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Dra. Vania Martínez: «Tener una mejor salud mental debiera ser una tarea de todas y todos»

En el programa Agenda de Emol TV, la directora de Imhay y académica de la Universidad de Chile, Dra. Vania Martínez, conversa acerca del estado de la salud mental en Chile, particularmente de la juventud, a propósito de la contingencia nacional y ad portas de un nuevo término del año.

En el último periodo de tiempo, noticias como las guerras o hechos violentos se han tomado la agenda mediática, situación que podría estar afectando la salud mental de las personas que acceden a ese tipo de información. Al respecto, la directora de Imhay, señaló la relevancia de expresar lo que estas situaciones nos provocan. “Es importante el trabajo que se pueda hacer sobre las propias emociones (…) reconocerlas y hablar de ellas es un gran primer paso”.

Respecto al estado actual de la salud mental de la juventud, la experta señala que: “Hay varios estudios, tanto a nivel nacional como internacional, que han visto cómo la pandemia sí tuvo un impacto importante en este grupo etario. Más allá de la pandemia también hay otros elementos en relación, por ejemplo, a la crisis que se está viviendo en el mundo, incluida la crisis climática, que ahí es donde los jóvenes también ven con desesperanza el futuro – algunos jóvenes, no todos- pero sí a algunos les impacta bastante”.

Y agregó que, además de ello, los jóvenes deben lidiar con otros temas de la vida cotidiana, entre ellos, el uso de las redes sociales.  “Este grupo etario está en un “bombardeo” a través de las redes sociales y donde reciben mucha información, algunas de ellas distorsionadas como, por ejemplo, compararse con otros jóvenes en relación a su imagen corporal o a los estilos de vida. También otro factor que puede estar influyendo es que, en general, las personas que están a cargo de sus cuidados, están sobrecargados de otros roles y trabajos, los tiempos de desplazamientos en las grandes ciudades son más largos, entonces, se llega bastante cansado a la casa y es difícil encontrar espacios para poder conversar”.

Con respecto a los efectos que puede provocar el fin de año en la salud mental de las personas, la Dra. Martínez, indicó que este periodo de tiempo sería un factor de riesgo más para los problemas de salud mental en nuestro país: “en términos de suicidio, por ejemplo, tenemos un aumento hacia los meses de diciembre y enero. Así que es, para nosotros una preocupación este periodo de tiempo, porque todavía podemos hacer acciones para prevenirlo”.

Su mensaje es claro: «Tener una mejor salud mental debiera ser una tarea de todas y todos».

Ve la entrevista completa a continuación:

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V Congreso Internacional en Salud Mental Digital

El V Congreso Internacional en Salud Mental Digital será llevará a cabo el día miércoles 29 de noviembre y será emitido en formato online abierto. En el evento participará la directora de Imhay y académica de la Universidad de Chile, Dra. Vania Martínez.

Este año las ponencias se centrarán en la presentación de casos clínicos y en cómo integrar profesionalmente el uso de tecnologías en la atención en salud mental. Además se discutirá de qué manera las Apps, intervenciones web e inteligencia artificial tienen el potencial de ser integradas en prevención, diagnóstico, intervención y seguimiento de problemas psicológicos.

La plenaria inaugural abordará los avances en investigación para evidenciar la eficacia del uso de tecnología en salud mental, la implicación de investigación en el marco político cuando existe una ley al respecto, y los avances europeos desde los organismos profesionales que establecen los lineamientos y vigilan el cumplimiento ético-deontológico.

La mesa inaugural la conforman:

Dr. Andrés J. Roussos, actual presidente de la Sociedad de Investigación en Psicoterapia (SPR), y Director del Laboratorio de Psicología y Tecnologías de la Información y la Comunicación (LIPSTIC) en Argentina.

Dra. Vania Martínez, es Psiquiatra Infantil y del Adolescente, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y Directora Núcleo Milenio Imhay. Actualmente en comisión de servicios en el Ministerio de Salud de Chile para el programa de prevención del suicidio.

Dr. Tom van Daele, jefe de la Unidad de Especialización en Psicología, Tecnología y Sociedad de la Universidad Thomas More (Bélgica); es además Coordinador del Grupo de trabajo en Salud Digital de la Federación Europea de Asociaciones de Psicología.

A continuación, desde Hogrefe TEA, el especialista digital Darío Pardo realizará una introducción y demostración del uso de las pruebas SENA (población infanto-juvenil) y PAI (adulta) con casos prácticos. La tecnología cambia el formato de aplicación de pruebas de evaluación y permiten una mayor actualización de datos para validar la fiabilidad en función de poblaciones, cultura, etc.

Las ponencias invitadas finales suponen una revisión de casos que implican diversidad de ámbitos y tecnologías:

El Dr. Francisco J. Estupiñá, de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del Servicio de Atención Psicológica Telemática Inmediata de la UCM, (PsiCall UCM), presentará un caso de abordaje de la ideación suicida desde un servicio universitario de atención telepsicológica para estudiantes.

La Dra. Rocío Sánchez-Carrión, del Instituto Guttmann – Hospital de Neurorrehabilitación adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), expondrá un caso de tratamiento neuropsicológico de una paciente con daño cerebral adquirido mediante plataforma de telerehabilitación cognitiva.

El Dr. Andrea Lettieri, experto en Investigación en Discapacidad es Director del Centro de Día de Coreses (Zamora) y Responsable del Servicio de Empleo con Apoyo en Fundación INTRAS, presentará el caso de uso de una app para el apoyo de un joven con discapacidad intelectual por daño cerebral adquirido en un contexto laboral ordinario.

La Dra. Virginia Aguayo, experta en Discapacidad, Intervención Infantojuvenil y Metodología de las Ciencias del Comportamiento y la Salud, hablará sobre el uso de Chatbots en salud mental y realizará algunas reflexiones éticas y deontológicas en torno al uso de un griefbot en un caso de duelo.

¿A quien va dirigido?

El #CSMD23 está orientado a profesionales en salud mental con interés en la promoción y atención en salud con tecnologías.

