Generando evidencia para aprovechar sin prejuicios las tecnologías digitales

PorImhay

Generando evidencia para aprovechar sin prejuicios las tecnologías digitales

La Dra. Isabel Pavez, investigadora del Núcleo Milenio Imhay y académica de la Universidad de los Andes, centra su trabajo en analizar e identificar los factores que influyen en el uso de tecnologías en condiciones de vulnerabilidad. En este artículo, comenta los resultados de su estudio sobre TICs y niñas escolares en zonas rurales, el que arrojó la presencia de dificultades relacionadas con la conectividad, la obsolescencia de los dispositivos y la falta de formación docente para alcanzar objetivos pedagógicos y fomentar habilidades.

Cuando la periodista Isabel Pavez estaba en Inglaterra realizando sus postgrados en la London School of Economics and Political Science, trabajó como voluntaria enseñándoles habilidades básicas de computación a inmigrantes latinos, y vio de cerca el profundo alcance de la tecnología en comunidades como ésta.

“Muchas veces nosotros entendemos el computador como una herramienta para trabajar. Pero para ellos el computador era su televisión, su radio. En ese minuto estaba Facebook, entonces era también su álbum de fotos. Internet tenía un rol en su vida mucho más importante que una herramienta operativa para hacer algo”, recuerda la profesional. “Cuando tú estás en otro país y lo pasas mal, pero pones play en YouTube y ves tu teleserie, tú te transportas. Entonces el rol emocional que tiene la tecnología es clave”.

Esa experiencia definió su interés académico y, al regresar a Chile -ya como Magister en Información, Comunicación y Sociedad, y Doctora en Medios y Comunicaciones- se dedicó a investigar este tema para poder entender mejor los procesos relacionados con el uso de tecnología en condiciones de vulnerabilidad y cómo ésta incide en mantener o desarrollar su identidad.

No es la conectividad, sino las habilidades

El estudio sobre niñas y adolescentes rurales beneficiadas con becas TIC, liderado por la Dra. Pavez, arrojó como uno de sus resultados que las niñas son más empoderadas que los niños y que, en zonas rurales, los profesores son mucho más referencia que los papás para enseñarles habilidades digitales.

Como parte del Núcleo Milenio Imhay, la Dra. Pavez culminó su proyecto Fondecyt de Iniciación 11200039: ‘Niñas y adolescentes rurales beneficiadas con becas TIC: el rol del contexto educativo y familiar en su desarrollo de habilidades digitales y rendimiento escolar’.

Se trató de un estudio longitudinal que siguió, desde fines del 2020 -aún en pandemia- hasta 2023, a un grupo de niñas, desde que cursaban séptimo básico hasta que ingresaron a primero medio, que habían recibido un computador con conexión a internet, entregado por la JUNAEB, para uso escolar.

Los resultados mostraron que las niñas son más empoderadas que los niños y que, en zonas rurales, los profesores son mucho más referencia que los papás para enseñarles habilidades digitales.

“Los padres tienen muchas habilidades operativas a través del celular, pero es algo que ellos aprenden por necesidad, por ejemplo, para vender productos por redes sociales o para conectarse a grupos de WhatsApp. Sin embargo, no son necesariamente habilidades que los niños necesitan para desarrollarse educacionalmente, como usar Word, Excel, subir, bajar o comprimir un archivo, usar PDF o realizar alguna búsqueda en la web”, explica la investigadora principal de Imhay. “Entonces, cuando los niños tienen algún tipo de problema, la primera persona a quien recurren y que más los motiva a aprender es su profesor. Los docentes son claves. Y si el profesor está ‘subido en la micro’, le va increíble”.

El problema, a juicio de la Dra. Pavez, tiene que ver con la mirada urbano-centrista de las decisiones, que no considera las necesidades que son propias de las familias, los colegios y las comunidades rurales.

“Tenemos una política pública que apunta a la infraestructura y al nivel de conexión, pero no al desarrollo de habilidades digitales. Y a los docentes los obligan, de alguna manera, a incorporar la tecnología, pero hay muy poco espacio para su capacitación. O sea, al que le interesa puede ir y buscar cursos que están abiertos en el MINEDUC. Pero eso no es lo mismo, porque cuando usas tecnología en la sala de clases, hay dos fines. Un fin es el disciplinar: yo uso computador o uso internet para que tú aprendas de ciencias naturales. Pero otro fin, es que también aprendas algo sobre el computador. Por ejemplo, a hacer una búsqueda en Google Académico. Y a ese tipo de profundidad no se ha llegado aún”.

Derribar mitos y prejuicios

La Dra. Isabel Pavez, que actualmente es Vicedecana Académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Los Andes, ha sido coinvestigadora en los proyectos Fondecyt 1170324 (Inclusión digital móvil: Oportunidades y desafíos del acceso y uso de Internet a través de smartphones en Chile); Fondecyt 1140061 (Inclusión digital en Chile: aspectos clave de la adopción y uso de las TIC en comunidades aisladas); y Fondecyt 1210740 (Inequidad digital en una pandemia: estrategias de inclusión tecnológica en comunidades vulnerables en zonas rurales y urbanas de Chile).

Como parte del sello interdisciplinario de Imhay, está participando en el proyecto Fondecyt de la Dra. Marta Silva (Trayectorias de Aprendizaje de Estudiantes Universitarios de pre y postgrado y profesionales indígenas en las disciplinas de Matemáticas e Ingeniería en Universidades Chilenas desde una perspectiva de género); y, además, hace poco culminó una encuesta en jóvenes que realizará un estudio comparado con México, Perú, España y Brasil, acerca de cómo la interacción con los influencers mediante Instagram afecta el modo en que una persona ve su cuerpo y se siente consigo misma.

Desde su experiencia en comunicaciones y medios digitales, la investigadora advierte contra la ‘demonización’ de la tecnología y las acusaciones de que gatillan problemas de salud mental.

“El trabajo de Imhay apunta a entender eso, a que no hagamos relaciones simplistas o causales de las tecnologías digitales. Lo que nosotros hacemos es precisamente para ver cuáles son los factores, elementos y matices que se involucran, e intentar ver esto con altura de miras. No llegar al debate ya prejuiciado, sino entender que hay distintas poblaciones y contextos, y que estos nos ayudan a comprender mucho sobre el uso que se hace de las TICs”.

“No todos utilizan de la misma manera la tecnología, así como no todos enfrentan de la misma forma otras situaciones de la vida”, enfatiza la experta. “Entonces, la tecnología hay que entenderla como una herramienta neutra que puede tener distintos usos y consecuencias, dependiendo de cómo se use. Pero la tecnología en sí no es el enemigo de la salud mental, y yo creo que Imhay está ayudando a eso, a desmitificarlo”, puntualiza la investigadora de Imhay.

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