Entrevistada por el diario El Mercurio, la Dra. Vania Martínez, académica de la U. de Chile y directora de Imhay, indicó que «Es muy importante que en los servicios de urgencia tengan una capacitación para abordar los casos de salud mental».
La constante demanda en los servicios de urgencia suma también un progresivo aumento de las atenciones por trastornos mentales en gran parte del país.
Una realidad sobre la cual han advertido recintos hospitalarios, considerando la proyectada alza de complicaciones por enfermedades respiratorias.
«Hay un aumento en la demanda de atenciones de salud mental, principalmente en la urgencia de nuestro recinto. La cantidad de camas destinadas a pacientes psiquiátricos no da abasto», reconoce Antonio Zapata, director del Hospital Regional de Antofagasta.
«Eso ha obligado a tener que hacer ajustes respecto de cómo se atiende a estos pacientes en el servicio de urgencia. Implementar protocolos, también zonas especiales en la urgencia para tener estos pacientes cuando no contamos con camas en las unidades psiquiátricas”, añade el médico.
Según datos del Ministerio de Salud (ver infografía), entre las semanas epidemiológicas 1 (29 de dic. y 4 de enero) y 25 de este año (15 al 21 de junio), se reportaron 152.279 atenciones de urgencia por trastornos mentales a nivel país. Un 8% más que en el mismo período de 2024, y 18% más que en 2022.
Para Vania Martínez, académica de la U. de Chile, especialista en psiquiatría infantil y de la adolescencia y directora del Núcleo Imhay, la creciente demanda de este tipo de atenciones requiere también de especialización en las unidades de emergencia. «Es muy importante que la gente que trabaja en los servicios de urgencia, todo el personal de salud y no solo los médicos, tengan una capacitación para abordar los casos de salud mental. Cuando llegan los pacientes a urgencia los tienen que categorizar de acuerdo con un triage (según condición clínica). Se debería contar, entonces, con herramientas para detectar cuando un caso es también de riesgo vital; porque puede llegar una persona con un alto riesgo suicida», advierte.
Apunta que el incremento en estas atenciones podría evidenciar una mayor conciencia por este tipo de afecciones. «Y también podría ser que hay un aumento en la necesidad por este tipo de consultas. Sobre todo en el grupo de adolescentes y jóvenes”.
Fuente: El Mercurio
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