En particular, se orienta a profesionales de psicología, psiquiatría, enfermería, trabajo social y terapeutas), empresas de salud, aseguradoras y  estudiantes interesados en actualizar sus conocimientos y descubrir los últimos avances en torno a la salud mental digital, ciberpsicología y psicoterapia online con uso de tecnologías en la intervención.

¿Cómo puedo participar?

Puede participar en el CSMD23 con:

  • Registro asistente que le permite ver las sesiones online y vídeos.
  • Registro Certificado. Recibiendo al finalizar un certificado académico por 50 horas que incluye junto a los vídeos acceso a lecturas y casos en clínica digital (costo de 50 euros).

Ver programa: AQUÍ 

Más información en: https://www.cibersalud.es/csmd23  

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Estudiantes de postgrado del Núcleo Milenio Imhay dictarán taller para sensibilizar a estudiantes de la salud en su futuro trato a personas LGBT+

Iniciativa fue seleccionada en concurso anual de proyectos del departamento de Postgrado y Postítulo de la Universidad de Chile y buscará promover una atención de salud respetuosa, sensible y apropiada a las necesidades de este grupo de la población.

Marcelo Crockett, psicólogo, estudiante de doctorado en Salud Pública de la Universidad de Chile e integrante de Imhay es el líder de este proyecto que busca desarrollar competencias, en estudiantes de pregrado, para la atención de salud respetuosa, sensible y acorde a las necesidades de jóvenes LGBTQ+

Según la Encuesta Nacional de la Juventud 2022, un 12 por ciento de los y las jóvenes se definió con una ‘orientación sexual diversa’. Este grupo de jóvenes LGBT+ comúnmente enfrenta diversas barreras para acceder a los servicios de salud, como miedo a la discriminación, baja disponibilidad y alto costo de servicios especializados. Y una vez que acceden a los servicios de salud, muchas veces deben enfrentar comentarios o comportamientos discriminatorios por parte del personal de salud respecto a su orientación sexual o identidad de género, uso incorrecto del nombre social y/o pronombres, entre otras experiencias negativas.

En la formación de profesionales de la salud no siempre se abordan contenidos relacionados con la orientación sexual, identidad y expresión de género y sobre cómo asegurar una atención afirmativa de salud, es decir, que promuevan una atención respetuosa y sensible hacia personas LGBT+.

Por ello y con el fin de aportar a una mejor comprensión de esta comunidad y a un mejor trato por parte de futuros profesionales, un equipo compuesto por psicólogos y estudiantes de postgrado del Núcleo Milenio Imhay, Marcelo Crockett, Belén Vargas, Francisco Castro y Valerie Walker, presentó un proyecto educacional para estudiantes de carreras de la salud y afines. Se trata del “Taller de Sensibilización y Habilidades Afirmativas Transversales para la Atención de Jóvenes LGBT+ en Servicios de Salud”.

La iniciativa fue una de las catorce seleccionadas para recibir financiamiento por parte del Programa de Estímulo para Proyectos Académicos del Departamento de Postgrado y Postítulo de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos de la Universidad de Chile, el que tiene como objetivo potenciar las capacidades de sus estudiantes para llevar adelante proyectos innovadores que apoyen sus procesos formativos y que beneficien a más estudiantes.

La idea del proyecto surgió a partir de los resultados de la tesis de Doctorado en Salud Pública que está desarrollando el psicólogo Marcelo Crockett, quien también es coordinador ejecutivo y estudiante de doctorado de Imhay, y que explora las inequidades en salud mental según orientación sexual e identidad de género en estudiantes de educación superior universitaria.

“A pesar de que hay una mayor apertura hacia la población LGBT+, en la sociedad siguen existiendo experiencias negativas en la atención de salud, como prejuicios o ideas erróneas que tienen profesionales hacia las personas LGBT+”, indica el investigador doctoral. Esto, señala, puede ir desde comentarios fuera de contexto como preguntar por la experiencia de ser transgénero durante una atención de salud dental hasta buscar que la persona que consulta cambie su orientación sexual o identidad de género porque se ve como algo que debe ser corregido.

“También hay profesionales que, aprenden durante la atención de salud sobre la experiencia de la otra persona. Las personas consultantes a veces tienen que explicarles qué es ser una persona no binaria o qué tener una identidad de género fluida. Y son cosas que los profesionales deberían saber desde antes”, plantea el integrante de Imhay.

Habilidades afirmativas

Por eso, el objetivo del proyecto que encabeza Marcelo Crockett es promover las llamadas ‘habilidades afirmativas’ entre futuros y futuras profesionales de carreras la salud y de carreras afines, como psicología y trabajo social, para que desarrollen competencias transversales con el fin de brindar una atención respetuosa, sensible y apropiada a las necesidades de salud de jóvenes LGBT+.

“Las habilidades afirmativas tienen que ver con conocer, por ejemplo, cuáles son las orientaciones sexuales y las diferentes identidades de género, comprender algunos desafíos que enfrentan las personas LGBT+ durante su vida como, por ejemplo, la develación de su orientación sexual o la llamada salida del clóset” o problemas que pueden enfrentar en contextos educacionales o con la familia. También buscamos promover una actitud empática hacia las personas LGBT+, a través de una visión positiva de las orientaciones sexuales e identidades de género diferentes”.

Por su parte, Francisco Castro, psicólogo, estudiante de magíster de Imhay y miembro del equipo que elabora el taller plantea que: “Pensando que desde el punto de vista biológico-orgánico hay una tendencia a la generalización, es importante marcar la diferencia y las necesidades particulares de una población que puede verse afectada por la interseccionalidad de factores que la posicionan en un lugar expuesto a mayor daño o perjuicio”.

El gran problema de las experiencias negativas en una consulta es que suma resistencia o temor entre los pacientes LGBT+, que de por sí enfrentan barreras para exponer sus problemas ante otras personas, “y una persona que recibe una experiencia negativa durante la atención de salud, puede claramente influir en que no vuelva a consultar o retrase la atención que necesita”, advierte Marcelo Crockett.

Valerie Walker, psicóloga del grupo y estudiante de magíster de Imhay, recuerda que “dentro de mis estudios de pregrado en psicología, la enseñanza de estas habilidades o temáticas LGBTQ+ fueron muchas veces insuficientes u omitidas, invisibilizando a una parte importante de la población y sus problemáticas, por lo que termina siendo necesario la especialización en cursos o postgrados externos”.

