran de forma muy cercana la presencia de los amigos/as, el apoyo social de su círculo más cercano, que a veces también consideran como la ‘familia escogida’. Y lo otro que es particular en la adultez emergente chilena, es que es un tiempo para divertirse, pero también un tiempo de reflexión, por ejemplo, para repensar en las ideas y valores que forman parte de la construcción de la identidad”.
La adultez emergente es un concepto relativamente nuevo, acuñado en Estados Unidos, para clasificar a jóvenes de entre 18 y 29 años que transitan entre la adolescencia y la adultez.
En la actualidad la Dra. Ana Barrera es Profesora Asociada y directora del Laboratorio de Adultez Emergente y Salud Mental de la Universidad Católica de Temuco, y desde 2019 forma parte del Núcleo Milenio Imhay como investigadora joven en la línea de Sensibilización y Promoción.
¿Qué es lo último que ha estado viendo en sus investigaciones?
̶ Estoy trabajando con un concepto que se llama “Desarrollo Positivo”, que es un enfoque que viene desde la psicología positiva, y que apunta a los recursos y potencialidades que tienen los/as jóvenes en esta etapa de vida. Por ejemplo, estos recursos les permiten afrontar diversos desafíos propios de la etapa, pero también prevenir conductas de riesgo.
Se trata de un concepto que habitualmente se ha estudiado solo en adolescentes, pero yo recogí un modelo para adultez emergente que se desarrolló en Australia. Y en mi último proyecto (FONDECYT de Iniciación N° 11200984 ‘Desarrollo positivo, salud mental y variables psicosociales involucradas: Hacia un modelo comprensivo en universitarios chilenos’) adaptamos el modelo, partiendo por los instrumentos que estaban en inglés, los que después ajustamos para que quedaran de forma pertinente para nuestra realidad local. Actualmente estoy estudiando cómo el desarrollo positivo se asocia con variables de salud mental, regulación emocional y apoyo social. Entonces, estoy trabajando siempre en salud mental, pero desde una arista más positiva, no centrada en la patología.
Los/as adultos/as emergentes de ahora ¿son distintos a los/as de décadas pasadas?
̶ Décadas atrás, generalmente los/as jóvenes, si salían de la educación media, tendían a trabajar. No todos tenían la oportunidad de estudiar como ahora donde existe una amplia variedad de apoyos, gratuidad, etc. Entonces, se pasaba directamente desde la adolescencia a la adultez. No había un espacio ‘de ensayo’ donde la juventud pudiera probar distintas decisiones. Por tanto, esta etapa viene dada por factores culturales como un mayor acceso a estudios superiores, pero también por el posicionamiento de la mujer en la educación superior y en el trabajo, por ejemplo.
También las metas de la juventud han ido cambiando a través del tiempo. Antes, quizás, unos de sus propósitos de vida era conformar una familia a los veintitantos años o tener hijos/as más pronto que tarde. Sin embargo, hoy en día todos esos compromisos se asocian a la adultez. Ahora, casarse, convivir, tener hijos, son decisiones que se han pospuesto hacia los 30 años o más, o directamente no forman parte de sus objetivos.
Los/as jóvenes hoy en día están más centrados en tener su título académico, en explorar sus opciones, disfrutar, o bien darse un espacio para ver lo que quieren antes de comprometerse con otras personas y tener otras responsabilidades.
¿Y cómo impacta eso en la salud mental?
̶ Yo diría que siempre ha habido problemas de salud mental, independiente de la etapa en la que estén las personas. Si bien la adultez emergente es una periodo exigente y demandante, sobre todo desde el punto de vista académico, la existencia de problemas de salud mental no tiene que ver necesariamente con esta etapa. De hecho, muchos de esos problemas se arrastran desde la adolescencia o tienen que ver con problemas familiares o con eventos vitales como, por ejemplo, tener una pérdida de una relación de pareja, no adaptarse al entorno universitario, quizás elegir una carrera que no satisface las expectativas iniciales, entre otros factores.
La diversidad de causas que pueden afectar la salud mental de la juventud es muy variada, pero también es importante recordar que es una etapa de posibilidades.
¿Y qué pasa con aquellos/as jóvenes que no están en una universidad?
