Viviendas “pequeñas y caras” en Santiago: ¿Cómo se entiende la salud mental “puertas adentro”?

PorImhay

Viviendas “pequeñas y caras” en Santiago: ¿Cómo se entiende la salud mental “puertas adentro”?

Ante la oferta de costosos departamentos más pequeños que 40 m2, especialistas en políticas sociales, ergonomía y salud, entre ellos, la directora de Imhay, comentan los estándares mínimos para una buena convivencia en esas condiciones y la necesidad de habitar en los espacios públicos.

Arriendos caros y departamentos pequeños, es la lógica que parece sostener la industria inmobiliaria. La Región Metropolitana tiene las viviendas más pequeñas y caras de Latinoamérica, según un estudio de Trovit, portal global de compra y arriendo de inmuebles, y Properati, parte de la red de portales clasificados de Lifull Connect. Además, un informe de la Cámara Chilena de la Construcción de 2020, arrojó que el 53% de los departamentos que se ofrecen en Santiago tienen una superficie menor a los 50 m2.

¿Vivir en un espacio de esas dimensiones puede afectar a tu salud mental? Al respecto, Radio y Diario Universidad de Chile conversó con expertos en políticas sociales, ergonomía y salud. 

Para el director académico del Diplomado de Políticas Sociales de la Facultad de Negocios de la Universidad de Chile, Jaime Ruiz-Tagle, la problemática del tamaño y costo de las viviendas no pueden desvincularse del uso que se le da al inmueble. “Cuando uno habla del tamaño de las viviendas tiene que entender el contexto, saber cómo son las ciudades y entender quiénes usan las viviendas”, señaló. 

El académico comentó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el hacinamiento como la condición donde el número de ocupantes excede la capacidad de espacio de vivienda, y se rigen por el indicador: 3 personas o más viviendo en una misma habitación. 

“Cuando se construye una vivienda que está pensada para una familia pequeña, de tres a cuatro personas, y esa vivienda es utilizada para una familia de seis personas obviamente que las condiciones en las cuales van a vivir serán peores que si viviera una familia de tres a cuatro personas para lo cual fue diseñada”, afirmó.

En ese sentido, la directora de Imhay Núcleo Milenio y psiquiatra especializada en Estudios de la Familia, Vania Martínez, señaló que 50 m2 es el estándar mínimo para que dos personas convivan en un mismo espacio. Al haber más personas que eso puede impactar de forma negativa a la salud mental de las o los residentes, “especialmente con sintomatología ansiosa y depresiva” .

La experta detalló que una situación de convivencia de ese tipo puede no tener impacto si es una condición transitoria, pero si se sostiene a mediano o largo plazo “efectivamente afecta la calidad de vida de una persona vivir en un espacio reducido, sobre todo si tiene que pasar varias horas en ese lugar”. 

Si bien, el informe del 2020 de la Cámara Chilena de la Construcción reveló que el 53% de los departamentos que se ofrecen en Santiago tienen una superficie menor a los 50 m2, de acuerdo a un análisis realizado por la proptech Houm, 4 de cada 10 departamentos que se ofrecen en arriendo son de 36 m2 en promedio y cuentan con un dormitorio y un baño. Además, desde Houm aseguran que el factor que los usuarios priorizan en la búsqueda de departamentos tiene que ver con los valores de los arriendos, mientras que los precios más buscados varían entre $210.000 y $570.000

La vivienda y el entorno como un todo

De acuerdo al informe “Elementos de una vivienda adecuada: La superficie habitacional como variable”, disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional, es importante que el espacio de una vivienda brinde seguridad física, disponga de las protecciones contra condiciones ambientales y otras, y tenga una superficie suficiente para el adecuado desarrollo de quienes la habitan.

La diseñadora urbanista y especialista en Ergonomía -disciplina que se encarga del diseño de los lugares para optimizar su uso-, Rebeca Silva, reflexionó y manifestó que solemos pensar la vivienda en términos físicos, es decir, pensamos en el espacio en el que nuestro cuerpo puede caber, pero no consideramos hasta donde nuestra mente cabe en ese mismo espacio.

La también académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile afirmó que cuando pensamos en la vida fuera de norma, porque la vida no alcanza o no cabe en el espacio que está normado y diseñado, “es notable pensar que eso casi siempre se asimila físicamente mientras que la mente no la leemos”.

“La OMS dice que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social. En general lo mental está completamente descuidado, porque se involucra con lo emocional y el cómo me siento en donde estoy viviendo”, destacó. 

De esa manera, el especialista en Políticas Sociales y Economía Financiera de los Hogares, Jaime Ruiz-Tagle, expresó que el fenómeno de la relación entre los precios y la calidad de vida depende de la interacción entre las personas, sus preferencias y la provisión de servicios. 

“Si no tenemos suficiente disponibilidad de metros cuadrados de viviendas con entornos adecuados, entonces se generan desequilibrios”, dijo y agregó que “si miras Santiago desde San Cristóbal te darás cuenta que en las avenidas importantes hay montones de edificios y el resto plano”. Lo mismo ocurre con El Llano Subercaseaux, Estación Central y otras zonas de la ciudad. 

En tanto, es importante destacar la relevancia de la provisión de servicios al momento de buscar una vivienda. Al igual que es importante considerar que los servicios son ubicados según decisiones que pueden ser públicas (hospitales, rutas de transporte) o privadas (clínicas, farmacias, centros comerciales, cines).

Asimismo, la diseñadora urbanista, Rebeca Silva recalcó que “el tamaño de la vivienda está directamente relacionado con el espacio fuera de la puerta” y actualmente, ese es el lugar que se habita para hacer frente a la falta de espacio o a la ausencia de una mejor distribución territorio.

Fuente: Radio Universidad de Chile

About the author

Imhay administrator