Al trabajar ahora con niños, niñas y jóvenes, la psicóloga confirmó que “el conocimiento sobre las habilidades afirmativas es crucial para poder crear un vínculo y un espacio terapéutico seguro, garantizando que personas LGBTQ+ puedan sentirse validadas y acogidas en su acompañamiento”.

El equipo realizó una revisión de literatura para examinar qué experiencias previas muestran mayor eficacia. Ya ha detectado proyectos similares con buenos resultados en Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Australia y Rumania. Luego diseñó el taller, recabó opiniones de profesionales que trabajan con personas LGBT+, y ahora está en la fase de probar los contenidos en un grupo de estudiantes de ciencias de la salud y otro de ciencias sociales.

“Nuestra idea es ver qué elementos les gustaron, qué cambiarían para mejorar el taller, y luego de eso elaborar una publicación para que más profesionales puedan utilizarlo en instancias formales”, explica Marcelo Crockett. “Por ejemplo, si profesores y profesoras de alguna cátedra de la universidad quieren realizar el taller, la idea es que ya esté listo para implementarlo. Ése es nuestro objetivo”.

Inscripciones al Taller: "Habilidades afirmativas para la atención de salud de jóvenes LGBTQ+"

El objetivo del taller es desarrollar competencias para la atención de salud respetuosa, sensible y acorde a las necesidades de jóvenes LGBTQ+. Con el taller se espera complementar la formación de estudiantes mediante la reflexión y profundización del enfoque afirmativo en contextos de salud.

Si eres estudiante  de pregrado de carreras de la salud (medicina, enfermería, terapia ocupacional, etc.) y ciencias sociales (psicología y trabajo social) de la Universidad de Chile, que realicen o estén pronto a realizar prácticas clínicas o profesionales en centros de salud, puedes participar en una de las dos capacitaciones que se realizarán en la U. de Chile.

Inscripciones a taller en Facultad de Medicina:
Fecha:
24 de noviembre. 
Hora:
15:00 a 17:00 hrs.
Link de inscripción: 
https://forms.gle/Ym3Mr9VR1xNxWNbo6 

Inscripciones a taller en Facultad de Ciencias Sociales:
Fecha:
29 de noviembre. 
Hora: 15:00 a 17:00 hrs.
Link de inscripción: https://forms.gle/HJm9DSe66mzruc6X7

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Columna de opinión: Vivir después del suicidio

Por: Álvaro Jiménez
Psicólogo, doctor en sociología, académico Facultad de Psicología UDP e investigador del Núcleo Milenio Imhay y el Instituto Milenio MIDAP.

A 10 años del inicio del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, es una buena ocasión para hacernos la pregunta respecto a las mejores maneras de cuidar y acompañar a aquellos que tras el vacío de la pérdida se ven enfrentados a un presente congelado, para que el tiempo pueda recuperar su fluir, para hacer frente al dolor de vivir después de un suicidio.

El suicidio es una forma radical de detener un sufrimiento insoportable. Pero allí donde acaba con el dolor de uno, produce dolor en otros.

Angélica tiene 29 años y a los 26 perdió a su hermana. Ella recuerda “un proceso de duelo increíblemente turbulento, con una necesidad de buscar los ‘por qué’, ‘qué no vimos’, ‘qué podríamos haber hecho’. La inversión de energía asociada a la respuesta al suicidio desgasta el triple en relación a otras muertes”. Como Angélica, una de cada cinco personas se verá expuesta al suicidio de un conocido o ser querido en algún momento de su vida. Además, por cada suicidio hay entre cinco a diez personas que sufren un impacto significativo y requieren algún tipo de apoyo.

La pérdida de un ser querido por suicidio puede tener graves consecuencias para la salud física y mental de las personas, así como para el bienestar de familias y comunidades. Se denomina “sobrevivientes” a aquellas personas vinculadas afectivamente a quienes han intentado suicidarse o han muerto por suicidio (familiares, amigos, compañeros) y se han visto afectadas en distintos grados por la pérdida. Al tratarse de una muerte repentina y estigmatizada, una interrupción violenta de la vida cotidiana que altera profundamente las dinámicas familiares, el duelo por suicidio presenta características que lo diferencian de otros tipos de duelo. Como lo describe Nicole (43 años), quien hace una década perdió a su padre, “la muerte por suicidio es más terrible porque socialmente es una cuestión tabú, traumática, de la que no se habla”.

En las fases iniciales del duelo, los sobrevivientes a menudo oscilan entre la negación de la pérdida y una experiencia de suspensión del tiempo que puede venir acompañada por sentimientos de rabia, abandono o vergüenza. El suicidio genera además cuestionamientos que interpelan a los sobrevivientes respecto a su papel (real o imaginario) en la muerte del otro. De ahí que en muchos casos las personas se vean inmersas en una vida parasitada por la culpa, esa forma dolorosa de sentir lo irreparable.

Esta manera de habitar el mundo, caracterizada por un movimiento pendular y acelerado entre distintos estados afectivos, queda reflejada en el testimonio de Claudia (25 años), quien hace cuatro años perdió a su hermana mayor: “era un círculo que me ponía muy irritable y después me sentía culpable. Y después me volvía a poner irritable. Como que no podía salir de ese bucle […] es como una montaña rusa constante. Uno siente que avanza y está muy bien. Y luego vuelves a retroceder: la misma pena, la misma rabia, como si hubiese pasado un mes”.

Durante el proceso de duelo, los sobrevivientes se ven en la necesidad de construir un marco de sentido para comprender las razones y secuelas de la pérdida, un trabajo de reconstrucción de significados que puede extenderse durante varios años. Y es que el suicidio es un acto que instala una incógnita en el corazón de la vida (¿por qué lo hizo?) y el sobreviviente deberá aprender a convivir con una falta de respuesta. Además, como señalaba Nicole, el proceso de duelo puede llegar a ser más difícil puesto que se trata de una pérdida de la que no se habla.