̶ En algún momento nosotros hicimos una investigación -que fue parte de una tesis de pregrado- y quisimos abordar la sintomatología de salud mental de estos/as jóvenes que están fuera del entorno educativo y nos encontramos con una similar presencia de problemas de ansiedad, depresión y estrés. Entonces, aún cuando ellos/as no estén en el entorno universitario, igualmente están afrontando diversas situaciones, por ejemplo, bajas remuneraciones, dificultades para compatibilizar estudio y trabajo, quizás ya tienen hijos, están con dificultades para pagar un arriendo, o les faltan recursos y oportunidades para postular a una casa propia. Entonces yo creo que esta etapa es igualmente desafiante, independientemente de si estudias o trabajas.
¿Qué diagnóstico haces de las políticas públicas en salud mental que afectan a este grupo de la comunidad? ¿Dónde están las principales necesidades?
̶ El problema generalizado es que no tenemos una salud mental o una ley de salud mental que dé prioridad, por ejemplo, a la prevención o a la promoción antes de que aparezcan los problemas emocionales. Otro de los focos problemáticos es que, en Chile, los/as adultos/as emergentes todavía no son vistos como una población de riesgo por el sistema de salud público o privado. Si bien quienes estamos trabajando en investigación sí lo tenemos clarísimo -y también las universidades en los últimos años- todavía no hay una concientización en los servicios de salud, en el Ministerio de Salud y, por lo tanto, tampoco la nueva ley que se está trabajando recoge que los/as jóvenes tienen necesidades particulares.
Hoy en día, por ejemplo, desde la teoría se indica que los/as jóvenes son una población sana, que no tiene problemas cardiovasculares, enfermedades crónicas, y mucho de eso hace que no lleguen a los servicios de salud. Pero en términos de salud mental sí hay una cifra roja que la mayoría de las universidades está afrontando y que, en el fondo, trabajan prácticamente solas porque si bien pueden derivar, no necesariamente hay cupos ni especialistas que cubran estas necesidades en los servicios de salud o una vinculación permanente y establecida con los servicios de salud públicos o privados.
Entonces, dentro de las políticas públicas yo creo que es importante incluir a la juventud como población de riesgo, pero también como un grupo que tiene necesidades y que requiere atenciones de salud más allá de las proporcionadas por la universidad. Se necesita acercarla a los centros de salud para primeramente potenciar su autocuidado, favorecer ambientes más cercanos para ellos y que, de alguna forma, pidan ayuda preventivamente porque en la actualidad lo que hacen es pedir ayuda cuando el trastorno ya está instalado.
Si llegamos a tiempo, si instalamos una cultura de promoción de la salud, y si incluimos políticas nacionales que los/as incluyan, podemos prevenir problemas de salud más graves y propiciar una etapa de vida plena, considerando sus fortalezas y su voz cuando hablamos de salud.
A diferencia de lo que ocurre a nivel mundial, la Región de Las Américas no logra descender las tasas de suicidio, situándose como la cuarta causa de muerte entre personas de 15 a 29 años.
La Dra. Vania Martínez y el Dr. Álvaro Jiménez son los instructores del curso online “Abordaje del riesgo suicida en adolescentes y jóvenes” que ya está disponible en la plataforma de educación virtual Coursera.
El Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), lanzó el curso online “Abordaje del riesgo suicida en adolescentes y jóvenes”, iniciativa que busca entregar herramientas, desarrollar habilidades e implementar estrategias para un abordaje oportuno y adecuado del riesgo suicida en Latinoamérica.
“Durante la pandemia vimos que uno de los grupos más afectados en términos de salud mental fue el de adolescentes y jóvenes, quienes presentaron mayor sintomatología depresiva y ansiosa, lo que puede relacionarse a un mayor riesgo suicida. Entonces, creo que estamos a tiempo de poder actuar oportunamente y prevenir para que estos problemas no se profundicen. Por tanto, este curso, que otorga herramientas de detección y de abordaje inicial a la audiencia en general, puede ser un importante aporte en ese sentido”, sostuvo la Dra. Vania Martínez, académica de la Universidad de Chile y directora del Núcleo Milenio Imhay.
El curso online se desarrolla gracias al financiamiento de la Iniciativa Científica Milenio de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), y está dirigido a población latinoamericana que esté en contacto estrecho con adolescentes y jóvenes, tales como encargados de grupos deportivos, scouts, artísticos, etc. También los conocimientos que se entregarán a través de la plataforma pueden ser de interés para personas que en el futuro ejercerán un rol profesional con este grupo de la población (ej. estudiantes de carreras de la salud, de psicología, de trabajo social, de educación, etc.), a quienes ejercen el rol o ejercerán un rol en la comunicación sobre suicidio (ej. periodistas, estudiantes de periodismo, comunicadores/as sociales), y a personal de primera línea en la atención de personas afectadas por esta temática, (ej. policías, bomberos/as, rescatistas, gendarmes, etc.).
