Expertos sobre salud mental explican la falta de psicólogos y psiquiatras para tratar la depresión.
Producto de la pandemia por el coronavirus, se ha generado un aumento en los problemas de salud mental en Chile. El Ministerio de Salud explicó que estas enfermedades «afectan en mayor medida a las personas con menor nivel educacional, a los más jóvenes y a las mujeres. [Además] impactan de manera particular a personas de pueblos originarios y [en edad] temprana: entre los niños de 4 a 11 años, un 27,8% presenta alguno de estos trastornos».
El director del Centro de Salud Digital Saluta, Mauricio Bonilla, especialista en salud mental, reconoció que la depresión y los trastornos de ansiedad son un problema que se ha ido agravando. «Estamos desbordados en general, es una realidad que no hay psiquiatras para atender a todo el público que lo necesita. Además, hay un tema que tiene que ver en cómo se estructura el sistema», sostuvo.
Además, explicó que «hay muchas personas que asisten al psiquiatra por enfermedades o patologías que nada tienen que ver con esa área de la salud, por lo que colapsan el sistema de reservas de horas, sin saber con exactitud a qué especialista asistir».
Para Bonilla, «no solo el aislamiento social producto del covid-19, el estrés post pandemia y todo el cambio de la sociedad ha afectado. También el propio coronavirus interviene en el procesamiento o en la captación de la serotonina. Como el coronavirus es una enfermedad final inflamatoria, que tiene microinfartos muy pequeños en el cerebro, esto genera un aumento en la cantidad de serotonina lo que provoca ataques de ansiedad y posteriores depresiones».
Asimismo, el especialista aseguró que «la depresión es la causa de discapacidad más importante del mundo».
La violencia intrafamiliar es considerada una de las principales fuentes de trastornos mentales y de acuerdo a cifras entregadas por UNICEF, un 71% de los niños, niñas y adolescentes chilenos recibe algún tipo de violencia ejercida por alguno de sus cuidadores primarios.
Con la llegada de la pandemia, el escenario cambió, se perdieron empleos y la salud de las personas empeoró drásticamente. «Cuando yo dejo de trabajar, me enfermo. Esto afecta al cuerpo y la mente, debemos repensar la presión que la gente recibe de su propio trabajo, cambiar su concepción a nivel país», aseguró la psicóloga Magdalena Garcés.
Un informe elaborado por Álvaro Jiménez, Fabián Duarte y Vania Martínez titulado «Suicidios durante la Pandemia», el cual fue publicado por Ciper, define a la depresión como «un trastorno del ánimo que se caracteriza por la persistencia en el tiempo de diversos síntomas, entre los que se encuentra una profunda tristeza, desesperanza, fatiga, pérdida de interés en actividades cotidianas, irritabilidad, problemas de apetito y del sueño, disminución del funcionamiento general, baja autoestima y en casos más severos pensamientos agresivos o suicidas».
Uno de sus autores, Álvaro Jiménez, psicólogo y doctor en Sociología de la Universidad de París y académico de la Universidad Diego Portales e investigador del Núcleo Milenio para mejorar la salud mental de adolescentes y jóvenes, detalló que la ansiedad es «un estado caracterizado por una profunda inquietud, preocupación o expectativa de que algo malo puede ocurrir, miedo, irritabilidad. La ansiedad puede ser una reacción normal o adaptativa bajo condiciones de estrés. Una persona que siente ansiedad puede sentirse inquieta, tensa y puede manifestar síntomas físicos como sudoración constante o aceleración del ritmo cardiaco».
Para Jiménez, en términos generales, lo que se observó durante los últimos años en Chile es que hay «una persistencia de la prevalencia de depresión y ansiedad en la población. En términos específicos, lo que nosotros mostramos en el artículo es que hay un aumento importante (del 22% al 27% de los encuestados) de los síntomas ansiosos y depresivos moderados a severos. Esto significa un empeoramiento en la salud mental de las personas en el contexto de pandemia».
Para combatir estos problemas mentales, Jiménez cree que «es importante atacar las razones por las cuales las personas empeoran su salud mental. En este caso, por ejemplo mejorar las condiciones de vida y programas que conectan de mejor manera a las personas».
«Una de las consecuencias es que los trastornos se cronifican y complejizan, apareciendo comorbilidades con otro tipo de problemas (por ejemplo, consumo de alcohol y drogas como manera de hacer frente a síntomas) o aumentando su severidad, lo cual puede llevar en algunos casos a comportamientos suicidas», dijo Álvaro Jiménez.
Además, agregó que «un acceso tardío a un tratamiento se asocia a una menor efectividad de los tratamientos disponibles (farmacológicos y psicoterapéuticos). Esto también, se asocia a un deterioro de la vida social y familiar, en el rendimiento académico o laboral de las personas, generando un círculo vicioso entre el trastorno y el funcionamiento social».
En el informe se concluyó que sí existe una falta de profesionales y especialmente en regiones, ya que el acceso a especialistas es más complejo por falta de disponibilidad. «Existe una alta brecha de tratamiento de los trastornos mentales y hay una escasez de médicos especialistas (psiquiatras, particularmente psiquiatras de niños y adolescentes). Además, hay inequidades territoriales en la distribución de estos especialistas (se concentran en la región Metropolitana)», detalló el informe realizado por Álvaro Jiménez, Fabián Duarte y Vania Martínez.
Fuente: radiopauta.cl
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