El estigma conduce muchas veces al aislamiento y a una experiencia de soledad redoblada por el silenciamiento, tal como lo describe Francisca (37 años): “lo particular de este duelo es que no tenía a nadie a quien contarle […] a ninguno de mis amigos le había pasado esto. Entonces yo era la única que andaba cargando un peso que nadie más conocía. Y no todo el mundo quiere escucharte. Nadie quiere escuchar eso, nadie está preparado para lidiar con eso. Entonces te lo vas guardando y sale en forma de crisis de pánico, de insomnio, de mil cosas”.

“Entonces te lo vas guardando”. Y como resultado de este vacío enmudecido, de esa falta de descanso llamada “duelo”, los sobrevivientes presentan un riesgo dos a tres veces mayor de sufrir problemas de salud mental en comparación con la población general. Por ello ha crecido la necesidad de desarrollar no sólo estrategias de “prevención” del suicidio, sino también de “postvención”. La postvención refiere a una serie de acciones de apoyo que se implementan luego de una muerte por suicidio, con el objeto de acompañar a los sobrevivientes, facilitar el proceso de duelo, la expresión del sufrimiento causado por la pérdida y la recuperación o estabilización después del suicidio. En tanto estrategia de apoyo y acompañamiento en el proceso de elaboración de la pérdida, la postvención es también una manera de prevenir el riesgo de nuevos comportamientos suicidas por parte de otros miembros de la familia o comunidad afectada.

En 2013, Chile comenzó a implementar el Programa Nacional de Prevención del Suicidio. Este programa considera algunos elementos de postvención como parte de las estrategias de respuesta; sin embargo, éstos sólo aparecen como lineamientos generales en contexto escolar o como directrices de manejo de la información para los medios de comunicación. Como una manera de complementar estas acciones, en 2021 el Ministerio de Salud publicó una guía con directrices generales de apoyo a sobrevivientes [descarga aquí].

A pesar de estas acciones, muchos sobrevivientes reconocen la existencia de barreras para acceder a apoyo especializado, ya sea por falta de servicios disponibles, incertidumbre sobre dónde buscar ayuda o estigmatización durante el proceso de búsqueda de apoyo. “Yo no busqué ayuda después del suicidio de mi papá –afirma Nicole– porque me daba entre vergüenza y miedo. Pronunciar la palabra sigue siendo fuerte, pero hubo momentos en que yo no lo podía pronunciar”.

¿Cómo buscar ayuda cuando las palabras chocan contra la vergüenza, el miedo o lo innombrable? Se estima que sólo una de cada cuatro personas en duelo por suicidio busca ayuda profesional durante el primer año después de la pérdida. Pero las alternativas existen. Una de ellas son los grupos de apoyo mutuo, espacios donde es posible compartir­ -en un entorno seguro y sin prejuicios­­- sentimientos y experiencias con personas que han vivido situaciones similares, y también existen alternativas individuales.

Lo importante es encontrar un lugar de palabra que facilite la elaboración del duelo y la comprensión de los diversos efectos de la pérdida, para que los sobrevivientes puedan construir nuevas narrativas en torno a sus vidas. Y continuar. Como menciona Carolina (36 años), quien perdió a uno de sus hermanos, “hoy puedo contarte esto sin taquicardia, sin desarmarme entera. Y quisiera poder hacer ese aporte para otros y decirles: ‘quizás un día tú también podrás hacerlo, porque el dolor va a estar ahí, pero podrás hacer una vida con ello’.”

A 10 años del inicio del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, es una buena ocasión para hacernos la pregunta respecto a las mejores maneras de cuidar y acompañar a aquellos que tras el vacío de la pérdida se ven enfrentados a un presente congelado, para que el tiempo pueda recuperar su fluir, para hacer frente al dolor de vivir después de un suicidio.

*Nota: Los testimonios han sido recogidos en el marco del estudio “Duelo por suicidio y estrategias de postvención” del Instituto Milenio MIDAP. Los nombres de los participantes han sido modificados para resguardar anonimato. En Chile existen distintos espacios de ayuda gratuita (telefónica o en línea) para personas que presenten pensamientos suicidas.

Fuente: El Desconcierto

Líneas de ayuda

Línea de Prevención del Suicidio: *4141

Fono Salud Responde del Ministerio de Salud: 600 360 7777

Programa Quédate (Región Metropolitana): https://quedate.cl/

Plataforma Saludablemente: https://www.gob.cl/saludablemente/

Fundación José Ignacio cuenta con espacios de ayuda para sobrevivientes de muerte por suicidio: https://www.fundacionjoseignacio.org

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Una de cada cuatro personas se siente «muy» o «bastante» sola, y la cifra es mayor en jóvenes

El efecto de la pandemia sobre las habilidades sociales, la falta de contacto presencial y su etapa de desarrollo hace que quienes tienen entre 19 y 29 años declaren una mayor sensación de soledad. Expertos, entre ellos, la Dra. Vania Martínez, directora del Núcleo Milenio Imhay, señalan a El Mercurio que buscar grupos que tengan intereses en común es parte de las recomendaciones.

A pesar de vivir en la era de las redes sociales, una de cada cuatro personas (24%) se siente «muy» o «bastante» sola en el mundo. Y más de mil millones de personas ratifican esta afirmación.

Así lo revela una reciente encuesta de Meta (matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp) y Gallup (empresa estadounidense de análisis y asesoría) realizada en 142 países, incluyendo Chile. Para realizarla se encuestaron a alrededor de 1.000 personas mayores de 15 años por nación.

«Los resultados que arroja este estudio son preocupantes, porque confirman una tendencia que uno ha ido viendo en investigaciones, que es que las personas, no todas, pero un porcentaje importante, tienen esta sensación de soledad», dice Manuel Ortiz, psicólogo, vice-decano de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades, y director del Doctorado en Psicología, de la U. de La Frontera.

«Es un problema que estamos viendo. Es frecuente escucharlo, tanto en la clínica como cuando uno hace estas preguntas en investigaciones», coincide Vania Martínez, psiquiatra, académica de la U. de Chile y directora del Núcleo Milenio para mejorar la salud mental de adolescentes y jóvenes (Imhay).

«En general, el aislamiento social o la sensación de soledad es negativa para la salud de las personas. Cuando las personas reportan que tienen aislamiento social o este sentimiento de soledad, son más propensas a enfermarse y, cuando adquieren una enfermedad, demoran más tiempo en recuperarse», asegura Ortiz.