“El suicidio debe ser considerado como multifactorial, ya que existen muchos elementos que pueden estar influyendo. Por ejemplo, a nivel socioeconómico, la pobreza se relaciona con mayor suicidio; a nivel de vínculos, aquellas sociedades que son más individualistas, en las que hay menos red de apoyo, es otro factor de riesgo. Entonces, para pensar cómo abordarlo y para intervenir también hay que considerar distintas áreas, no puede solo ser el sector salud o salud mental. Por eso la invitación es a que desde diversas disciplinas y roles podamos participar del curso”, complementa la Dra. Martínez.
El suicidio se puede prevenir
Este curso online desarrollado por el Núcleo Milenio Imhay busca entregar herramientas, desarrollar habilidades e implementar estrategias para un abordaje oportuno y adecuado del riesgo suicida en adolescentes y jóvenes.
Según estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre personas de 15 a 29 años. Las Américas es el único lugar del mundo donde la mortalidad por suicidio ha ido en aumento desde el año 2000. Sin embargo, esto no ocurre por igual en todos los países. En Chile, hubo una disminución de la mortalidad por suicidio en la década anterior y, a partir de la pandemia, existe registro de una disminución aún más importante de las muertes por suicidio durante el confinamiento. No obstante, se estima que post confinamiento, aunque todavía no son datos validados, se estaría volviendo a las tasas anteriores.
En este contexto, hay que tener claridad que el suicidio se puede prevenir y para ello es importante contar con mayores conocimientos y adquirir herramientas para un abordaje oportuno y seguro.
“El curso, aunque es inicial, es bastante completo, con una metodología muy amigable, cercana y accesible a gran parte de nuestra población en Chile y Latinoamérica. Se realiza principalmente con videos y puede adaptarse a los tiempos de cada participante. Con estas facilidades y la experiencia que tenemos como Núcleo Milenio Imhay, esperamos que se tome conciencia acerca del rol que cada uno o cada una tiene en esta temática, desde los espacios laborales, de amistad, de familia y desde la comunicación. En este sentido, quiero destacar que incluimos herramientas sobre cómo informar responsablemente en medios de comunicación formales y redes sociales, con el objetivo de hablar del tema de forma segura, que no estigmatice y que no promueva las conductas suicidas imitativas”, puntualiza la Dra. Martínez.
El curso consta de cuatro módulos: Prevención del Suicidio en Adolescentes y Jóvenes: Tarea de Todos y Todas; Detección y Evaluación de la Gravedad del Riesgo Suicida en Adolescentes y Jóvenes; Abordaje Inicial del Riesgo Suicida en Adolescentes y Jóvenes; y Postvención y Duelo por Suicidio de Adolescente o Joven.
Actuar a tiempo y saber cómo hacerlo
Quienes participen de la iniciativa podrán reconocer la relevancia de abordar el riesgo suicida en adolescentes y jóvenes y el rol que tenemos todos y todas en su prevención considerando directrices de la Organización Mundial de la Salud, el cuestionamiento a los mitos y creencias erróneas, y el uso de una comunicación segura y responsable.
También podrán reconocer los factores asociados al riesgo suicida y aplicar herramientas para la detección y evaluación de su gravedad con el propósito de favorecer el acceso a los apoyos que se requieren, describiendo conductas y procedimientos iniciales a seguir frente a adolescentes y jóvenes con riesgo suicida para disminuir el riesgo de manera oportuna, y describir el actuar más adecuado en el caso de una muerte por suicidio de una persona adolescente o joven, para apoyar a las personas cercanas que han sufrido la pérdida, promover la recuperación saludable de la comunidad afectada y reducir el riesgo de comportamiento suicida imitativo.
El curso “Abordaje del riesgo suicida en adolescentes y jóvenes”, ya está disponible en la plataforma de educación virtual Coursera y es accesible no solo a población chilena, sino que a todas aquellas personas de América Latina interesadas en capacitarse en la temática.
Para inscribirse, se puede acceder a través del siguiente link
NOTA: Si tú, un familiar o un ser querido tiene conductas o pensamientos suicidas, no dudes en pedir ayuda profesional. A continuación, dejamos algunas líneas de contacto de personas y profesionales que pueden ayudarte.
