Dra. Marta Silva, investigadora Imhay: “Los adultos trabajamos la autoestima de los niños y adolescentes. Hay que tenerlo presente”

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Dra. Marta Silva, investigadora Imhay: “Los adultos trabajamos la autoestima de los niños y adolescentes. Hay que tenerlo presente”

La académica de la Universidad Austral de Chile e investigadora principal del Núcleo Milenio Imhay, acaba de lanzar, en la ciudad de Valdivia, un libro que relata la historia de mujeres indígenas chilenas que se dedicaron a la ciencia, y en quienes el rol de sus familias y profesores jugaron un papel fundamental para desarrollar sus carreras científicas.

Las historias expuestas en el libro se inspiraron a partir de una investigación liderada por la Dra. Marta Silva, quien, en el año 2017, entrevistó a un grupo de jóvenes científicas indígenas para un estudio que diera cuenta de sus trayectorias académicas en las áreas de ciencia, ingeniería, tecnología y matemática.

El pasado viernes 05 de mayo fue presentado oficialmente en la región de Los Ríos el libro “¿Puedo ser científica? Mujeres indígenas estudiando ciencias”, escrito por las autoras Marta Silva, doctora en educación, profesora de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile e investigadora principal de Imhay, y Paulina Sanzana, profesora de lenguaje e investigadora de postgrado de nuestro Núcleo Milenio.

La obra de divulgación recoge la experiencia inicial de la Dra. Silva, quien en el año 2017 entrevistó a un grupo de jóvenes científicas indígenas para una investigación que diera cuenta de sus trayectorias académicas en las áreas de ciencia, ingeniería, tecnología y matemática.

“Yo siempre he tenido la inquietud de que los resultados de las investigaciones, que muchas veces pueden contener datos muy técnicos, sean publicados en formato de libros de cuentos, es decir, traducirlos en historias accesibles a cualquier público”, relata la Dra. Silva. “En este caso, con Paulina nos enfocamos en adolescentes, pensando en el segundo ciclo de enseñanza básica y enseñanza media”.

A través de seis personajes ficticios, pero basados en las entrevistas originales de aquella investigación, las autoras se propusieron contar cómo los ambientes en que se desenvolvían las estudiantes, sus circunstancias, y sobre todo sus familias y profesores fueron moldeando el espíritu de curiosidad ante esta vocación que las jóvenes empezaban a descubrir. Todo esto, en un ambiente inmerso culturalmente en las tradiciones mapuche, aymara y rapanui, y en donde esa cosmovisión iba a la par con su despertar científico.

“Logramos extraer el espíritu de todas estas narraciones, estas historias de aprendizaje de la vida de otras personas, de cómo fueron creciendo y sintiéndose seguras en el mundo, en una actividad que les daba plenitud”, explica la investigadora de Imhay.

El entorno protector y motivador

“En ciencias sociales, hay una tendencia a investigar desde el déficit, pero a mí me gusta conocer las historias bonitas de por qué uno llega a ser quien es. En este libro se refleja el proverbio africano “it takes a village”, el cual transmite el mensaje de que se necesita mucha gente para proporcionar un entorno seguro y saludable para los niños y adolescentes, proverbio que posteriormente Hillary Clinton utilizó para nombrar su libro que aborda esta misma temática. También se refleja otra publicación llamada “Comunidades de práctica: aprendizaje, significado e identidad”, del investigador Lave Wenger, quien apela a que criar a un niño o a un adolescente involucra a toda la comunidad. Es lo mismo que vi en la investigación y en nuestro libro: los factores protectores son cosas de sentido común, aunque en la práctica no sean tan comunes”, explica la Dra. Marta Silva.

Y agrega que “en el grupo que participó de la investigación, el tema de la familia era muy importante, también el amor, el sentirse protegidas y el sentir que creían en ellas. Asimismo, el colegio y los profesores eran fundamentales. En general, uno no le toma mucha importancia a ello hasta que después ve en estos relatos cómo un profesor que vio que una de estas estudiantes era talentosa, que tenía curiosidad y quería saber más, le daba más tareas y la desafiaba más, entonces, los profesores creían en sus capacidades. Esos son factores protectores de sentido común: el amor, la dedicación hacia el niño o adolescente y el estímulo temprano”.

Por su parte, Paulina Sanzana, la coautora, tuvo la misión de escarbar en los currículos actualizados de las científicas y en sus redes sociales para conocer más sobre ellas. “Fue súper interesante revisar sus historias, porque vi que, en realidad, sus familias y sus profesores, sobre todo en enseñanza básica, tuvieron un rol muy importante en sus vidas futuras, en lo que son hoy en día. Y yo que soy profesora, me puse también en ese lugar, desde el rol que cumple un docente y que, a veces, no nos damos cuenta. Hay profesores que sí la ‘marcan’ a una como estudiante, y una los recuerda por siempre”.

“Es el profesor el que entrega otras cosas, como valores y motivación”, recalca la profesora Marta Silva. “Es un factor protector que tiene que ver con fortalecer la autoestima, que es muy importante para la salud mental sobre todo de niños y jóvenes. Los adultos tenemos que estar conscientes que somos los protectores de ellos y ellas, y que estamos encargados de trabajar su autoestima. Y eso tenemos que tenerlo muy presente. Todavía hay un trabajo por hacer ahí, no solamente con los profesores, sino también con las familias”.

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