También tiene consecuencias a nivel de salud mental: puede generar depresión, por ejemplo, dice José Pinedo, psicólogo jefe del equipo de Psicología Hospitalaria de UC Christus. Incluso, añade Martínez, «cuando esto es en mayor grado y no se ve una salida, pasa a ser un factor de riesgo para el suicidio».

Autoevaluación

Según los resultados globales de la encuesta, los indices más altos de sensación de soledad se registran entre los adultos jóvenes (de 19 a 29 años), con un 27% que se siente «muy» o «bastante» solo.

«Una de las tareas del desarrollo es poder encontrar un lugar en el mundo cuando se está en la década que va entre los 20 y 30 años; en términos laborales, de pertenencia, de identidad. Eso hace que haya una constante evaluación y autoevaluación de qué tan deseable socialmente soy, lo que afecta mucho más en la sensación de soledad», considera Pinedo.

Además, «el grupo de pertenencia, que antes eran las plazas o el barrio, se ha ido perdiendo. En general, la nueva juventud está mucho más aislada en términos de contacto, se conectan más bien a través de redes sociales y no de forma presencial. Eso hace que sea mucho más difícil la tarea de desarrollo, de la inserción a un mundo compartido, y está pasando en Chile también», advierte.

Asimismo, Ortiz opina que otra causa detrás de estas cifras es que «las demandas actuales de trabajo consumen una gran cantidad de tiempo y han limitado la posibilidad de que las personas dediquen parte de su jornada a cultivar vínculos sociales»

A juicio de Martínez, la pandemia también incidió en estos resultados: «Hubo una dificultad para el desarrollo de las habilidades sociales. Este proceso fue interrumpido por el periodo de confinamiento en una etapa crucial en la vida, donde debería haber habido mayor socialización». Y considera que los contactos que los jóvenes están teniendo muchas veces son más superficiales y no tan profundos, lo que afecta en la sensación de soledad».

Al contrario de los adultos jóvenes, los índices más bajos de sensación de soledad se ven entre las personas mayores (de 65 años o más), con un 17% que se siente «muy» o «bastante» solo.

«Los adultos mayores que están suficientemente activos y que en su adolescencia y en su vida laboral lograron realizarse, han obtenido relaciones de intimidad, reciprocidad y apoyo mucho más sólidas. Es probable que por eso, en los resultados, aunque suene paradojal, aparezcan con una menor sensación de soledad», comenta Pinedo.

Eso sí, pese a los resultados del estudio, Martínez señala que en Chile «la población mayor es una que estaría en alto riesgo de soledad, por menor desarrollo de habilidades de conexión digital y porque empiezan a perder amistades debido a fallecimientos, entre otras razones».

Acciones

A pesar de que el 49% de las personas encuestadas afirmaron no sentirse solas en absoluto, más de la mitad dijo sentirse al menos un poco sola. Para contrarrestar la sensación de abandono, el llamado es a cultivar los vínculos sociales. «Las personas deben mantenerse en contacto con aquellos que son significativos para ellos, de preferencia de forma presencial, pero, si no, con videollamadas o por vía telefónica», indica Ortiz.

También, acota Martínez, «muchas de las personas se sienten solas porque se sienten diferentes al resto, por ejemplo, que no tienen los mismos intereses. Entonces, una de las estrategias es empezar a ver cuáles son mis intereses y qué otras personas podrían compartirlos. De esa forma, se puede buscar incorporarse a talleres, grupos, deportes, que serían un factor protector para minimizar esta situación».

Lee el artículo en El Mercurio

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Análisis a escuelas rurales revela que la mayoría de las alumnas no sabe usar el computador para estudiar

Ellas han tenido menos posibilidad de explorar esta tecnología que sus pares. «Las niñas no son las nativas digitales que la política pública cree», dice a El Mercurio la Dra. Isabel Pavez, académica UAndes, investigadora de Imhay y autora del estudio, que analizó tres colegios de la Región Metropolitana.

«Las niñas no son las nativas digitales que la política pública cree», dice a La Tercera la Dra. Isabel Pavez, académica UAndes, investigadora de Imhay y autora del estudio.

El Programa Becas TIC del Ministerio de Educación entrega un computador con acceso a internet a escolares de séptimo básico que lo necesiten, con la idea de acortar la brecha de acceso y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC).

Y aunque es una iniciativa «muy buena y necesaria, hay poca evidencia sobre lo que sucede una vez que los estudiantes lo reciben», asegura Isabel Pavez, profesora asociada de la U. de los Andes e investigadora principal del Núcleo Milenio Imhay.

Por ello, la académica realizó un estudio de caso que buscó conocer «qué pasaba con este dispositivo una vez recibido y explorar si influye en los usos y habilidades digitales de los niños. Esta investigación fue hecha en población rural, que es más invisibilizada y vulnerable. De hecho, en dichos hogares, muchas veces este computador era el primero que llegaba a la casa», precisa.

El análisis, que consideró encuestas presenciales a 219 alumnos y alumnas de quinto a octavo básico de tres escuelas rurales del país (Puangue, San Pedro y Huelquén, todas en la Región Metropolitana), concluyó que si bien la mayoría de los encuestados admite saber más de tecnología que sus padres, los niños tienen más confianza en sus conocimientos digitales que sus compañeras.

Frente a las preguntas» ¿Te sientes seguro de usar internet para buscar infor-mación?» y «¿Te sientes seguro de que puedes aprender cosas nuevas en internet?», un 43% y 51% de los encuestados respondió que sí, frente a un 20% y 29% de las niñas.

Una de las hipótesis del trabajo es que, específicamente las participantes, pasan menos tiempo explorando la tecnología. En las zonas rurales estudiadas, durante la pandemia fueron ellas las que se transformaron en dueñas de casa: tuvieron que cuidar hermanos, hacer comida y aseo y hacerse cargo de las mascotas, mientras que los papás igual salían a trabajar. Así, estas estudiantes, que no iban a la escuela porque estaba cerrada, tenían una tremenda carga en sus hogares y menos tiempo para usar la tecnología», puntualiza la experta.