Línea para la prevención del suicidio: *4141, disponible de lunes a domingo, las 24 horas del día.
Fono Salud Responde: 600.360.7777, opción 2.
Lunes a viernes, de 08:30 a 20:00 hrs.
Chat Hablemos de Todo del Injuv: https://hablemosdetodo.injuv.gob.cl/
Lunes a viernes: De 10:00 a 21:00 hrs.
Sábados: De 11:00 a 17:00 hrs.
Daniela Lira, psicóloga e investigadora doctoral del Núcleo Milenio Imhay encabeza el desarrollo de una aplicación para dispositivos móviles que busca conseguir una mayor adherencia a los tratamientos a través del co-diseño de la App con los mismos usuarios. Esta iniciativa, parte central de su trabajo de tesis de doctorado, la realiza también en el marco de la red nacional e internacional de salud digital de las que Imhay es integrante.
La investigadora doctoral de Imhay, Daniela Lira está realizando su tesis doctoral sobre cómo utilizar las aplicaciones para computadores o celulares para potenciar estrategias de prevención de la depresión y la ansiedad en la población universitaria.
Uno de los proyectos simbólicos del Núcleo Milenio Imhay ha sido el programa Cuida tu Ánimo, una estrategia digital de intervención para para prevenir e intervenir oportunamente la depresión y el riesgo suicida en adolescentes y jóvenes. Basándose en sus resultados positivos, los/as investigadores/as que componen el equipo de trabajo, decidieron ampliar la experiencia y probarla en jóvenes universitarios/as, con las adaptaciones y cambios pertinentes a este grupo de la población.
El proyecto forma parte de la tesis que está desarrollando la psicóloga Daniela Lira, estudiante del Doctorado en Psicoterapia que dictan en conjunto la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica. Es investigadora doctoral de Imhay desde 2020, cuando entró a una práctica en investigación con la Dra. Vania Martínez, directora del Núcleo Milenio, “para conocer cómo se trabaja aquí…y nunca más me fui”, comenta Daniela.
La profesional se interesó en realizar investigación desde su época de estudiante de pregrado, especialmente en temas de ansiedad y depresión. Después de egresar como psicóloga, se especializó en terapia cognitivo-conductual, y en su práctica privada se relacionó con pacientes en edad universitaria. Pero todo cambió cuando comenzó a cursar el doctorado y se vinculó a Imhay.
“Siempre mi mirada había sido desde la investigación más experimental o en la clínica como tratamiento terapéutico”, recuerda la investigadora. “Pero con el doctorado se me abrió toda una ventana de oportunidades que yo no había explorado antes y que tenía que ver con el ámbito de la promoción y prevención en salud mental, sobre todo en población joven, que era también con lo que yo me estaba encontrando a nivel más clínico”, agrega.
Esa reorientación en su interés científico le acercó a una de las áreas de trabajo de Imhay, que apunta a generar estrategias y herramientas para la detección e intervención temprana de psicopatologías.
Daniela Lira centró su tesis doctoral en cómo utilizar tecnologías digitales de uso personal, como las aplicaciones para computadores o celulares, para potenciar estrategias de prevención de la depresión y la ansiedad. Para explorar soluciones, el equipo de Imhay donde participa la doctorante se basó en la aplicación digital para adolescentes y jóvenes del Programa Cuida tu Ánimo, y elaboró una adaptación para jóvenes en etapa universitaria. Ésta la realizó en conjunto con psicólogos/as, una periodista, un diseñador gráfico, una start-up encargada de desarrollar la aplicación, y los/as mismos/as jóvenes usuarios/as a quienes invitaron a participar en el diseño de la App.
Este trabajo que se encuentra realizando la psicóloga forma parte de la World Mental Health International College Student Initiative (WMH-ICS), iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, liderada por la Universidad de Harvard, y también de la Red para el desarrollo de la Salud Mental Digital, de Chile. Ambas instancias colaborativas realizan investigaciones interdisciplinarias para la implementación de soluciones tecnológicas en la prevención, detección y tratamiento de los trastornos mentales en población universitaria.
“Tuvimos estudiantes probando la aplicación, y después, además de los instrumentos que les pasamos a nivel de test o escala psicométrica, también les realizamos entrevistas para profundizar en algunos resultados que encontramos. La idea fue no quedarnos solamente con datos numéricos sino también con una mirada cualitativa para tener una nueva perspectiva o algún indicador nuevo que oriente nuestro trabajo”, explica la investigadora doctoral de Imhay.
