El Director Alterno Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), Álvaro Langer, realiza una reflexión sobre el estallido social que se generó en Chile, a partir de los cambios que requiere el sistema educativo en el desarrollo socioemocional. La columna fue publicada en el sitio web de difusión científica conciencia.cl
Frente a las movilizaciones iniciadas por los estudiantes y que dio origen a la actual crisis social que vive el país, se hace necesario hablar del sistema educativo que se ha fomentado en los últimos años y la autenticidad en los cambios requeridos.
En el informe de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI encargado por UNESCO “La Educación Encierra un Tesoro” se plantea que la educación debe contemplar 4 pilares fundamentales para el desarrollo de las personas: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos. Los dos primeros han sido tradicionalmente el corazón del sistema educativo, centrándose en la adquisición formal del conocimiento y su aplicación, desde la competencia, como la razón de ser del éxito escolar y la formación de las personas.
Sin embargo, aprender a ser y aprender a vivir juntos en comunidad han pasado prácticamente desapercibidos o se han configurado como un pequeño accesorio para potenciar el currículo académico. De esta manera, el desarrollo socioemocional basado en conceptos como la empatía, la compasión, la gratitud y la ética han quedado relegadosa un segundo e incluso a un tercer lugar en el plan educativo de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Si en nuestra sociedad chilena hubiéramos crecido con un currículo enfocado en el saber vivir desde y para el respeto de mí mismo, de los otros y del medio ambiente, probablemente varios aspectos habrían sido distintos, porque no sería normal ni aceptada una desigualdad sin parangón como la actual. No sería coherente con el vivir la explotación de los otros, el maximizar las ganancias a cualquier costo bajo el lema “el mercado manda” y el desarrollo de la ilusión del éxito a través del individualismo radical. Así, desde los establecimientos educativos, reproductores de un modelo de sociedad, se le ha prestado mayor relevancia al saber calcular que al saber relacionarnos con los otros.
Desarrollar en los contextos educativos los pilares del crecimiento personal y del convivir implica cultivar relaciones empáticas donde, parafraseando al profesor Humberto Maturana, se valida al otro como legítimo, y donde el resonar y tener la convicción de querer aliviar el sufrimiento del otro (es decir, compasión) se transforma en uno de los valores más relevantes del modelo social. Es desde esta visión, que la relación conmigo mismo, con los otros y con el medio ambiente comienza a dejar de ser cosificada e instrumentalizada y permite un nuevo construir.
El cambio transformativo no es una “actividad extra-programática” que incorpora algunas horas “extras”. Es la actividad central donde la empatía funde el tejido social. El nuevo pacto social requiere tomar muy en serio el currículo socioemocional, y el espacio para cultivar la compasión de forma transversal a la sociedad. De hecho, son los adolescentes y jóvenes, a quienes se los ha tildado como desinteresados o apáticos, los que han liderado el cambio y han remecido las estructuras en busca de una salida a las incongruencias del sistema o la disconformidad por una injusticia que no se tolera.
Ellos han demostrado unidad, claridad y preocupación por los más vulnerados y vulnerables, y han comenzado a potenciar lo que el sistema consideró accesorio. La sociedad, catalizada por los adolescentes y jóvenes, ha exigido de forma trasversal la necesidad de cambio, produciendo de forma autónoma la generación de ideas y propuestas.
El gobierno y el mundo político deben escuchar cómo la sociedad ya comenzó a fortalecer, desde la autenticidad, los pilares socioemocionales que permiten un nuevo tejido social representativo que busca la paz. ¿Podrán mostrar empatía para modificar de forma sabia pero decidida lo que un cambio valórico debería reflejar?
Álvaro I. Langer
Psicólogo, PhD, Académico Universidad Austral de Chile y Director Alterno del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay)
DIRECCIÓN
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Núcleo para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes.
Imhay 2025
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