Otro resultado destacado es que la mayoría de las alumnas no sabe usar el notebook que obtuvieron gracias a la Beca TIC. Esto, ya que nadie les enseñó.

La especialista explica que «esto puede atribuirse también a que ellas consideran que el computador es lo mismo que un celular, pero más aparatoso: no es algo que puedan transportar fácilmente y la señal pocas veces funciona. Además, no tienen clases de computación con su laptop y, como este se queda en la casa, depende de que alguien de su entorno cercano las pueda ayudar y guiar en su utilización, que no es siempre el caso».

A juicio de Pavez, «muchas veces los estudiantes confunden que un computador es solo para el uso de la web, siendo que es mucho más. Excel, PowerPoint y Word son programas que no se pueden aprender por celular, o es más complejo, entonces es una oportunidad desperdiciada, pues más adelante les abre puertas educacionales y laborales. Las niñas no son las nativas digitales que la política pública cree».

En esta línea, Pavez advierte que es clave que los docentes incorporen en el currículum el uso del computador para tareas y actividades, además de incentivar su empleo con fines educacionales en los hogares. «Esto ayudaría mucho, los profesores son lo más importante”.

Lee el artículo en El Mercurio

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Psiquiatría deportiva: Especialistas explican la importancia de trabajar la salud mental de los deportistas

Vania Martínez, psiquiatra, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y directora de Imhay, afirma que la psiquiatría deportiva no ha tenido mayor desarrollo en Chile y que es fundamental su conocimiento, particularmente entre deportistas de alto rendimiento que también estudian. El trabajo de estos profesionales consiste en tratar los trastornos de salud mental de los deportistas de elite, así como promover el rol del deporte para prevenir trastornos y la salud mental de quienes practican deportes recreativos.

«El psiquiatra deportivo tiene un rol en el diagnóstico y un adecuado tratamiento, considerando todos los aspectos, como, por ejemplo, qué fármaco se pueden utilizar por los efectos secundarios o si van a hacer o no detectados en el dopping», explica la psiquiatra Vania Martínez

Chile hoy vive unos históricos Juegos Panamericanos Santiago, evento que ha centrado la atención del país y el continente en la práctica deportiva de alto rendimiento en múltiples disciplinas. Durante su desarrollo, hemos visto el entusiasmo de miles de chilenos por el deporte y, además, a miles de deportistas buscando sus mejores marcas. Su esfuerzo físico es enorme, pero también lo es el que hacen a nivel mental para sobrellevar la presión de conseguir alguna de las medallas en estas competencias.

Es por eso que, tanto como el trabajo físico, es importante el trabajo en salud mental de los deportistas. Sin embargo, la psiquiatría deportiva es un campo que no ha tenido mayor desarrollo en nuestro país, a diferencia de la psicología deportiva. Así lo plantea la académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), Vania Martínez, quien explica las diferencias entre estas dos disciplinas, una definición a la que se llegó en la International Society for Sports Psychiatry (Sociedad Internacional de Psiquiatría del Deporte), organización a la que fue invitada a participar.

“En este consenso, se determinó que el psiquiatra deportivo tiene tres áreas u objetivos en los cuales puede trabajar: uno es la salud mental y los trastornos de salud mental en personas que practican deportes de alta competición, deportes de élite, como son, por ejemplo, quienes están ahora participando en los Juegos Panamericanos. En segundo lugar, el deporte y el ejercicio en su rol para la prevención y el tratamiento de los trastornos mentales y, en tercer lugar, la salud mental y trastornos mentales que se ven en relación al deporte, pero en personas que practican deportes recreativos”, detalla la profesora Martínez.

En qué consiste el trabajo de los psiquiatras deportivos

En el caso de los deportes recreativos, Vania Martínez indica que «un psiquiatra deportivo podría tener un mayor énfasis, un mayor rol, indicando, por ejemplo, cómo hacer para que este deporte efectivamente tenga los efectos que esperamos”.

La psiquiatra relata que “en el mundo, desde finales de los 80, ha aparecido el término de psiquiatría deportiva. Sin embargo, no ha tenido igual desarrollo en los distintos países. Existe mayor desarrollo en países de Europa y en Norteamérica, y en Chile todavía no hay grupos de trabajo específicos en esta área de psiquiatría deportiva que, por ejemplo, pertenezcan a la sociedad científica más renombrada”. Enfatiza, de esta forma, que “el psiquiatra deportivo no existe en nuestro país como tal, existen psiquiatras generales que atiendan a deportistas de élite o que consideran elementos del deporte, la prevención y el tratamiento y también, específicamente, en trastornos de la conducta alimentaria o temas de adicciones que se relacionan con el deporte. Pero es muy necesario poder avanzar también a que haya un mayor conocimiento de esta disciplina”.

La profesional, que ha trabajado en esta materia junto al Comité Olímpico de Chile, aclara en estos términos cómo funciona un psiquiatra deportivo. Comenta el caso de la atleta Simone Biles, quien reconoció tener un problema de salud mental e interrumpió su participación en una competencia para priorizar su salud mental. En este sentido, Vania Martínez aclara que “es ahí donde el psiquiatra deportivo tiene un rol en el diagnóstico y un adecuado tratamiento, considerando todos los aspectos, como, por ejemplo, qué fármaco se pueden utilizar por los efectos secundarios o si van a hacer o no detectados en el dopping, también el coordinarse en tratamientos de terapia psicológica apoyando una recuperación de la salud mental”.

“Es importante considerar que las personas que participan de deportes de competición y de élite muchas veces parten muy precozmente con competencias, dejando de lado también etapas del desarrollo que son habituales, como -por ejemplo- ir a fiestas, perderse también ciertas actividades por tener que ir a competir fuera de Chile, empezar el desarrollo de una autonomía mucho más precozmente y, en ese sentido, también hay que considerar esto como un acompañamiento para las personas, niños, niñas y adolescentes, que participan en deportes de competición”, señala.