Hace algunas semanas, Daniela regresó desde Alemania, donde durante tres meses realizó una pasantía en el Centro de Investigación en Psicoterapia del Hospital Universitario de la Universidad de Heidelberg, institución con la cual el Núcleo Milenio Imhay tiene vínculos de colaboración.
“Los dos investigadores que lideran este centro de investigación en psicoterapia alemán han investigado junto a Vania Martínez y también fueron parte del desarrollo de Cuida tu Ánimo, así que están bien involucrados en esta temática”, explica la joven psicóloga. “Yo fui a aprender más directamente de los trabajos que ellos están ejecutando actualmente, pero también fue una gran oportunidad para que ellos aportaran a mi investigación».
Mejorar la adherencia a los tratamientos de salud mental
El desafío del equipo de Imhay donde participa Daniela Lira es lograr que la aplicación dirigida a los/as estudiantes universitarios/as no sólo sea útil en su contenido, sino suficientemente atractiva, ágil y motivadora para los/as usuarios/as jóvenes.
“El foco de mi tesis está puesto en cómo podemos implementar y mejorar esta aplicación de modo tal que llegue a más personas y que efectivamente la usen, porque en el mundo de la salud mental digital hay hartas promesas, pero también muchas barreras. A las personas les gustan las aplicaciones, pero empiezan a usarlas y después se les olvida. No hay mucho engagement o fidelidad, así que también me he estado focalizando, desde el ámbito de la implementación, en qué cosas influyen en esto. Entonces mi tesis está enfocada en eso: en cómo levantar información para ver cuáles son los factores y qué podemos hacer nosotros para sortear aquellos desafíos que todavía no permiten que este tipo de estrategias alcancen su potencial completo”.
O sea, ¿esta falta de adherencia o de continuidad en los tratamientos es una pregunta aún sin respuesta?
-No hay resultados claros ni a nivel de mi investigación ni a nivel de la investigación macro en la temática de salud mental digital. De hecho, ése es el problema más grande que están experimentando las estrategias digitales ahora.
Las estrategias, cuando se prueban en contextos más controlados, muestran ser efectivas, pero el tema de la adherencia y la continuidad en las intervenciones es el problema más clásico que se está viviendo actualmente en la temática de salud mental digital. Así que todo aporte que nosotros podamos hacer a esa mirada o a esa reflexión también será útil para potenciar aún más estas estrategias.
¿Las principales barreras son de adhesión individual a las intervenciones o es por falta de políticas públicas que las promuevan?
-No creo que sea, de manera única, ni lo uno ni lo otro. Hay diferentes factores. Por ejemplo, si pensáramos en el futuro, es importante que, si vamos a implementar aplicaciones con las universidades, contemos con el respaldo institucional. Así que creo que el trabajo por hacer es harto, porque también existen barreras u obstáculos más contextuales.
Uno de los grandes aportes que entrega Imhay tiene que ver con la visión de hacer investigación con foco participativo. Muchas veces, en el pasado, por ejemplo, estas estrategias se han creado y se han implementado sin considerar la voz de los/as usuarios/as finales, y es un problema que uno observa constantemente en la evidencia. Hay asuntos que no se consideran al diseñar o implementar las tecnologías digitales como, por ejemplo, de qué manera los/as usuarios/as usan este tipo de aplicaciones, cómo se dan en los contextos más naturales y cómo poder implementar de forma efectiva y oportuna estas estrategias de prevención, pero no pensándolo desde el punto de vista de los/as investigadores/as ‘hacia abajo’, sino que, desde una mirada múltiple, desde el/la usuario/a mismo y basado en lo que señala la evidencia científica.
¿Con qué sensaciones te quedas a estas alturas de tu trabajo en el tema de salud digital?
-Yo sigo pensando que este tipo de intervenciones preventivas pueden tener un impacto súper elevado, sobre todo considerando que la juventud actual está muy conectada a lo digital. Pero aún queda mucho trabajo por hacer para poder comprender de manera más profunda cómo hacemos llegar estas estrategias de prevención, de las cuales tenemos evidencia de que sirven, para que sean efectivamente usadas por los/as destinatarios/as a los cuales están dirigidas.
DIRECCIÓN
Profesor Alberto Zañartu n°1030
Independencia, Santiago de Chile
Núcleo para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes.
Imhay 2025