Un caso particular, además, son los deportistas de alto rendimiento que estudian. La Universidad de Chile cuenta con deportistas de elite que ingresan con cupos deportivos. En este ámbito, destaca la importancia de «desarrollar políticas y también crear un ambiente en el cual estas personas puedan conciliar adecuadamente los desafíos de ser un deportista, las competencias a las que tienen que asistir y también su desempeño académico. Deberíamos evitar, por ejemplo, que estas personas sean estigmatizadas y que sufran discriminación, al contrario, son personas que debieran merecer nuestro respeto y darles también un rol para promover el deporte en nuestro país”.

Cómo ayuda el deporte a la salud mental

La psiquiatría deportiva no solo es para tratar a quienes realizan deportes de alta competición, porque el deporte y el ejercicio ayudan a la prevención de trastornos mentales, pero “sin duda que un psiquiatra deportivo podría tener un mayor énfasis, un mayor rol, indicando, por ejemplo, cómo hacer para que este deporte efectivamente tenga los efectos que esperamos”. Añade, en esta línea, que “es bien conocido que el deporte, por ejemplo, aeróbico, con cierta frecuencia, cierta periodicidad, puede ayudar a disminuir síntomas de ansiedad y favorecer un estado de ánimo equilibrado”.

Por otra parte, la profesional plantea que “hay personas que practican deportes recreativos, pero que empiezan a desarrollar temáticas como adicción al deporte, al ejercicio o dismorfia muscular o dismorfia corporal. Las personas quieren verse excesivamente con mayor musculatura o trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia, bulimia, etc., o consumos de drogas para mejorar imagen y el rendimiento como esteroides, etc. Esos casos pueden ser manejados por psiquiatras generales, pero se requiere un mejor desarrollo o estarse entrenando y capacitando y trabajar en equipos interdisciplinarios para su abordaje”.

Fuente: Francisca Palma y Ma. Fca. Maldonado W., prensa Uchile.

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La frustración de la Generación Like

En un mundo cada vez más conectado, los “me gusta” se transforman en la divisa de cambio y en un símbolo de validación. en su nuevo libro, “Perfect: Feeling Judged on Social Media”, la investigadora inglesa Rosalind Gill explora los altibajos emocionales que produce el navegar entre amistades virtuales y las presiones del mundo real.

Entrevistado por Revista Ya, el psiquiatra e investigador principal del Núcleo Milenio Imhay, Dr. Jorge Gaete, plantea que la tecnología que utilizan los jóvenes está diseñada para que uno esté pendiente de la respuesta a una publicación. Y es que cuando es positiva, nuestro sistema de recompensa se activa con un impulso de energía, que se busca volver a sentir con cada publicación que se realiza.

“Una tecnología que se pensaba que acercaría a las personas, en realidad ha tenido un efecto contrario”, comenta en la publicación el Dr. Jorge Gaete, psiquiatra, académico de la UAndes e investigador principal del Núcleo Milenio Imhay.

Cada vez que se publica una foto en redes sociales hay dudas, es lo que reafirma la socióloga y profesora de Análisis Social y Cultural de City University de Londres, Rosalind Gil, en “Perfect: Feeling Judged on Social Media”, una investigación sobre las experiencias de jóvenes en estas aplicaciones. “Hay una presión para mostrar una vida perfecta: ser positiva, feliz, popular, estar en lugares geniales, sin importar cómo te sientas”, dice la autora del texto que aborda la ambigüedad que supone una tecnología diseñada para acercar a las personas, pero que cada vez plantea más preguntas sobre el cómo ser en el mundo, cómo relacionarse con otros y presentarse a sí mismos.

“Si publicas cómo te sientes en realidad, te arriesgas a que te acusen de que buscas atención, y si crees que no puedes ser tú misma aumenta el sentido de aislamiento, soledad y fracaso”, responde Rosalind Gill desde Inglaterra y agrega que en los últimos años, una de las grandes diferencias que se han dado gracias a las redes sociales es que existen redes de amistades mucho más extensas que antes, propiciadas por estos espacios digitales, pues permiten mantenerse en contacto con las personas que conocen en distintas etapas de su vida por largos periodos.

Según Statista, una plataforma online alemana especializada en recopilación y visualización de datos, las mujeres son las principales usuarias y generadoras de contenidos en redes sociales. En Chile, la realidad no es distinta. Los datos de este portal dicen que cerca de un 84,4% de la población interactúa en redes sociales, transformándolo en el segundo de Latinoamérica con mayor penetración de redes sociales en el día a día. Un dato importante es que un 52% está conformado por mujeres que buscan a través de ellas mantenerse en contacto con amigos y familiares.

El psiquiatra, académico de la Universidad de los Andes e investigador del Núcleo Milenio Imhay, Jorge Gaete, comenta que investigaciones, tanto de internet como de redes sociales, muestran que las interacciones presenciales han disminuido. “Una tecnología que se pensaba que acercaría a las personas, en realidad ha tenido un efecto contrario” y asegura que esto tiene otro efecto: “Una de las principales dificultades que vemos hoy en la población, especialmente las poblaciones jóvenes, adolescentes y adultos jóvenes, es una sensación de aumento de soledad”.

Según los datos registrados por la agencia estadounidense We Are Social en el informe “Digital 2023: Chile”, las redes sociales más utilizadas en el país son WhatsApp, Instagram y Facebook. Y dentro de ellas, Instagram es la red social que cuenta con el mayor tiempo de uso de una persona con más de cuatro horas diarias, esto conforme a lo señalado por la agencia chilena Jelly en una radiografía realizada a Instagram y TikTok publicada enero de 2023, debido a la diversidad de contenido y sus formatos más breves.

Jorge Gaete aclara: “Pareciera ser que el efecto es como una especie de U, es decir, los que tienen mejor salud mental, son aquellos que de alguna forma pueden involucrarse con el uso de redes sociales, pero que no están permanentemente en eso. Pero, por otro lado, tampoco pareciera ser tan buena cuando no hay interacción a través de este tipo de tecnologías”.

La forma de interactuar en las principales redes sociales puede medirse con indicadores como visualizaciones, “me gusta”, comentarios, compartidos, seguidores, menciones.

Para Jorge Gaete son números con los que algunos están atentos. Es una forma de pensar que, según el investigador Jorge Gaete, se debe al diseño de las redes sociales y la preocupación inherente a la naturaleza humana sobre cómo el resto nos percibe. “El diseño está haciendo uso de un elemento natural que tenemos nosotros, un circuito neuronal, pero aquí se está reforzando dos, tres veces”, remarca el investigador del Imhay y plantea que la tecnología que utilizan los jóvenes está diseñada para que uno esté pendiente de la respuesta a una publicación. Y es que cuando es positiva, nuestro sistema de recompensa se activa con un impulso de energía, que se busca volver a sentir con cada publicación que se realiza.

Para entender lo que ocurre con las redes sociales, el investigador Gaete cree que es necesario volver a la adolescencia y a uno de sus hitos a nivel psicológico: la diversificación del yo. Gaete lo explica: “Yo no cambio de personalidad, no soy otro con otra persona, sino que se empieza a producir una integración [de las distintas características], yo diría que desde los 16 hasta los 23 años, inclusive un poco más”. Para el especialista este proceso permite relacionarse con otros de una forma sana y balanceada, “pues se han integrado las fortalezas y debilidades de uno”.

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Columna de opinión: ¿Yo elijo mi PC?

En el diario El Mercurio de Antofagasta, la investigadora principal del Núcleo Milenio Imhay y académica de la Universidad de Los Andes, Dra. Isabel Pavez, comenta algunos de los resultados de su investigación que busca conocer cómo es la relación de estudiantes de zonas rurales con el mundo digital.

Dra. Isabel Pavez, académica del Centro de estudios de la Comunicación de la Universidad de los Andes e investigadora principal del Núcleo Milenio Imhay.

Los estudiantes rurales se encuentran invisibilizados en la discusión pública. Se habla de los escolares y los efectos de la pandemia o de los cierres de colegios y paros de profesores. Sin embargo, la discusión deja de lado matices relevantes más allá de lo socioeconómico. La ruralidad es uno de ellos.

Las diferencias no están solo dadas por las diversidades territoriales, sino también por las consecuencias sobre comunidades vulnerables que lidian con desafíos educacionales y emocionales desde 2020. Durante la pandemia, muchos docentes rurales fueron casa por casa, repartiendo cajas de alimentos y guías de trabajo, tratando de aclarar dudas y contener a sus alumnos.

Así cobró protagonismo una política pública de larga data: las Becas TIC, también llamadas Yo Elijo Mi PC. Se trata de computadores que incluyen 12 meses de internet gratuito que el Ministerio de Educación entrega a niños de séptimo básico de colegios públicos. En el papel, parece una política necesaria en un país en el que el acceso a dispositivos es prácticamente universal, pero donde una señal de internet estable no lo es, y las habilidades digitales escasean.

Una de las grandes interrogantes es qué ocurre una vez que los menores reciben el laptop, muchas veces el primero del hogar. Otra es cómo influye el contexto educacional y familiar en el uso del aparato, considerando que en promedio los niños en Chile obtienen su primer celular a los 12 años.

Los resultados de una reciente investigación con escolares rurales (Fondecyt N.11200039) muestran que el computador entregado tiene poco uso educacional y mucho uso recreacional. Los niños triplican a las niñas en acceso a videojuegos y redes sociales, tendencia que se invierte en la utilización para fines educacionales.

La mayoría de los participantes declaró que nadie les enseñó a usar el computador que recibieron o que el internet gratuito está licitado con compañías carentes de cobertura en sus comunidades. Tampoco los llevan al colegio: en algunos los prohíben y en otros corren el riesgo de ser robados. En algunos casos, los computadores son vendidos en ferias libres, para allegar un ingreso o porque no se les ve utilidad, ya que el celular cubre las que consideran sus necesidades comunicativas y recreativas. Las educacionales no son tema. Tampoco lo son para sus docentes, colegios y currículos.

¿Qué hacer? El desarrollo de contenidos educativos específicos es una opción para incentivar el uso de tecnologías entre los estudiantes. Pero lo más importante es no olvidar que ellos siguen siendo niños -no expertos digitales- que necesitan desarrollar habilidades y criterios para sacar mayor provecho a una herramienta que les permite ser parte de un mundo digitalizado. En otras palabras, elegir educar, elegir aprender y para eso, elegir su PC.

PorImhay

3er. simposio anual de investigación del suicidio: Abierta la convocatoria para envío de propuestas

El evento se llevará a cabo del 17 al 19 de abril de 2024. Tal como en años anteriores, este simposio será gratuito y se llevará a cabo de forma virtual. 

La organización del simposio de investigación del suicidio en conjunto con la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio (AFSP, por sus siglas en inglés) invitan a presentar trabajos de investigación en el área.

El evento será un espacio para presentar los resultados de investigaciones recientes, obtener información sobre los avances en la investigación del suicidio, promover prácticas inclusivas y equitativas en la investigación y prevención del suicidio, y establecer contactos, conectarse y construir una comunidad diversa con otros investigadores del suicidio en todas las disciplinas.

Se aceptarán propuestas de ponencias individuales, presentaciones de pósters, simposios/talleres y presentaciones de datos. Se invita especialmente a los investigadores jóvenes (estudiantes, ayudantes de investigación, posdoctorantes) y a quienes históricamente han tenido un acceso limitado a la investigación, así como a aquellos grupos de población infrarrepresentados, a que presenten sus propuestas.

Las propuestas serán revisadas por expertos en el área y se basarán en los siguientes criterios:

  1. Presencia de un modelo conceptual y/o una sólida base teórica.
  2. Calidad y apertura/transparencia de los métodos, enfoques y análisis.
  3. Claridad y relevancia de interpretaciones y conclusiones.
  4. Avanza significativamente el conocimiento científico y/o la prevención del suicidio.

Además de los criterios antes mencionados, también habrá especial interés en resúmenes que se ajusten a una o más de las siguientes áreas prioritarias:

  • Colaboración con socios comunitarios y/o juntas asesoras
  • Diversidad y representación
  • Enfoques científicos interdisciplinarios

La fecha límite para enviar presentaciones es el 9 de noviembre de 2023 a las 11:59 p.m. PDT.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL SIMPOSIO Y ENVÍO DE PROPUESTAS:

Descargar las instrucciones de envío de propuestas AQUÍ

Sitio web para envío de resúmenes: https://srs.societyconference.com/v2/